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Alto el fuego

“Estas semanas serán un infierno”: primera jornada muy tensa de un frágil acuerdo entre Israel y Hamas

Un grupo de jóvenes se concentra en la Plaza de los Rehenes de Tel Aviv, minutos antes de la liberación de las tres primeras personas capturadas por Hamás el pasado 7 de octubre

Javier Biosca Azcoiti

Tel Aviv / Sederot —
20 de enero de 2025 08:18 h

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Se muerde el labio de los nervios. Todo el mundo mira sin pestañear la gran pantalla en la Plaza de los Rehenes de Tel Aviv. “Las rehenes están en manos de Israel”, dice la presentadora de la televisión pública. Suenan gritos y aplausos. La mujer suelta el aire, libera el labio y se lleva las manos a la cara llorando. A su lado, sus dos amigas tampoco contienen las lágrimas. La escena se repite por toda la plaza. Las rehenes Romi Gonen, Emily Damari y Doron Steinbrecher, capturadas en los ataques del 7 de octubre de 2023, están bien. Damari perdió dos dedos durante el ataque.

Tras 15 meses de guerra de castigo con 47.000 palestinos muertos, este lunes se cumplió con éxito la primera jornada de un largo y frágil acuerdo de alto el fuego en Gaza entre Hamas e Israel. “Estas semanas van a ser un infierno de nervios”, dice una mujer concentrada en la plaza para seguir en directo la liberación de las tres primeras rehenes que estaban en manos de Hamas.

Habrá que esperar otros siete días para que se repita la operación y que sean liberados tres rehenes más de los que no se sabe nada sobre su salud. Siete días muy largos en los que debe cumplirse un estricto alto el fuego entre las partes. Y así hasta la sexta semana, día 42 del acuerdo, en el que se liberarán a otros 14. En total, 33 rehenes serán liberados en esta delicada primera fase —Hamas tiene 98 rehenes retenidos en Gaza desde el 7 de octubre y no se sabe cuántos de ellos han fallecido—.

Israel, por su parte, ha excarcelado a 90 presos palestinos (entre los que había nueve menores de edad y 69 mujeres), que en la madrugada del lunes quedaron en libertad en Cisjordania. Israel liberará a 1.167 palestinos de Gaza detenidos desde el 7 de octubre y que no participaron en los ataques de 2023 que desencadenaron la guerra de castigo israelí. También liberará a 735 presos palestinos, 612 de ellos condenados —284 de ellos a cadena perpetua—.

Por primera vez en más de un año no han caído bombas sobre Gaza. Durante el domingo, muchos gazatiés celebraron la entrada en vigor del alto el fuego saliendo a las calles, con caramelos y con fuegos artificiales, según informaba Haaretz.

La jornada empezaba con dificultades desde el primer minuto. El acuerdo de alto el fuego entraba en vigor a las 8.30 horas, pero desde la ciudad israelí de Sederot, a apenas un kilómetro de Gaza, se podían escuchar y observar los drones y bombardeos israelíes. A la hora acordada, Hamas no había entregado los nombres de las tres rehenes que iban a ser liberadas e Israel anunciaba que seguiría bombardeando la Franja hasta entonces. Finalmente, el alto el fuego ha entrado en vigor a las 11.15 horas, con casi tres horas de retraso. Los drones israelíes han continuado sobrevolando los cielos de Sederot durante toda la mañana.

“El problema es que estos 42 días van a ser muy estresantes. No podemos confiar en Netanyahu y, mucho menos, en Hamas”, dice Arieh, un hombre de 60 años en la Plaza de los Rehenes. “Esto tiene un precio terrible. Muchos de los presos liberados son asesinos. Nadie está contento, pero es necesario”, añade.

Daniel Levy, exnegociador israelí durante los mandatos de Ehud Barak e Isaac Rabin en varios procesos de paz, y actual presidente del think tank US/Middle East Project, dice a elDiario.es que “Netanyahu buscará cualquier oportunidad para que este acuerdo colapse”. “Se considera ampliamente que el lado israelí fue el que hizo que colapsara el acuerdo original de noviembre de 2023, que permitió la liberación de 105 rehenes. En los próximos días deben esperarse continuas provocaciones e intentos por parte de Israel de empujar a Hamas a una situación en la que Netanyahu pueda evitar la culpa por el desmoronamiento de la implementación y es probable que esas provocaciones incluyan acciones en Cisjordania o Jerusalén Este”, añade Levy.

“Si el acuerdo logra superar la primera fase de 42 días, el punto de inflexión más importante está en la transición a la segunda fase. Ahí es cuando se acordará el calendario para una retirada total de Israel, un alto el fuego y la liberación del resto de soldados israelíes, vivos y muertos. Esa fase constituirá el mayor reto para Netanyahu, tanto política como ideológicamente”, sostiene el experto.

Este es el segundo acuerdo de alto el fuego entre las partes. El primero, firmado en noviembre de 2023, colapsó al octavo día. Tanto Hamas como Israel presumen de su resistencia y de su ofensiva militar respectivamente para forzar al enemigo a firmar el acuerdo. En este sentido, ambos se muestran públicamente comprometidos con el pacto, desconfiando en la otra parte y dispuestos a regresar a la casilla de salida en cualquier momento.

Asher y Koby, dos jubilados concentrados en la plaza con carteles con el lema “acaba esta puta guerra ya”, dicen que llevan protestando todos los días contra el Gobierno desde el mismo 8 de octubre de 2023. “Estamos en contra de la guerra y de la ocupación”, afirma Asher mirando a su colega. “No estamos contentos con él y no tenemos ninguna confianza en lo que pueda hacer después de esta fase del acuerdo”, añade Koby sobre el futuro del acuerdo.

“Me gustaría ver el final de esta guerra”, dice Arieh. “Nadie en esta plaza odia a los palestinos, pero haz la misma pregunta en Gaza... Es muy difícil hacer la paz con esta gente. Aquí hay mucha gente contra la ocupación, pero hace un año habría aquí mucha más. Cada vez hay menos gente que ve a los palestinos como socios en la paz. Cuando les das libertad, te apuñalan por la espalda”, añade. Lo cierto es que expertos y analistas en el conflicto coinciden en que Israel ha violado en numerosas ocasiones los acuerdos alcanzados, entre ellos los Acuerdos de Oslo, que sirvieron para el reconocimiento mutuo de las partes. A ello se suma el dictamen de la Corte Internacional de Justicia, máximo órgano judicial internacional, declarando ilegal años de ocupación.

“No se ha cumplido el objetivo de desmantelar a Hamas y aún hay objetivos en Gaza, pero esta guerra tiene que acabar”, dice Gabriel. Su amigo, Heski Stressman, portando una bandera israelí y otra británica, añade: “Algo tiene que cambiar. Se esté de acuerdo o en desacuerdo con Trump, llevó a cabo una estrategia de normalización con los Acuerdos de Abraham. Eso tiene que seguir”.

Fuera de Tel Aviv, muchos de los residentes de Sderot, por su proximidad a la Franja, están en contra del acuerdo. Esas tensiones también se han trasladado al propio Gobierno. El ministro de extrema derecha de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir ha dimitido y otros miembros del gabinete han mostrado su rechazo al texto.

“Estamos contentos de vuestro retorno y esperamos el regreso del resto de rehenes, a través del uso de la fuerza, cortando el combustible y frenando el flujo de ayuda humanitaria, no a través de la rendición”, ha escrito Ben Gvir en X minutos después de la liberación de las tres rehenes.

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