La salud mental antes que un sueldo alto: la generación Z busca cambiar las reglas del mundo laboral
Durante su primer día de trabajo, Marco López (22 años) se dio cuenta de que era el más joven de la oficina. También aprendió que lo que para él era normal –teletrabajar, tener un horario flexible o reciclar en el comedor– era algo que a sus compañeros mayores les costó interiorizar. “Aún recuerdo la cara que puso mi jefe la primera vez que le dije que no me podía quedar más para acabar una tarea. Ya había cumplido con mi horario, y lo que me pedía tampoco era urgente. Lo hice al día siguiente en cuanto me conecté desde casa y la empresa seguía en pie”, ironiza López.
Pertenece a la llamada “generación Z” –los nacidos entre 1995 y 2005–, conocida por ser nativos de las redes sociales y por expresarse e informarse a través de plataformas como TikTok. Durante la pandemia, estos veinteañeros se han sumado al mercado laboral, y los expertos aseguran que su ingreso en las oficinas ha cambiado las reglas del juego.
“Esta generación tiene exigencias diferentes, porque tienen conocimientos que les permiten aportar algo nuevo al mercado laboral. En algunos casos, hacen un trabajo que solo ellos pueden hacer, y esto le da un poder de negociación importante”, explica Elisa Barnett, encargada de talento y operaciones de Prosperity Digital, una empresa especializada en reclutamiento digital.
Barnett ha respondido a este periódico que, según la experiencia de su equipo tras cientos de entrevistas de trabajo para el sector tecnológico, los más jóvenes consiguen empezar con una ventaja sobre los demás. “Salen de la universidad y desde los primeros contratos tienen ya salarios que a lo mejor antes se tardaba años en conseguir. Simplemente porque desempeñan tareas que solo ellos son capaces de hacer”, añade.
Este es el caso de Elena Romero (25 años), que entró a trabajar en una empresa de software cuando aún estaba estudiando un máster en Comercio Internacional. Empezó con un sueldo de 30.000 euros anuales, además de las comisiones por las ventas, aunque asegura que si tuviera que buscar una nueva posición no aceptaría nada por debajo de los 35.000 euros. “Tenemos que mirar hacia arriba y no dejarnos estafar solo porque somos jóvenes. Estamos muy formados y esto hay que valorarlo”, afirma la joven, que además habla perfectamente tres idiomas.
Sin embargo, el sueldo no es el factor más importante para esta generación. Según el estudio 'Nuevas tendencias laborales' realizado por Amazon en colaboración con Ipsos, los jóvenes de 18 a 24 años son precisamente quienes menos importancia le dan al salario a la hora de decantarse por un puesto de trabajo. “Esto contrasta con generaciones anteriores, que tienen una visión más utilitarista del trabajo y para los que el salario es más relevante”, han explicado desde la empresa a elDiario.es.
Posibilidad de seguir aprendiendo
“Yo creo que mi sueldo se adapta a mis necesidades y a la experiencia que tengo”, reconoce Pauli González (21 años), que trabaja en el departamento de comunicación de una empresa en Santiago de Compostela. “En este momento, lo que más valoro es aprender y tener más responsabilidades. Aspiro a que todo vaya bien y que pueda crecer en el sitio donde estoy”, añade.
La posibilidad de crecimiento y de seguir formándose es probablemente el factor que más peso tiene para los también llamados centennials. Barnett destaca que se trata de una generación con “hambre” de conocimiento. “Cuando entrevisto a los candidatos, siempre me preguntan qué es lo que van a aprender, si se ofrece formación y si se van a poder ocupar de varias tareas. Valoran mucho las oportunidades que la empresa le puede dar en este sentido”, detalla.
Así también lo corroboran los resultados del informe 'Deloitte Global 2022 Gen Z & Millennial Survey', que destacan que las oportunidades de aprendizaje o la posibilidad de crecer y progresar son prioridades para los jóvenes a la hora de elegir una carrera. “La realidad es que, aun siendo un valor muy importante para los más jóvenes, el sueldo no es el primordial. Por supuesto que las expectativas económicas son relevantes, pero no son las únicas y, en la mayoría de los casos, son incluso menos relevantes que las posibilidades de conciliación, la flexibilidad y el propósito social”, responde Rocío Abella, socia de Consultoría de Human Capital de Deloitte.
Alicia Fortanet (26 años) trabaja en un medio de comunicación y asegura que a pesar de las ambiciones que pueda tener para el futuro de su carrera, no aceptaría en ningún caso estar en un ambiente en el que no se sintiese valorada. “Para mí lo que más peso tiene es trabajar en algo que me permita crecer profesionalmente, encontrar un buen ambiente laboral y un sueldo acorde a mi experiencia”, afirma.
Al mismo tiempo, los centennials aprecian el reconocimiento que se da su trabajo dentro de la empresa. “Buscan personas de referencia que puedan brindar apoyo, confianza y que sean capaces de escucharlos. Una figura de mentor, más que de jefe”, explica un portavoz del equipo de recursos humanos de Mapfre. “Sin embargo, también se trata de una generación muy competitiva, que necesita un feedback rápido. No están acostumbrados a esperar. Necesitan compararse y tienen unas expectativas claras de cómo lograr el éxito”.
Teletrabajo y salud mental
El factor en el que todos los entrevistados y especialistas han coincidido es la importancia del teletrabajo. Para Christina Thykjaer (25 años), una especialista en comunicación corporativa, la posibilidad de trabajar en casa durante algunos días de la semana es fundamental para su salud mental. “Me da a veces un pequeño respiro en el día a día. Creo que muchos lo necesitamos para funcionar bien mentalmente”, señala.
Romeo añade que ni siquiera consideraría un empleo que no permita al menos un modelo híbrido. “Me parece que es lo más antiguo del mundo no poder teletrabajar en un empleo de oficina. Para mí es superimportante tener la elección, a pesar de que me gusta mucho ver a la gente y salir por las mañanas. Sin embargo, valoro de vez en cuando poder quedarme en casa y tener esa flexibilidad”, remata.
Desde Prosperity Digital explican que los jóvenes valoran mucho la posibilidad de conciliar el empleo con la vida persona, incluso si aún no han formado una familia y no tienen responsabilidades con otras personas, como pueden ser los hijos. “La idea de entrar a las nueve de la mañana y salir a las seis de la tarde es una algo inconcebible para ellos. Quieren equilibrio y flexibilidad, y si el trabajo no se los concede, están dispuestos a dejarlo y buscarse otro”, afirma Barnett.
Tampoco la posibilidad de dejar un empleo antes de haber encontrado otro asusta a los centennials. De hecho, solamente el 27% de ellos se proyecta a largo plazo en sus empleos actuales, según el informe Deloitte. Para los millenials –la generación que ha vivido dos crisis económicas– el porcentaje asciende hasta el 37%.
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