A cada tipo de cerveza, su vaso: claves para elegir el que mejor potencia sus propiedades y aroma
La cerveza es uno de los brebajes más antiguos que existen y con más influencia sobre las civilizaciones europeas y del Medio Oriente.
Se cree que los pueblos elamitas, sumerios y egipcios fueron los primeros elaboradores de cerveza, entre los años 10.000 y 6.000 antes de Cristo, coincidiendo con el nacimiento de la agricultura.
La cerveza primitiva era simplemente harina de cereal fermentada con el mismo sistema que el pan. La única diferencia estribaba en la proporción de agua. Si había más harina que agua, se producía pan, si la proporción se invertía, se producía cerveza.
Las locuciones más antiguas conocidas para denominar la cerveza lo definían como “pan líquido” y, en muchos casos, realmente lo que se hacía era elaborar pan y, tras hornearlo, sumirlo en agua para que fermentara.
El resultado era un brebaje denso y dulce, con grado alcohólico, que se utilizaba como alimento líquido (una sopa). Se sorbía con cañita para evitar tragar los grumos de pan y tenía como ventaja su larga duración debido al alcohol, que lo preservaba más tiempo y a la vez garantizaba un agua de ingestión desinfectada, algo difícil de conseguir entonces.
Podemos decir que, desde su remoto nacimiento, la cerveza ha ido vinculada a algún tipo de contenedor, ya sea un cuenco en sus orígenes o un vaso, más adelante. Y además, a medida que la cerveza se ha ido extendiendo por el mundo y ha evolucionado hasta llegar a sus múltiples variantes, ha requerido de algún tipo de vaso específico que optimice su sabor y su aroma.
Ahora toca ponerle a cada variante su vaso, que es algo que tiene no poca importancia. ¿Tomaríamos una potente cerveza de abadía en un vaso de caña española, de modo que tuviéramos que beberla a sorbos? ¿O una fresca Pilsen andaluza en una copa en pleno verano, de modo que pudiera perder todo su gas y su frescor en unos pocos minutos? Evidentemente, no. Las morfologías de los vasos cerveceros se ha inventado por algo y no por capricho llevan su tapa las jarras bávaras. A continuación, te explicamos qué vaso es el más adecuado para cada tipo de cerveza.
Para las ale
Las ale son cervezas de cebada que se elaboran con cebada malteada, que les confiere mayor amargor y potencia. Las cervezas de cebada son las que han dado lugar al desarrollo de la mayor parte de las cervezas que existen hoy en el mundo.
El 'reino ale' es eminentemente atlántico y corresponde a las islas británicas e Irlanda y a algunas zonas del litoral de los Países Bajos. Las cervezas ale son una saga que se caracteriza por la fermentación a alta temperatura, entre 15ºC y 25ºC, lo que permite obtener la cerveza con rapidez y servirla sin necesidad de almacenarla.
Suelen tener mucho carácter y generalmente con grado alcohólico. Aunque no sean necesariamente contundentes, son especialmente amargas y se sirven tibias, entre los 12ºC y los 18ºC.
Además, hay que distinguir entre grandes zonas, que corresponden con las dos islas y con el eje norte sur. Es decir, las ale irlandesas, las escocesas y las inglesas, además de las continentales belgas.
Dentro de las ale, hay que distinguir varios tipos de cerveza:
- Brown ale: el cereal se tuesta hasta conseguir una cerveza de un color desde ámbar a caramelo o marrón rojizo. Son cervezas potentes y amargas en las que se nota el lúpulo, que es lo que confiere el sabor fuerte de la cerveza.
- Cervezas de abadía: también se las conoce como cervezas trapenses y todos conocemos algunas como la Chimay o la Leffe. Se elaboran en conventos de Bélgica, aunque no solo, y tienen un sabor potente (aunque no son tan amargas) y un elevado grado alcohólico.
- Mild ale: fue por muchos años la 'working class beer' por excelencia, la cerveza de la clase obrera es un tipo de bebida joven y con poco lúpulo que se sirve tibia y a veces se mezcla con cerveza más madura para darle algo más de gusto.
- Old ale: es un tipo de cerveza que reposa durante un tiempo y gana grado por evaporación. Tiene un grado medio entre el 5 y el 10% en volumen y un cierto sabor dulce debido al azúcar residual. Son oscuras y muy contundentes, además de amargas.
- Pale ale: también llamada India pale ale, es un tipo de cerveza ale que se caracteriza por ser más pálida que la media de las ale, pero conservando un alto grado alcohólico y gran presencia del sabor a lúpulo. Es la cerveza que tradicionalmente se transportaba a los territorios del imperio. De ahí su alto grado para resistir las travesías.
- Stout: es una cerveza de color cercano al negro, amarga y elaborada con malta de cebada tostada. Es la clásica cerveza negra, muy tostada y a la que se le añade nitrógeno para que la espuma tenga su consistencia característica. Las marcas más conocidas son la Guinness y la Murphy's, pero hay muchas más y con muchas variantes. Tienen un alto contenido en alcohol.
- Porter ale: proviene de una mezcla de brown ale y pale ale para conseguir una cerveza de mucho grado y, a la vez, más consistencia. Se la considera el paso previo a la stout.
Para las ale irlandesas, sobre todo para las stout o negras, se utiliza el vaso de pinta irlandesa, que es el típico en que te sirven las pintas de Guinness y las Murphy's.
A las ale medias les corresponde el vaso de pinta inglés o Noric, con un ligero michelín antes de llegar al cuello, para facilitar la sujeción. Estos vasos grandes favorecen que puedas acumular una buena cantidad de cerveza y como el clima no es precisamente cálido. Las ale pueden calentarse un poco sin perder su gusto, no hay los problemas de la pérdida de frío. También pueden tomarse en un vaso de pinta americana o shaker, cuyas paredes son rectas, conformando un cono cercenado por la punta.
Para la old ale, la porter ale e incluso las stout, (todas ellas ale fuertes) también se puede usar la copa snifter, que tiene la apariencia de una copa de coñac pero con el asiento más grueso, así como también las paredes del vidrio. Al ser fuertes, requerirán menos temperatura y más boca de vaso para saborearlas; de ahí el asiento.
En el caso de las cervezas de abadía, por su potencia y sabor, y también por su espuma, requieren una copa de boca amplia como la del tipo cáliz o trappist. Al cogerla por el asiento, evitamos pasarle calor de nuestras manos y, por otro lado, la boca ancha la permite respirar y abrir sus sabor a los matices. También es más adecuada para saborearla con tragos más amplios.
Para las lager
Las lager, la otra familia de cervezas de cebada malteada, son propias especialmente en Europa Central, lo que comprende alemania, los Países Bajos y los territorios del antiguo imperio Austro-húngaro. De hecho, de Chequia procede en origen la pilsener, pero no es ni mucho menos la única miembro de la familia de las lager.
Las lager se consiguen con una fermentación a baja temperatura, que da unas cervezas más suaves, en general, que las ale, y que deben conservarse tras la fermentación durante al menos tres meses en contenedores. Además, deben servirse frías y nunca tibias, pues tienen mal sabor a temperatura ambiente. De este proceso viene su nombre: lager significa “almacén” en alemán.
Algunas de las variantes de lager más conocidas son:
- Bock: es una cerveza entre las más fuertes del tipo lager y es típicamente alemana. Puede ser clara u oscura, pero siempre con un sabor potente y una fuerte carga alcohólica que puede superar el 6%.
- Dark: también conocida como dunkel lager, es la versión negra de las lager, con grado alcohólico y más tueste de la malta, aunque no es tan potente como las ale stout.
- Pale lager: es la lager menos tostada y con menor cantidad de lúpulo, con la intención de dar lugar a una cerveza amarilla y muy ligera, con poco grado y sabor suave y refrescante. Es una cerveza de verano originaria de la República Checa.
- Pilsener: deriva de la pale lager y es la cerveza que todos tomamos por defecto en los bares de España. Su mérito fue que coincidió a finales del siglo XIX con un cambio de gustos en la población, sobre todo urbana, que era la que más estaba creciendo y tendía a buscar bebidas de consumo más social. Durante el siglo XX, se expandió por todo el mundo.
Las bock combinan potencia en el sabor con necesidad de frío y burbujas para ser saboreadas, por lo que requeriremos de un vaso ancho pero que evite la salida del gas y el frescor. Para ello se recomiendan vasos largos como el vaso Pokal, que es una especie de vaso de pinta americano con pie de asiento.
Para las dunkel lager también se usa el vaso Pokal, aunque se pueden utilizar otro tipo de vasos como por ejemplo el clásico de tubo largo, ya que conserva bien el gas.
Como las lager alemanas y austríacas, son cervezas de poco grado, las clásicas de los festivales de cosecha en otoño que se beben en grandes cantidades y sin pausa, son ideales en jarras de asa.
El asa permite no calentar la cerveza y a su vez su boca es lo bastante ancha para saciarse de sabor. Tenemos la jarra americana, que es la que tiene forma de granada, la seidel o alemana, que tiene forma recta, y la steiner, que es la típica jarra de porcelana con tapa de metal de la Oktoberfest.
En cuanto a la pilsen, es la que más registros de vasos posee, aunque el propio es el Pílsener, que es como una copa de asiento corto y estirada de modo que gane gran altura para preservar el gas. También sirve el vaso de tubo y el de caña clásica española.
Para las cervezas rubias de trigo
Las cervezas de trigo son originarias de alemania, aunque también gozan de gran fama en Holanda, y se caracterizan por su punto afrutado, su color claro —de ahí que se las llame “rubias”— y su turbidez, debida a la malta de trigo.
Se las conoce como weizen o weissbier (“cerveza blanca” en alemán) y si tienen además turbidez por no haber sido filtradas se las llama hefeweizen o hefeweissbier. Son una variante muy local, ya que han tenido una conservación complicada hasta hace poco, que se consume básicamente como cerveza de verano en botellas de medio litro y muchas veces mezclada con refresco de limón.
Se las ha considerado tradicionalmente un grupo menor porque su sabor es sencillo, con pocos matices y permite menos experimentación con tonos de color y sabores, pero hay bodegueros artesanos que consiguen auténticas maravillas con ellas. Se toman con el vaso conocido como weizen, con forma de tulipán alargado.
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