Casi la mitad de la población de Gaza, arrinconada y hacinada en el extremo sur
Tras un breve suspiro, Shahd al-Modallal afirma con rotundidad: “Una bomba”. A continuación, se produce una explosión. Un bombardeo alcanzó Rafah, la ciudad más meridional de la Franja de Gaza, que alberga a decenas de miles de desplazados que huyeron de la intensificación de la ofensiva israelí en el enclave palestino.
La ciudad, situada en la frontera con Egipto, se convirtió en el destino de decenas de miles de personas desplazadas desde el fin de la tregua temporal en Gaza. Duermen en las calles, en edificios públicos y en cualquier otro espacio vacío disponible. Las escuelas y los refugios de evacuación están desbordados.
Un gran número de personas llegaron desde otras zonas del sur de Gaza, lugar al que Israel les había ordenado evacuar mientras preparaba su invasión terrestre de octubre.
La coordinadora humanitaria de Naciones Unidas para los territorios palestinos, Lynn Hastings, dijo este miércoles que la mitad de toda la población de la Franja de Gaza, o lo que es lo mismo, cerca de un millón de personas, se encuentra ahora en la pequeña área de Rafah, y que las condiciones de hacinamiento son tales que constituyen la receta perfecta para un desastre de salud pública.
Modallal, que llegó a Rafah poco después de que comenzaran los ataques aéreos israelíes, insiste en que la ciudad no está preparada para recibir a tantas personas desplazadas. “Rafah es muy pequeña, no puede acoger a tantas personas. Incluso para nosotros, que tenemos casas en la zona, resulta agobiante. No puede acoger a toda la gente que viene de Jan Yunis y de todas partes”, dice. “Gaza tiene dos millones de habitantes. ¿Te imaginás a todos ellos viniendo a un espacio que es como un barrio?”, pregunta. “Incluso mi casa, que está pensada para dos familias, alberga ahora a siete”.
Nazmi, que en Internet se identifica solo con este nombre, subió a Snapchat actualizaciones diarias sobre la vida durante la guerra. La semana pasada publicó un video de personas en Rafah construyendo refugios básicos con madera y láminas de plástico transparente que él mismo había comprado con donaciones en Internet.
Otra usuaria de Snapchat, Maya al-Khadr, publicó videos en los que se ve cómo los espacios vacíos entre edificios se convierten en refugios, muchos de ellos con simples láminas de plástico colgadas de marcos de madera.
Falta de comida, agua y combustible
Modallal afirma que Rafah ya carecía de combustible, agua y alimentos antes de que llegaran miles de personas más en los últimos días, en su mayoría procedentes de Jan Yunis, declarada zona de combate por Israel, que expandió sus operaciones al sur.
La distribución de ayuda humanitaria se detuvo en gran medida en toda la Franja de Gaza por la intensidad de las hostilidades y las restricciones de circulación, mientras que en la gobernación de Rafah las entregas son limitadas, según la ONU.
Amjed Tantesh, profesor de natación que tuvo que abandonar su casa en Beit Lahia, en el norte de Gaza, al principio de la guerra, dice que tuvo que volver a evacuar. “Me desplacé a Rafah hace pocos días, después de que la invasión terrestre se acercara a la casa en la que me alojaba en Deir al-Balah. La situación es más tranquila en Rafah, pero es horrible por la gran cantidad de refugiados y la falta de alimentos y recursos. Una verdadera hambruna”, lamenta.
Modallal dice que no solo le preocupa cómo vivirán las decenas de miles de desplazados en Rafah sin comida ni agua. También le preocupa que no sobrevivan. Afirma que, a pesar de que les dijeron que evacúen la ciudad, no es seguro.
Vio y oyó ataques aéreos en el barrio de al lado, que Israel había identificado como zona segura para los evacuados. Tras verse obligados a abandonar Gaza, no tienen adónde ir si el Ejército israelí sigue atacando Rafah. Esta semana, la ciudad volvió a sufrir los intensos bombardeos israelíes desde aire, tierra y mar.
“Rafah será nuestro último paso, no hay otro plan, solo la muerte. Si nos piden que evacuemos por tercera vez, de Rafah, no sabemos cómo actuar, qué decisión tomar [qué podemos hacer]”, dice.
Traducción de Emma Reverter
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