La inflación golpea más fuerte a los pobres: alimentos y servicios se encarecen más que el resto
El 124% de inflación interanual de 2023 no es igual para todos los rubros. Las canastas alimentaria y total (CBA y CBT), que son las que se toman para medir la pobreza y la indigencia, respectivamente, aumentaron más: 146% y 137%. Esto impacta directamente em la calidad de vida de los sectores de menores recursos para quienes las ayudas estatales, como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar, no son suficientes para mitigar el deterioro de sus ingresos.
Con el último dato de pobreza publicado por el INDEC es posible ver cómo a partir de la aceleración inflacionaria se han ido deteriorando los ingresos formales e informales arrojando, como consecuencia, un incremento en la indigencia y en la pobreza.
Según el organismo oficial, durante el primer semestre del 2023, 18 millones de personas han vivido bajo la línea de pobreza mientras que, dentro de este universo, existieron 4,3 millones de indigentes, es decir, que no llegan a cubrir un conjunto mínimo de requerimientos nutricionales.
Sin embargo, los datos de indigencia y de pobreza llegan hasta el 30 de junio del año corriente. Esto significa que, el incremento en la inflación provocado por la devaluación del dólar oficial durante el mes de agosto no está contemplado en dicha medición. Tan solo en ese mes, la inflación general fue de 12,4% mientras que en el segmento alimentos y bebidas no alcohólicas la escalada llegó al 15,6%.
Según un informe de la consultora Ecolatina, “el costo de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que muestra el ingreso necesario para que un individuo pueda acceder a un conjunto de alimentos que se consideran necesarios para ubicarse por encima de la línea de indigencia, subió 17% en agosto, 4,7 p.p. por encima de la inflación (+12,3% GBA), ubicándose en $42.262. Por su parte, la Canasta Básica Total (CBT), que indica el ingreso que un individuo debe tener para poder comprar una canasta de bienes y servicios que lo sitúen por encima de la línea de pobreza, mostró en agosto un aumento del 14,3%, superando a la inflación GBA por 2 p.p y situándose en $92.132. Asimismo, si comparamos la evolución interanual del IPC y de las canastas, veremos que tanto la CBA como la CBT también crecieron por encima de la inflación (+21,2 p.p. y +12,5 p.p. respectivamente)”.
El mismo informe señala que los precios de la hacienda en pie “tuvieron una suba promedio del 50% en agosto, luego de la devaluación post PASO”, lo cual generó un incremento del 30,2% e la carne vacuna en el Gran Buenos Aires. “Considerando que la carne es uno de los componentes con mayor incidencia en el costo de las canastas (que representa un 11% de la CBA), la fuerte suba de sus precios en agosto es uno de los factores que mejor explica el aumento de las canastas por encima del dato de inflación.”
La inflación interanual de la CBA entre agosto 2022 y 2023 fue de 146,4%, más de 20 p.p que la inflación general, mientras que la variación de la CBT fue del 137,7% durante el último año. Según el índice desarrollado por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCi), el rubro que más aumentó fue el de Frutas y Verduras (170%), almacén (160%) y carnes (154%)
El hecho de que las canastas básicas vengan creciendo por encima de la inflación significa que la inflación relativa de las personas más pobres es superior a la del resto de la población. Esto demuestra el carácter regresivo de este fenómeno. Si bien, en general, el incremento generalizado y sostenido de los precios —sin políticas públicas paliativas— deteriora el ingreso del conjunto, el mayor incremento en el precio de los alimentos y servicios básicos golpea —en mayor medida— a los sectores con menores recursos. A esto se le suma que el movimiento de los ingresos en la parte más baja de la distribución fue menos dinámico que en la parte del medio.
El no haber desarrollado políticas macroeconómicas que priorizaran el cuidado de los precios de los alimentos y demás servicios básicos ha generado una pauperización en la calidad de vida de los sectores populares que, históricamente, ha representado el peronismo. Si bien, Sergio Massa, durante los últimos días ha intentado paliar los efectos negativos a través de bonos, devolución de IVA y eliminación del impuesto a las ganancias, eso tiene como contrapartida una mayor cantidad de pesos en el mercado lo cual termina generando la presente corrida hacia el dólar y una suba de la inflación.
¿Cómo ha evolucionado la asistencia estatal en este contexto?
“En un contexto de aceleración inflacionaria caracterizado por aumentos en los precios de los alimentos, acceder a las necesidades medidas por las canastas se vuelve cada vez más difícil. Observamos que la Asignación Universal por Hijo (AUH), que tiene un valor de $13.861, cubre una proporción cada vez menor de la CBA: en agosto, sólo alcanzó a cubrir el 47% de las necesidades calóricas de un niño, en contraste al máximo del último tiempo, en diciembre de 2021, que con el bono de ANSES llegó a cubrir un 168% de la canasta” subrayó el informe de Ecolatina.
Ahora bien, si a la AUH se le suma la Tarjeta Alimentar, “se logra cubrir el 104% de la CBA de un niño (…) Todos los meses fue necesario un refuerzo a través de la Tarjeta Alimentar para lograr una cobertura completa de las necesidades alimentarias”.
En este sentido, Gonzalo Carrera, economista de la consultora Equilibra aseguró que “el gasto social destinado a los hogares más vulnerables no acompañó: en el primer semestre de 2023 descendió 7,4% en términos reales y 12,2% deflactado por la CBT”.
“La perspectiva para el presente semestre es dura: la inflación de alimentos y general la estimamos arriba de dos dígitos mensuales durante agosto-septiembre, lo que traerá un incremento significativo de la pobreza e indigencia que difícilmente se revierta en el corto plazo. Resulta difícil proyectar una estimación con la incertidumbre existente en lo que resta del semestre, pero seguramente se establezca por encima del 42%” agregó para finalizar.
IC/JJD
0