Síndrome de Raynaud, ¿a qué posibles síntomas hay que prestar atención?
Hay quienes sufren mucho el frío. Incluso en épocas de verano pueden pasarlo mal con el aire acondicionado. Algunas de esas personas lo padecen especialmente en los dedos, tanto de las manos como de los pies: advierten cómo les cambia la coloración, sobre todo en las puntas de los dedos, y sienten dolor.
Lo más probable es que esas personas experimenten el síndrome de Raynaud (SR). Lo que sucede en esos casos es que los vasos sanguíneos –que en los dedos son muy pequeños– se contraen tanto que se reduce mucho la circulación de la sangre y, por lo tanto, la oxigenación de la piel.
Se trata de un problema que en general no tiene consecuencias graves, pero que a menudo resulta muy molesto. Y que además merece atención sobre todo porque puede estar asociado con otras enfermedades, las cuales requieren un tratamiento específico para evitar males mayores.
Dos tipos de síndrome de Raynaud: primario y secundario
En realidad, el trastorno (que lleva el nombre de Maurice Raynaud, el médico francés que lo describió en 1862) involucra dos tipologías diferentes. Por un lado, la llamada enfermedad de Raynaud o SR primario. Se llama así cuando se trata de un problema idiopático, es decir, cuando se produce de manera espontánea, sin razón conocida.
El SR secundario, por su parte, también llamado síndrome de Raynaud, es provocado por otra enfermedad. Ambos afectan con mayor frecuencia a las mujeres y su prevalencia depende del problema subyacente.
Las enfermedades más comúnmente asociadas con el síndrome de Raynaud son:
- la esclerodermia
- el síndrome de Sjögren
- la artritis reumatoidea
- el lupus eritematoso.
Todas ellas son enfermedades autoinmunes y afectan, con mayor o menor gravedad, a otras partes del organismo. Si bien no tienen cura, existen tratamientos efectivos contra ellas, que permiten, a su vez, aliviar los síntomas del Raynaud.
Causas y efectos
No es el frío la única causa de la contracción de los vasos sanguíneos: también las situaciones de estrés producen el mismo efecto. En la mayoría de la gente esto no genera ningún inconveniente. En cambio, para las personas que padecen el SR esto puede implicar un ataque o brote, que por lo general dura entre 10 y 15 minutos pero que en ocasiones puede extenderse durante horas.
En casos poco frecuentes, tales ataques no afectan solo a los dedos, sino también a otras zonas, como los labios, la nariz y las orejas. El síntoma más visible es el cambio en la coloración de la piel. Este cambio se da en una secuencia de tres fases:
- En la primera, los dedos –sobre todo la parte distal, es decir, las puntas y sus regiones más cercanas– se ponen blancos.
- En la segunda adquieren una tonalidad azulada, debido a que la sangre se ha quedado estancada allí. En esta fase la persona se suele experimentar dolor.
- La tercera y última etapa es aquella en la cual los vasos se reabren y la sangre vuelve a circular. Los dedos, entonces, toman un color rojo intenso, a veces morado, lo cual suele llegar acompañado de dolor, hinchazón y una sensación de hormigueo.
Como se ha señalado, en la mayoría de los casos estos ataques son reversibles, es decir, no causan ningún daño importante ni dejan secuelas sobre la piel. Sin embargo, en ocasiones los ataques son más graves y sí dejan marcas, sobre todo en forma de úlceras y, con el paso del tiempo, adelgazamiento de la piel. En situaciones extremas, incluso pueden causar necrosis -es decir, la muerte de los tejidos- en la yema de los dedos.
Cómo actuar ante la sospecha de síndrome de Raynaud
Ante la sospecha conviene consultar cuanto antes con un médico. Es importante, sobre todo, para detectar de forma temprana cualquier posible enfermedad asociada con la forma secundaria del trastorno.
Existe un estudio muy simple llamado capilaroscopia, que consiste en observar con un microscopio las yemas y el resto de la zona distal de los dedos, en busca de anormalidades vasculares. De este modo se puede diagnosticar la esclerodermia.
En cuanto al síndrome primario, aquel que surge sin una causa conocida y que afecta sobre todo a mujeres de menos de treinta años, no existe un cura pero sí tratamientos que ayudan a mitigar sus efectos. En algún caso, pueden incluir medicamentos vasodilatadores, que -como su nombre lo indica- ayudan a mantener los vasos más abiertos y, por lo tanto, reducen el riesgo de que se produzca un brote de SR.
Consejos para personas con síndrome de Raynaud
Existen, además, algunos consejos simples que las personas con este problema pueden seguir como un modo de prevenir posibles ataques. La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos enumera algunos:
- Mantener abrigadas las partes del cuerpo que pueden sufrir los brotes. Esto es importante sobre todo en épocas de mucho frío, en sitios con aire acondicionado y al entrar en contacto con fuentes de frío, como la heladera, el agua fría al lavar los platos, etc.
- Proteger la piel para que siempre esté bien hidratada y reducir de esa manera el riesgo de rozaduras, cortes y grietas.
- Ante la menor señal de una posible crisis, mojar las manos en agua tibia y mantenerlas en movimiento.
- Intentar, siempre que sea posible, eludir las situaciones de estrés que puedan propiciar un brote del SR. Si tal situación se produce, tomar medidas para bajar la ansiedad.
- Evitar las sustancias vasconstrictoras; no solo fármacos con ese efecto colateral, sino también el consumo de tabaco, pues la nicotina tiene ese efecto y, por lo tanto, el cigarrillo se puede considerar un factor de riesgo del síndrome de Raynaud. También el abuso del café o el alcohol.
C.V.
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