El dólar barato empieza a impactar en el campo, el turismo, la industria, el cine y el software
Corría diciembre de 1998 y el peso estaba casi tan sobrevalorado como hasta ahora, según el tipo de cambio real multilateral que elabora el Banco Central. Incluso ahora está un 1% más apreciado que entonces. Y al mes siguiente en Brasil el dólar saltó de 1,20 a 2 reales.
El peso, que estaba atado a la moneda norteamericana, se apreció de repente 14%. Arrancaron entonces tres años de éxodo de turistas y líneas de producción, desde autopartes hasta helados, de la Argentina a Brasil.
Esta semana no fue para tanto: el dólar saltó de 5,81 reales el martes a 6,02 el jueves para llegar a 6,10 durante el viernes antes de cerrar a 5,97. Antes de la nueva devaluación brasileña ya había turistas dejando de reservar en la costa atlántica bonaerense para planear sus próximas vacaciones en Brasil, mientras que en las góndolas de los supermercados argentinos ya se veían pan lactal, azúcar, conservas y productos de almacén.
Ahora tanto los operadores turísticos como los supermercadistas prevén que el proceso se profundice. La apreciación del peso no sólo afecta al turismo interno y la industria de la Argentina sino también al campo y la economía del conocimiento, desde el desarrollo de software hasta la producción audiovisual.
En las playas bonaerenses no ha habido tantas reservas para la temporada como en octubre y noviembre pasados como otros años. En las de Brasil se espera un aluvión albiceleste. “Durante las últimas semanas, casi un 50% de las búsquedas generales para viajar fuera de la Argentina han sido para este destino”, cuenta la gerenta general de Despegar Argentina, Paula Cristi.
“En el ranking de quienes eligen paquetes de viaje se encuentran Río de Janeiro, seguido de Florianópolis, Natal, Maceió y Recife. Además, notamos que Santiago de Chile es uno de los destinos más elegidos por los argentinos a nivel internacional, esto se debe principalmente al turismo de compras con un aumento del 100% en las búsquedas versus semanas anteriores. Mientras, las búsquedas de turistas extranjeros para visitar Argentina cayeron un 15%”, agrega Cristi.
Los datos del Instituto de Estadística (Indec) lo ratifican: en octubre, se redujo el ingreso de viajeros un 30% y se elevó la salida de paseantes argentinos al extranjero un 24%, con alzas del 31% a Brasil, el 98% a Chile y el 29% al resto de América, un concepto que excluye a los países limítrofes, EE UU y Canadá. “Punta Cana se posiciona como el destino favorito de quienes aprovechan la financiación en cuotas”, se refiere la gerenta general de Despegar a esa playa caribeña de la República Dominicana.
“En general, cuando hay ventajas competitivas en cuanto al tipo de cambio, la demanda se mueve muy rápido”, cuenta el director de la agencia de viajes Travel Services, Pablo Aperio. “La Argentina el año pasado era un país barato, regalado. Muchos chilenos, uruguayos y brasileños venían. A medida que fue pasando 2024, los precios se fueron incrementando producto de la inflación y los ajustes tarifarios y el dólar libre -en referencia al blue- se redujo hasta una brecha mínima con el oficial.
Por consiguiente, nuestro país pasó a ser un país caro. Por eso, los de países limítrofes no vienen más por esa ventaja de oportunidad sino que vienen los que querían conocer el país u otras motivaciones. En cambio, los argentinos que van a Brasil cambian su dólar por 6 reales, cuando a principios de 2024 eran menos de 5 (4,85). Y, a diferencia de la Argentina, los precios no aumentan por el dólar. Hoy te comprás más cervezas. Ojo que las tarifas de hoteles, traslados y aéreos están dolarizadas, pero vivir es más barato“, completa el análisis Aperio.
“Está habiendo más importación de (carne de) cerdo, tomates, vino y yerba mate”, advierte la presidenta de la Federación Agraria, Andrea Sarnari, y lo atribuye a la baja brecha cambiaria, las retenciones a la exportación y el encarecimiento de los insumos, tres factores que perjudican a la producción nacional. En cambio, su par de la Sociedad Rural, Nicolás Pino, responde: “No estoy en capacidad de decir que el dólar esté barato”. Pero la importación de carne porcina aumentó 477% interanual en agosto y septiembre, sobre todo de Brasil, con la bondiola como corte estrella. También llega pollo.
A su vez, comenzó a llegar tomate en lata de Italia y se habilitó la primera importación de tomates frescos de Paraguay después de 70 años. Las bodegas Peñaflor y Finca Las Moras han importado este año vino chileno a granel. Se abrió además la importación de yerba mate de Paraguay y Brasil, al tiempo que bajó a menos de la mitad lo que la industria le paga a los productores, concentrados en Misiones.
El fantasma de la migración de empresas
“Los productos 'made in Brazil' se hacen mucho más baratos para el resto del mundo y entonces van a preferir comprar ahi que en la Argentina”, comenta un analista de una de las principales corredoras de bolsa de la Argentina. “Se va a sentir más en las vacaciones, pero desde el lado de la producción se ve un poco más a mediano plazo”, añade.
En dos grandes bancos extranjeros, en general proclives al dólar barato porque facturan más y el día de mañana podrán girar más utilidades a su casa matriz, relativizan que el impacto sea significativo y prefieren esperar a ver dónde se acomodan las cotizaciones, más allá de las quejas actuales de algunos de sus clientes.
En la industria se siente con fuerza. En una de las multinacionales automotrices que más vehículos exportan desde la Argentina admiten: “Suben los costos en pesos, desde salarios, logística, energía hasta partes locales. Todo eso sube en pesos por la inflación y en dólares sube aún más”. Pero más allá del éxodo de autopartistas y plataformas de modelos entre 1999 y 2001 a Brasil, en esta empresa aclaran: “Vemos los negocios a largo plazo, no cambiamos planes por cambios de coyuntura tipo de cambio”.
O sea, debe consolidarse la tendencia para que se vayan líneas de producción, como ocurrió en aquellos años, cuando la Argentina llevaba con la convertibilidad desde 1991 y no estaba dispuesta a modificarla, mientras Brasil optaba por un real competitivo. El presidente ejecutivo de la Asociación de Fábricas de Componentes (AFAC), Juan Cantarella, ratifica la misma visión: “Aún no vemos impacto de la devaluación del real. En general dependemos de la competitividad más estructural, que es la que hay que mejorar, no del tipo de cambio que sube y baja todo el tiempo. En la industria automotriz no se cambia por un tema cambiario coyuntural, si por tendencias de mediano y largo plazo”.
Uno de los principales dirigentes de la Unión Industrial Argentina (UIA), que esta semana celebró su conferencia anual con el faltazo de presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, relata que la apreciación del peso desde mediados de 2024 para acá “está impactando mucho en las exportaciones, están perdiéndose clientes”.
Todavía no lo refleja el Indec: en octubre, las exportaciones de manufacturas de origen agropecuario a Brasil subieron 20% y las de origen industrial al mismo destino, 26%, en parte porque los empresarios argentinos buscan compensar en el socio mayor del Mercosur la contracción del mercado interno. Dentro de las importaciones desde cualquier origen, las totales aumentaron 4,9%, pero las de bienes de consumo subieron 18%, las de autos, 49% y las de maquinaria, 16%, lo que constituye una buena noticia porque significa inversión.
Donde sí impacta en la estadística es en la importación desde Brasil: creció ese mes 26%, mucho más que el 5% del total de las compras externas de la Argentina. Con la devaluación del real puede acelerarse. Así lo admiten en las cadenas de supermercados criollos: “Va a haber una fuerte incorporación de categorías en diferentes rubros porque es igual calidad a mucho menor precio”.
“Va a impactar sin dudas”, anticipa otro pope de la UIA. “No es un buen camino”, suma un colega suyo del comité ejecutivo de la entidad. Otro dirigente industrial pide esperar 60 o 90 días para ver el impacto. En Industriales Pymes Argentinos (IPA), el economista Federico Vaccarezza coincide: “Vamos a notar es en los próximos meses un desvio de comercio desde otros mercados hacia el aumento de las compras al mercado brasileño. El desbalance comercial se va a empezar a reflejar en los meses de noviembre, diciembre y enero, en particular en la balanza comercial por bienes y servicios. Sumado a la apertura de las importaciones, van a estimular a las empresas y particulares en comprar a este mercado, principalmente automóviles, maquinaria agrícola, textiles y calzado, insumos industriales, entre otros”.
Pero el ingeniero Miguel Ponce, experto en comercio exterior, advierte que en noviembre se ralentizaron las exportaciones de manufacturas de origen industrial, aunque aún no se difundió el dato del Indec. “Empieza a conversarse en muchos sectores la posibilidad de que pymes argentinas se deslocalicen para ubicarse en el sur de Brasil por cuestiones de aumento de costos argentinos, disminución de costos brasileños y todos los incentivos que dan allá para radicarse, desde deducciones impositivas estaduales y municipales hasta la política crediticia. La idea es abastecer el mercado argentino desde allá”, relata Ponce.
En la industria del juguete ya hace años dos empresas argentinas abrieron fábricas en el socio mayor del Mercosur: Calesita y Biemme. Pero el principal origen de las importaciones del rubro no es Brasil sino China. El gerente de relaciones institucionales de la cámara sectorial, Julián Benítez, admite que la apreciación del peso afecta las exportaciones de la industria argentina, que se ha ido especializando en bebotes, masas y juegos de playa, entre otros juguetes. “El principal desafio es que haya consumo y no haya sobreoferta, paracaidistas de la importación ante la apertura comercial. Somos competitivos y estamos listos para competir. No sólo dependemos del tipo de cambio sino de la logística y otros costos”, matiza Benítez.
“Con la apreciación del peso y la apertura de importaciones que vienen haciendo, algunas empresas me comentan que no les están cerrando los números de producción y les está siendo más barato importar. Por ejemplo, una fábrica de motos que ya está importando las motos terminadas”, cuenta Pedro Gaite, economista de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE). “Entre las ramas de mayor peso en el entramado industrial las más afectadas han sido la automotriz, la de minerales no metálicos (vidrio, arcilla, cemento, cal, yeso) y la de sustancias y productos químicos”, complementa Gaite.
La parálisis del cine y las dificultadas del software
La producción audiovisual también se muda de la Argentina. Sebastián Carreras es uno los socios de Cactus Cine, que produce películas, avisos publicitarios y piezas de televisión. Esta semana viaja a Montevideo porque la principal feria de cine de Latinoamérica, Ventana Sur, se mudó este año de Buenos Aires, donde se fundó en 2009, a la capital uruguaya. Se decidió a mediados de 2024, entre el ajuste de Milei al Instituto de Cine (Incaa) y la promoción que Uruguay viene haciendo de esta industria en los últimos años. Desde entonces se agregó que la Argentina se encareció tanto que hasta conviene filmar del otro lado del Río de la Plata. “Hay muchísimas producciones yéndose”, admite Carreras. “Y muchas que estaban por hacerse en la Argentina se paran”, agrega el cineasta y productor.
“Los presupuestos no tienen sentido”, admite la productora audiovisual Sol Miraglia. “Trabajo en una pequeña producción de documental con una americana y ajustó un montón por qué los precios de los gastos diarios no tenían nada que ver en relación a hace un semestre. Le aumentó mucho la producción acá. Se hizo muy caro todo: quizás honorarios, como siempre, desde afuera están OK, pero el gasto general no”, describe Miraglia.
La directora de cine Sandra Gugliotta, autora de “Un día de suerte”, lo ratifica: “Un país caro como este termina de destruir la producción porque el cine implica transporte, comidas, alquileres, honorarios, salarios. Venir a filmar acá es casi imposible porque el pasaje, por ejemplo, desde Europa es muy caro, el costo acá es mayor que en ciudades europeas y no tenemos incentivos fiscales para producciones extranjeras, como en España. Por eso este año prácticamente no ha habido rodajes ni los habrá el año próximo. Casi todo el sector está desocupado”. Gugliotta acaba de estrenar el documental “El proceso” sobre el juicio a los directivos de France Télécom (exaccionista de Telecom Argentina) por el acoso laboral que llevó al suicidio de varios empleados en Francia.
Argencon es una entidad que representa a exportadores de economía del conocimiento y tiene en su conducción ejecutivos de las tecnológicas Globant, IBM, Microsoft, Mercado Libre, Amazon e Invap, el banco JP Morgan, las consultoras EY, PwC y Accenture, el laboratorio Bagó, las petroleras Exxon Mobil y Chevron y el canal Telefé. En su reporte del segundo semestre de 2024, admite: “Un tipo de cambio más apreciado en promedio implica pensar la capacidad competitiva de nuestras exportaciones bajo un nuevo balance del costo/calidad de nuestra propuesta de valor”.
No obstante, la competitividad no se agota en el tipo de cambio. Será determinante observar dónde aterriza el nuevo equilibrio macroeconómico, que no sólo está dispuesto por el vector cambiario, sino por cómo los costos locales compiten con los de los países que componen el mercado global: aspectos impositivos, costo de financiamiento, impacto a la baja de los procesos de desregulación en costos, entre otros“.
En una reciente nota del diario Ámbito Financiero, el director ejecutivo de Argencon, Luis Galeazzi, reconoció: “Los salarios son el principal costo de producción que tenemos en el sector. Normalmente las exportaciones que tienen baja calidad profesional se negocian por precio. En este caso, gana el que tiene mejor valor porque la calidad es casi indiferente, entonces en ese juego tener un dólar atrasado y costos más caros en dólares, te saca del partido. Si esta política económica resulta en una estabilidad con el dólar, esta economía conviene. Aunque te obliga como empresa a que te adaptes y revises tu propuesta de valor, así como tus productos, servicios y mercados. Si este es el precio que hay que pagar para una estabilidad cambiaria, hay muchas empresas a las que va a beneficiar , desde el punto de vista de una mayor posibilidad de exportación y disposición de dólares, y también a los trabajadores”.
En ese contexto, se comprende que EY tomará 1.000 profesionales en la Argentina, entre contadores y otros expertos, para atender a clientes de EE UU, donde el salario es el triple, pero al mismo tiempo en la firma reconocen que crece la competencia sudamericana. A su vez, las compañías a las que asesora en la Argentina están cada vez más preocupadas por el tipo de cambio.
DM/AR
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