Me cuesta mucho levantarme por las mañanas, ¿a qué se debe?
Dice el dicho: “Si a partir de los 50 no te duele nada al levantarte por las mañanas, es que estás muerto”. Siendo esto cierto según la propia experiencia de la mayoría de personas de mediana edad, no quita que el agotamiento matinal, de un modo constante y notable, no es lo natural. Al despertarnos por la mañana nuestro sistema segrega grandes cantidades de cortisol, una hormona que activa a otras tantas del estrés y la inflamación.
El resultado positivo es que entramos en un estado de alerta y alta energía que nos hace levantarnos con ganas de comernos el mundo. O casi… Al menos, nos levantamos con ánimo de empezar el día, que es lo natural y saludable. Pero, ¿y si a nosotros no nos sucede así? ¿Si cada mañana es un tormento el momento en que suena el despertador y debemos salir de la cama?
Si somos de aquellos que se levantan con la boca seca, los músculos doloridos, los ojos con escozor, la tensión por los suelos, mareos y dificultad para respirar, sufrimos de fatiga o agotamiento matinal crónico. La buena noticia es que a medida que pasa el día, y sobre todo después de comer, nos recuperamos plenamente.
La mala es que tal vez esta fatiga trae malas noticias sobre nuestra salud. Así que si tenemos la sensación mañana tras mañana de levantarnos como si nos hubiera pasado un camión por encima, es preceptivo ponernos en manos de un médico clínico que nos ayude a descubrir la causa. A continuación te explicamos las principales.
Principales causas de la fatiga matinal
Apnea del sueño.
La apnea del sueño es una interrupción nocturna de la respiración debido a la obliteración de la traquea por presión del abdomen, uso de medicamentos, etc. Sus consecuencias a largo plazo son la diabetes y los problemas cardiovasculares. Si sospechamos padecerla no dudemos en acudir a un neumonólogo.
Problemas cardíacos.
Lo normal al despertarse es que nos suba la presión arterial. Pero hay algunas personas hipotensas que sufren el llamado síncope por presión arterial baja, que impide que el cerebro se irrigue bien al despertar.
Problemas tiroideos.
El hipotiroidismo implica una menor secreción de las hormonas tiroideas y por tanto un deficiente funcionamiento que entre otros síntomas se muestra en el cansancio matinal. A veces basta con que sea un hipotiroidismo subclínico.
Anemia ferropénica.
La falta de hierro está directamente relacionada con muchas funciones fisiológicas, entre ellas la eficacia de los glóbulos rojos para capturar el oxígeno. Si estamos bajos en hierro, seguramente nos oxigenaremos peor, dormiremos peor y nos levantaremos cansados.
Deficiencia de vitaminas B2 y B12.
La falta de estas dos vitaminas se relaciona con la fatiga. A partir de los 60 años, su absorción desciende y no es extraño que adultos mayores de 65 años presenten algún tipo de deficiencia leve o severa.
Uso de medicamentos hipotensores.
Los medicamentos para bajar la tensión arterial consiguen su efecto, pero a veces y sobre todo por las mañanas, dejan la tensión demasiado baja y hacen que no nos levantemos en buenas condiciones.
Uso de antidepresivos y ansiolíticos.
Trankimazin, Valium, Orfidal y otras benzodiazepinas pueden tener efectos hipnóticos excesivos, así como hipotensores, con lo que si los tomamos y nos producen efectos secundarios, podemos sufrir mucho para poder levantarnos. También antidepresivos derivados de la trazodona tienen similares efectos secundarios.
Consumo de alcohol nocturno.
El consumo de alcohol no sienta igual a todas las personas. A algunas les produce dolor de cabeza y cansancio matinal, especialmente si estamos tomando algún tipo de medicación como la relatada en los anteriores apartados.
Alimentación deficiente.
Las dietas extremas que puedan contemplar bajas cantidades de hidratos de carbono pueden dejar las reservas de energía del cuerpo por los suelos, por lo que al despertarnos la sensación de fatiga y mareo puede estar presente.
Debilidad muscular.
Con la edad se produce una pérdida de masa muscular conocida como sarcopenia. Sin llegar a casos extremos, sus efectos leves pueden implicar una menor ventilación nocturna por debilidad de la musculatura torácica.
Depresión oculta.
Muchas personas no son conscientes de que sufren una depresión, pero en efecto, la dificultad emocional para levantarse por las mañanas, conocida como dysania, es una de las principales señales de que no andamos bien emocionalmente.
Premenopausia.
Uno de los síntomas que entraña la entrada en la menopausia son los trastornos del sueño y consiguiente fatiga. También, cuando se producen menstruaciones abundantes se suele acompañar del consiguiente agotamiento matinal.
Fatiga crónica.
Se trata de una enfermedad de origen autoimnune que se empieza a conocer poco a poco y que supone una fatiga intensa durante todo el día, también al levantarnos.
J.S.
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