Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Punto de Encuentro es un espacio de Amnistía Internacional para amplificar las voces y miradas de periodistas, comunicadoras y fotógrafas que trabajan en temas relacionados con mujeres y disidencias.

En un contexto de violencia creciente contra activistas de derechos humanos y ante la reducción de estas agendas en muchos medios masivos de comunicación, Amnistía Internacional y elDiarioAR se unen para dar un espacio destacado a contenido federal e inclusivo. 

El rol de periodistas feministas ha sido clave en los avances de los últimos años y el ejercicio profesional riguroso y libre es clave para garantizar esas conquistas que son para toda la sociedad. 

Punto de Encuentro pretende ser precisamente un espacio de coincidencia, pero también de debate constructivo. Porque no se puede ser feminista en soledad.

“Euforia de género”: un nuevo término para definir la alegría de ser

Daniela Ruiz, activista, actriz y dramaturga trans. “Nos ponen en un lugar de inferioridad y yo me siento superadora en todo”.

0

Esta nota es el producto de varias conversaciones en las cuales mencioné “euforia de género” y recibí la corrección más o menos amorosa: “¿No querrás decir disforia?”

La disforia, ese malestar que puede sentir una persona travesti, trans o no binarie (TTNB+) cuando su vivencia no acompaña su identidad de género, es un término bastante arraigado. Convive con la narrativa habitual de una persona afligida por haber nacido en el “cuerpo equivocado”. Pero hasta ahora no se hablaba de su antónimo. De ahí nace una búsqueda inicial por la euforia de género: su definición, su importancia, su uso y más importante, el contexto argentino.

“Todos los colores”

“Es maravilloso. No te imaginás. Poder discernir, poder entender, poder comprender, saber que tu energía fluye y emerge desde otro lado, desde otro vínculo, desde tu identidad en la cual estás segura y que te sentís bien, podés abrir las batallas, estar en vos misma y en tu eje”, dice Daniela Ruiz, actriz, directora de teatro y activista travesti en “Siete Colores Diversidad”. “Quizás en la cotidianidad tenés problemas como todos los seres humanos pero hay algo de tu identidad que te hace ver mucho más allá. Y ves un horizonte mucho más superador y no hay barreras que te detengan. Creo que es visibilizar y poder mostrarme con todos los colores ante el sol y abrir mis alas”.

Ruiz nació en Salta y dice que siempre supo nombrarse Daniela. Hoy una dramaturga y activista premiada, cuenta como siempre se construye con la comunidad, como la lucha y furia travesti son integrales a su felicidad: “Somos un cuerpo activo de irrupción, ante un sistema que muchas veces se nos pone en lugar de inferioridad ¿no? Cuando realmente no me veo por ahí. Yo creo que somos superadoras de todo y creo que desde este lugar está mi sonrisa, mi alegría y disfrute”.

Para Armando A. Bruno, drag king y licenciado en Artes Visuales y artista visual, la euforia, como toda emoción, “dura un momento”. Por más que el término se use mayormente por las personas trans, cree que existe para todas las personas aunque “en las personas cis está menos reconocido como zanahoria que se persigue”.

Cuando hablamos de género, entendemos que todas las personas habitamos en el espectro de la identidad de género y la expresión de género. Cuando nos descubrimos y vamos conociendo, el posibilitarnos habitar una expresión nos puede dar esta felicidad intensa”, dice. “Me pregunto si cabe reflexionar sobre las diferencias (si las hay) de descubrir que algo a une le gusta de sí cuando se encuentra con otre y en otres, o si simplemente tiene que ver con quien une ve en el reflejo de un espejo, en la búsqueda constante de satisfacer en la individualidad”.

La alegría, una trinchera

Cuando María Belén Correa, fundadora y directora del Archivo de la Memoria Trans, mira los registros fotográficos en el catálogo ve que “la búsqueda de esa felicidad se va marcando muy parecida en las distintas décadas”. Se trata de un archivo colectivo que reúne más de 600 imágenes del pasado reciente, pero muchas veces oculto. 

“Es la primera vez que escucho ‘euforia de género’ pero en cuanto a la alegría y la celebración, es la misma que podés encontrar en personas que pasaron por distintos tipos de tortura. En los peores momentos vos tenés ese escape que es la celebración”, cuenta Correa desde Berlín, donde vive hace algunos años. “Siempre está esa celebración de estar juntas, estar vivas. Puede cambiar el contexto y puede cambiar el paradigma o con lo poco que te podés conformar, pero creo que lo que se celebra es el estar juntas, desde la perspectiva de haber pasado por lo mismo: un rechazo familiar, social, escolar”.

La capacidad de sobreponerse a la tragedia está presente hasta el final. Dice Correa: “Los velorios travestis también tienen esa cuestión: se lamentan la primera hora, pero después se ponen a charlar, se ponen a reír y escuchar música y recordar los buenos momentos: no son unos velorios típicos argentinos”.

Un elemento clave que surge entonces de inmediato al hablar de la alegría TTNB+ es la comunidad: no hay forma de habitarla sin ese apoyo clave que para Correa y Bruno está disminuyendo.  

Ser comunidad

“Tener leyes escritas que digan de que en el momento que se te ve sos sujeta a ser arrestada es algo que la generación que tiene 20-30 años no se puede imaginar”, dice Correa.. Habla del pasado reciente de persecuciones muy posteriores al retorno democrático. De edictos policiales y violencia previos a la sanción de la Ley de Identidad de Género en 2012. “La única forma de sobrevivir era estar en comunidad y salvarse entre todas. Hoy existe un individualismo en la juventud que llama la atención de que las que somos mayores de 50 y seguimos manteniendo esa red de contención entre todas”. 

Según Bruno, cofundador del concurso Carrera de Reyes y padre de House of Knights, la comunidad actualmente no parece manejarse como tal porque “no le interesa construir comunidad, sino individualismos”. Asegura: “Pareciera que buscamos las diferencias para separarnos. No sé si es una búsqueda consciente o es esta maquinaria actual de las redes en las que tanto engagement genera una publicación que cuente las diferentes tipo de identidades y especificidades que hace que a veces pareciéramos analizarnos hasta rozar la deshumanización”.

El peligro de la patologización

Correa y Ruiz rechazan absolutamente el término disforia como herramienta de violencia que nace fuera de la Argentina, desvinculada de la comunidad, y miran con algo de resguardo su antónimo.

“Somos mucho más de lo que se nos quiere imponer y a la vez violentar. Porque muchas veces dicen algo como ‘En tal lugar vamos a utilizar la euforia de género de las, les y los trans porque no hay historia’. Bueno, acá tenemos historia, ¿por qué no vienen para acá, construyen un poco más y se lo llevan para allá?” pregunta Ruiz. “Si no siempre caemos en lo mismo de que nos dicen lo que tenemos que ser y es una falta de respeto. Extraen, extraen, extraen y ese extractivismo no está pensado para nosotras”.

Por más que la disforia resulte útil para algunas personas TTNB+ para describir sus experiencias, como término se ha impuesto históricamente para patologizar la transición. Está incluído dentro del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (conocido coloquialmente como DSM-5 en inglés) y se han desarrollado recomendaciones médicas que obstaculizan el acceso a intervenciones de afirmación de género claves. Al ser codificada como trastorno, en varios países se exige un diagnóstico formal de disforia al momento de buscar esas terapias claves. Por más que en Argentina no exista esa obligación a nivel institucional por la Ley de Identidad de Género (Ley 26.743), esta práctica se replica en consultorios nacionales, entre otras barreras estigmatizantes que existen dentro del sistema de salud.

“Euforia y disforia emergen, creo, de la forma particular que entendemos al género en Norteamérica y la medicina occidental. Muchas veces para acceder servicios de salud que afirmen tu identidad de género necesitás interpretar el rol de tener mucha disforia y malestar por tu cuerpo”, dice Kai Jacobsen, sociologue e investigadore de euforia de género en la Universidad de Carleton en Canadá. “No quiero que estudiar la euforia de género se convierta en una necesidad de actuar y justificar lo contente que estás por haber recibido ese cuidado necesario”.

Jacobsen explica que tampoco se ha prestado atención a la euforia de género en el mundo angloparlante. Igual que en los medios, su presencia como objeto de estudio en la Academia es escueta, a diferencia de la disforia que como fenómeno está bastante estudiado. Su estudio “Moviendo de Disforia de Género a Euforia de Género: Experiencias Trans de Emociones Positivas de Género” que escribió con Aaron Davor en 2022 es de los pocos ejemplos de análisis de euforia de género desde la primera vez que apareció el término en los años 70. Para elle, bosquejar una definición podría ser una forma intracomunitaria de reivindicar la felicidad TTNB+ y, en su rubro particular, hacerle frente a la disforia tan protagónica.

La lupa en nosotres

Históricamente somos una minoría sobre-investigada por personas que están por fuera de nuestra comunidad y no hemos podido controlar los estudios que se hacen sobre nosotres”, cuenta Jacobsen. “Es un fenómeno bastante reciente que nos empiecen a reconocer como expertes de nuestras propias experiencias. Como investigadores trans que vivimos esto como parte de la comunidad, estamos muy conscientes de cómo nuestras investigaciones pueden ser usadas en nuestra contra”.

Para Jacobsen el uso cotidiano del término “euforia de género” fue creciendo a medida en que la comunidad TTNB+ se conectó más por redes sociales, con la alegría TTNB+ empezando a calar más hondo en los últimos años a medida en que se hace más visible la comunidad en general.

Humor en la oscuridad 

“La risa es euforia para mí. Para mí la risa es completamente eufórica, un momento de adrenalina muy fuerte, muy hermoso que no me pasa con todo”, dice Theodoro Taccone. “Haberlo podido llevarlo a mi identidad y al proyecto que tengo y que gesto todo el tiempo es euforia pura”.

Taccone es uno de los creadores de Mundillo Trans con su amigo Boris Brunori, un espacio de YouTube y redes que mezcla información confiable y reflexiones francas con registros de la vivencia trans que desbordan con humor ácido. Hace unas semanas perdieron cientos de seguidores por publicar una foto de su madre con la leyenda “Desde que mi nena se hizo tipo, me siento protegida”. Se trata de una serie de publicaciones irónicas que apuntan contra cuestiones reales de transicionar pero sin la solemnidad habitual. La razón: “Porque todo lo que yo he consumido de lo trans siempre es todo desde el bajón y me hinchó las pelotas”.

“No es que todo el tiempo niego, no es que no quiero tristeza, ni en pedo, siempre estoy re en una yo pero, por Dios, tenemos que tener tiempos de ocio,” reclama Taccone. “Creo que ese disfrute y ese goce hace que aparezca esa euforia. Te digo ‘Che, mirá, me siento más contento que antes, me animo a un montón de cosas, estoy con proyectos, la ropa que elijo me sienta muy cómoda’. Y hay gente que se reprime sentir eso como algo piola, porque todo el tiempo te están educando para que estés triste, para que te sientas mal.”

Derecho a la alegría

Jacobsen cuestiona también lo que describe como una “inundación” de literatura sobre lo difícil que es ser trans: al igual que Taccone, contiende que existen esos problemas duros pero “esas experiencias son creadas por la transfobia y la sociedad, no son una parte intrínseca de vos siendo trans”. 

“Eso es lo que le pasa al mundo cuando ve personas trans, travesti no binaries cagándose de risa: es la venganza máxima. La podemos pasar bien también”, dice Taccone. En cuanto al nuevo contexto político y el cambio de gobierno, preocupaciones compartidas por todes les entrevistades argentines, sentenció: “se re pica, es un montón, pero anímicamente no me va a sacar nada, no voy a permitir eso”.

Se trata de estar juntes. “Encontrarnos es una celebración. Volvemos a lo mismo, es todo un círculo”, dice Correa, resaltando nuevamente esos lazos fundamentales: el encuentro de por sí es el festejo sin importar el contexto. 

Y es que hablar de la euforia de género y la alegría TTNB+ aparece como irrupción contra la violencia social, con el humor como escudo alegre. Para Bruno ese humor es parte fundamental del drag, que rompe con estructuras y permite una expresión libre, mientras Ruiz lo describe como una tradición oral, un lunfardo travesti que nace desde los chistes internos y la historia compartida, planteando también que no es necesario explicar por qué nos reímos.

“Para cualquier persona que nos vea, no nos cuestionen tanto a nosotras porque realmente nosotras somos libres. Para repensar es que tomen ejemplo de esa risa de libertad”, reflexiona Ruiz. “Es parte de un proceso que es maravilloso y ojalá que todas las personas pudieran hacerlo porque nos encontraríamos y haríamos un mundo mucho mejor. Porque lo que hicieron y todavía hacen los que no han podido volar, no ha sido bueno hasta el día de hoy. Entonces ¿qué mejor que abrir las alas o ponerte unas alas para volar con las travestis para ver otro tipo de mirada y sonreír desde ese lugar? Creo que vamos a encontrar otro camino en el mundo”. 

Sobre este blog

Punto de Encuentro es un espacio de Amnistía Internacional para amplificar las voces y miradas de periodistas, comunicadoras y fotógrafas que trabajan en temas relacionados con mujeres y disidencias.

En un contexto de violencia creciente contra activistas de derechos humanos y ante la reducción de estas agendas en muchos medios masivos de comunicación, Amnistía Internacional y elDiarioAR se unen para dar un espacio destacado a contenido federal e inclusivo. 

El rol de periodistas feministas ha sido clave en los avances de los últimos años y el ejercicio profesional riguroso y libre es clave para garantizar esas conquistas que son para toda la sociedad. 

Punto de Encuentro pretende ser precisamente un espacio de coincidencia, pero también de debate constructivo. Porque no se puede ser feminista en soledad.

Etiquetas
stats