Un resumen semanal de política internacional a cargo de nuestro responsable del área de Mundo, Alfredo Grieco y Bavio. Serán diez puntos geográficos para pensar nuestro presente cada vez. Vías de acceso a una realidad que excede por mucho las fronteras de la Argentina.
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Últimos días poscoloniales en el Mundial (y en el Perú)
Hasta 1971, Qatar era un protectorado británico. La sede de la Copa FIFA 2022 es escenario y drama que expone y espectaculariza los conflictos de una descolonización africana y americana incompleta
17 de diciembre de 202208:41 h
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Un agudo lector crítico boliviano nos ha escrito en la semana desde el Alto Perú colonial, hoy Estado Plurinacional: “Espero que el próximo número de tu interesantísima Newsletter dé cuenta de la final Argentina-Marruecos, en la cual habrá triunfado la Cruz sobre la Media Luna”. No rebajaremos a lágrima o reproche la magnífica ironía de nuestro corresponsal, inmune a la contingente victoria francesa en las Semifinales de la Copa FIFA. El revés marroquí ilumina el cuadro con una luz más cruel, pero menos engañosa. Nada disimula del entramado poscolonial, todo lo visibiliza el Mundial 2022. Qatar ganó su independencia del Imperio Británico en 1971, el año del golpe de Estado en Bolivia con que se inauguraba una década de dictaduras derechistas sudamericanas, los tiempos del Gobierno Revolucionario de las FFAA en Perú, y el final de los 'Treinta Gloriosos', las tres décadas de posguerra cuando Europa había crecido gracias al trabajo migrante barato y el petróleo árabe barato.
Desarrollado con una normalidad imperceptible, como querían las autoridades qataríes, el Mundial 2022 ha sido también el más ‘poscolonial’ del último medio siglo, como sugería nuestro corresponsal. Son las paradojas del proceso de descolonización europea y occidental las que, lejos de esconder, esta cita de la Copa de la FIFA ha exhibido en primer plano, y en algunas de ellas, y en algunos escenarios paralelos, se detiene esta entrega de El mundo es azul como una naranja, la Newsletter Semanal de Política Internacional de elDiarioAR, que este tercer jueves del último mes de 2022, año del centenario de la novela Ulysses del astuto irlandés exiliado James Joyce y del poema Trilce del peruano César Vallejo muerto en París con aguacero, les ha llegado por correo electrónico a quienes se han suscrito, y que hoy publicamos en elDiarioAR aquí y así.
1. Argentina-Marruecos, o el desenlace odioso que evitó la Final Sur-Sur que no fue
Al sabor amoroso de la fruta mordida, de la logro consumado de un Messi goleador de la Selección marroquí, habría seguido sin demora un regusto indeseado, un dulzor metálico. Después de vencer a Holanda (como decíamos en 1978), a Alemania (como llamábamos en 1986 a la República Federal con capital en Bonn), ganar la Argentina el tercer título de Campeón derrotando a Marruecos habría resultado una consagración plena pero una satisfacción menos entera, grata, completa, sin sombra.
Según el ranking de desarrollo humano de la ONU, la Argentina bicentenaria ocupa el lugar 47; el Reino de Marruecos, con 37 millones de habitantes, el lugar 123, más bajo que cualquier país sudamericano. La historia marroquí es más larga que la argentina, pero el país africano entró en la ONU (y la FIFA) después que el sudamericano. Su independencia data de 1956: es 140 años posterior a la proclamada por el Congreso reunido en San Miguel de Tucumán. Era del imperialismo español y del francés que se liberaba: hasta entonces, Marruecos había sido súbdito colonial -técnicamente, 'protectorado'- bajo la doble autoridad de Madrid y París.
2. El imperio de los signos sin imperio
Las victorias de Marruecos parecieron una revancha jubllosa, una insurgencia que supo mantenerse invicta, y como tales fueron vividos triunfos y promociones, mientras duraron y siguieron en carrera, por las masas y muchedumbres de marroquíes y simpatizantes afines entre la población trabajadora migrante que se manifestó con osadía en Europa, merecedora de una represión, en España, Francia, Países Bajos, Alemania proporcional al tamaño de su esperanza antes que a la conjetura de daños y peligros.
En Italia, un país fuori dalla Coppa, en general fue bien recibido el bullicio, aun en Milán, y las teleaudiencias hinchaban, en el país del Papa argentino, por la Media Luna marrón y maghrebina contra el azul ultra alpino de Macron y Mbappé.
3. Árabes y africanos silban a la Marsellesa...
En la ciudad qatarí de Jor, la Selección masculina de Fútbol de la Monarquía sunita de Marruecos fue derrotada por el equipo de una República Laica, el país norteafricano quedó fuera de carrera mundialista por los dos goles de la potencia imperial europea de la que fue súbdito colonial hasta 1956- En el estadio de Al Bayt, la mayoría de una hinchada pro-marroquí de 50 mil voces silbó la Marsellesa, el himno revolucionario francés.
Derrotado Marruecos 2-0 por Francia, sin siquiera un gol propio del perdedor. Pero había sido la primera vez que un país africano llegaba tan lejos, y tan alto, en un Mundial de la FIFA.
En su libro sobre el fútbol en África subsahariana, Michael Murphy reconstruye la historia económica, política y social de la implatación francobritánica del fútbol en sus dominios ecuatoriales, tropicales y subtropicales. “Este deporte de escuadra -escribe este politólogo norteamericano de la Queen’s University- fue introducido sin tardanza por las potencias imperialistas en sus colonias asiáticas y africanas. En una tentativa planificada de estructurada gestión administrativa, los torneos y competencias jugaban su partida para contribuir al orden y la disciplina de poblaciones dominadas pero adoctrinadas en el ideal del fair play”.
4. ...y la Argentina desafía a Francia
El duelo Sur-Sur no será, porque la mejor Final es Sur-Norte, menos atípica, nunca saldada. Después de vencer a la Selección de la muy católica y muy nudista Croacia, Argentina no enfrentará a musulmanes ni africanos ni árabes ni pobres ni recién llegados ni cebras. En el estadio Lusail la Selección argetina enfrentará a la de la Primogénita de la Iglesia, a la primera nación bárbara convertida al catolicismo sin CBC de herejías intermedias, a la heredera del rey franco Clovis desnudo en su bautizo en Chartres, a la Francia que guillotinó a su rey para culminar en República, Imperio, y potencia nuclear permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Francia-Argentina es una lid sin efectos ideológicos colaterales a simple vista. Virgen de Luján contra Virgen de Lourdes, República contra República, París del Plata contra París del Sena, el país que votó dos veces a Macron contra el que casi vota dos veces a Macri. En la cancha del domingo 18, dentro del estadio Lusail con plateas in situ para Macron y para Macri, se verá una Final análoga, en cuanto a la geopolítica de los países cuyas Selecciones jugarán por la Copa, a la de Brasil 2014. Argentina enfrenta al equipo de la otra locomotora de la Unión Europea (UE). Si hay un Goliat, es Francia.
Sólo que no es así, sólo que Cristina ganó tres elecciones en una fórmula presidencial y Marine ninguna, sólo que el duelo Messi Mbappé es París (SG) contra París (SG), dos jugadores comprados y fichados por un (mismo) club qatarí que juegan en un estadio qatarí en un mundial Qatar 2022, líderes de dos Selecciones que disputan la Copa del Mundo de una FiFA cuyo presidente es un residente y refugiado en suelo qatarí.
5. Fútbol, ¿el futuro es nuestro por pura prepotencia de trabajo?
Cada cuatro años, el Sur global puede desafiar al Norte, y seducir, victorioso o no en la Final de cada Copa FIFA, con un atractivo y sex-appeal masculinos tan únicos en sus figuras estelares como colectivamente propios. ¿Quién puede en Frankfurt o Londres o Bruselas concluir la disfuncionalidad social argentina en una sentencia creíble, con el juego en Qatar en cada pantalla?
“Hay que romperse los ojos -escribe Catherine Osborn en Foreign Policy- para distinguir esos rasgos de estilo propios, inconfundibles, que los diferencian del estilo europeo. Una visión y un conjunto sistemático de características, que los jugadores de una Selección como la masculina argentina retienen. Un instrumento, al servicio de ese enfoque, que perfeccionaron y afianzaron a pesar de jugar en el extranjero durante los años prósperos y transatlánticos de sus carreras profesionales. Cada vez más difícil, esta tarea, porque el mercado de jugadores es un ámbito donde la globalizazación” no ha sufrido con la pandemia.
6. Fútbol, o Europa Europa
El beautiful game es el deporte profesional más europeo, no sólo por excluir a EEUU y a la India, las dos democracias más pobladas del mundo. Europa es la tierra de promisión de cada jugador, porque Ios equipos europeos son los más ricos y competitivos. Aspiración carrerista, pero también ‘identitaria’. Integran las Selecciones nacionales talentos nacidos lejos del país que representan, que se ‘naturalizan’.
En el Washington Postescribe Kevin B. Blackistone, “Me dolió ver el gesto de disculpa del suizo Breel Embolo después de haberle hecho un gol a su país natal, Camerún”. Pero, ¿es un ‘mal suizo’, Embolo? ¿Es una renuncia, o una conquista, su ciudadanía helvética? ¿Es menos francés Kylian Mbappé, nacido en l’Île-de-France de familia originaria del Camerún y de Argelia?
7. Negligencia benevolente con las dictaduras, o no podemos ser inhospitalarios en esta tierra baldía
Entre los centenarios de 2022 estuvo el largo poema The Waste Land (La Tierra Baldía), del premio Nobel anglocatólico, angloamericano, antisemita T.S.Eliot. Joe Biden y su secretario de Estado, Anthony Blinken, de familia judía y cuyo padrastro es un sobreviviente del Holocausto, se ocuparon de que la Cumbre Africana fuera menos inhospitalaria para gobernantes de antes impugnadas credenciales legítimas. No había sido un éxito la anterior Cumbre de las Américas losangelina con su dominó de exclusiones, solidaridades, y ausentes con aviso, pero con un conspicuo Jair Bolsonaro.
Activistas y legisladores no vieron con buenos ojos, sin embargo, algunos nombres entre los 50 jefes de Estado y de Gobierno que concurrieron. La Casa Blanca reafirmó la importancia suprema del diálogo, esta vez, sin exclusiones. Blinken se encontró el miércoles con el general egipcio golpista Al Sisi, presidente de facto de su país, y ha dicho que existen notables progresos en El Cairo en cuanto toca a DDHH. El presidente egipcio también había sido figura de relieve en la apertura del Mundial qatarí.
Al modus operandi de la administración demócrata de Washington no puede reprochársele ceguera: sus competidores de Moscú y de Pekín actúan en África sin inmiscuirse en la política electoral y de DDHH local y regional.
8. De ti se narra una fábula, Dilma, perdón, Dina
Con una pasión, o impasibilidad, sin descontentos, la destitución y cárcel del presidente peruano Pedro Castillo ha sido narrada por los medios y la clase política limeña, con un eco sin interferencia acústica en Occidente, como una historia anticipada, conocida, y cerrada. Si el presidente del Perú disolvía el Congreso, era un autogolpe, porque Alberto Fujimori había disuelto el Congreso en abril 1992, cuando la Constitución de 1979 no preveía esta facultad, había sido autogolpe. Que desde 1993 la Constitución autorizaba la disolución en determinadas, precisas, circunstancias cumplidas, no era recordado. Los errores jurídicos de procedemiento, forma, lenguaje de Castillo invalidaban su decreto, pero no lo transmutaban en Golpe, que sin uso y ejercicio de la fuerza, es delito imposible. Nardie recordó a Martín Vizcarra, un presidente que en 2019 disolvió el Congreso, invocando la Norma suprema de 1993, después de que se le negara dos veces a su gobierno la confianza. El Tribunal Constitucional confirmó la legalidad y legitimidad del proceder; para que no se repitiera, el Congreso redefinió qué es 'confianza', y se reservó el derecho de calificar en cada caso si lo es, o no, una moción que presenta el Ejecutivo, y en decidir si cuando se la rechaza, también se la niega.
En las clases políticas, en el Congreso, donde sólo 6 de 130 congresistas votaron a favor de Pedro Castillo, cundió un espíritu de Hora Cero, de ‘Al fin solos’. No preveían que el apoyo popular por el presidente depuesto pudiera existir, resistir. Que murieran defendiéndolo una decena de personas. Que la primera presidenta mujer de Perú declarara el estado de emergencia por 30 días, llamara a las FFAA a ocuparse de la Seguridad interior, desbloquear calles, caminos y rutas.
9. Alturas de Machu Picchu, o la atroz maraña de las selvas perdidas
Pasados están los días en que turistas occidentales eran asediados o acosados en Luxor o en otras faraónicas destinaciones turísticas nilóticas. El general Al Sisi puso fin a esos peligros. Y yendo más allá, busca construir un soft power egipcio arqueológico, con el Egipto preislámico (pero precristiano). Aprovecha así este año 2022 el centenario del descubrimiento de la más intacta de las tumbas faraónicas, la del veinteañero Tutankamón, con la construcción de un mega museo in situ.
En cambio, las perturbaciones llegaron inesperadas para el turismo en el mejor conceptuado de los países americanos por las empresas calificadoras de riesgos. Esta semana, centenares de turistas extranjeros quedaron bloqueados en la zona arqueológica andina de Machu Picchu, porque se interrumpió el servicio ferroviario que une el área de la ciudadela inca entre valles y selvas y la ciudad de Cuzco. Otra consecuencia impensada de la ‘hora cero’ del presidente izquierdista, apresado, acusado de rebelión y sedición por la Procuración, que pide 18 meses de cárcel como pena.
10. Del África todavía oscura al Brasil todavía blanco
Con Luiz Inácio Lula da Silva, la izquierda del Partido de los Trabajadores regresa al poder en Brasilia. El primer presidente obrero brasileño anunció para su tercer mandato un “gobierno diverso como la sociedad de Brasil”. Faltan nombramientos. Hasta ahora sólo conocemos cinco cargos clave: Economía, Defensa, Justicia, Relaciones Exteriores y Jefatura de Gabinete. Todos fidelísimos, todos varones, todos blancos. “Pronto habrá mujeres y afrodescendientes”, advirtió Lula.
AGB
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