Huracanes que soplan a 7 meses del 7-O
El 11 de septiembre de 2001, dos aviones de aerolíneas comerciales de EEUU, secuestrados en pleno vuelo y piloteados por militantes islámicos sunitas de al-Qaeda derrumbaron en la mañana de un día laborable las Torres Gemelas en Nueva York. Y un tercer avión también apropiado en los aires derribó un flanco del Pentágono en Washington. Un ‘atentado’ perpetrado por ‘terroristas’. Un crimen. Sin disenso occidental a esta caracterización. Sin plan o concierto previos, a estas palabras recurrían la sociedad, los medios, la Casa Blanca, la Secretaría de Estado, el Congreso y los gobiernos extranjeros. La historia no se repite, y al contrastar nuestro panorama mundial y americano de 2023/4 con aquel horizonte de 2001 la comparación renueva su eficacia odiosa: resalta y realza las diferencias.
Cabezas de Goliat, hondas de David: dos pesos, dos medidas
Aunque palabras desgastadas o inusitadas con el correr del tiempo, el eclipse del desafío árabe y la aurora china, los sustantivos terrorismo, terrorista, atentado, islamismo (diferenciado de islam), el adjetivo terrorista (con o sin, pero casi siempre con el especificativo islámico) configuraron sentido común y narrativas mainstream en las dos décadas que opacidad creciente de la Guerra al Terror de Washington. El caudillo de Occidente y líder del Mundo Libre encolumnaba a sus aliados renuentes o entusiastas detrás de la consigna y la prioridad que habían venido a sustituir, o a desplazar del lugar central de la escena, a las anteriores Guerra (global) contra el Comunismo, y Guerra (global, pero hemisférica) contra las Drogas.
La desastrosa retirada de las últimas tropas de Kabul, en el primer año del mandato de Biden, había marcado la terminación en el terreno y el reconocimiento de la derrota atlantista en Afganistán. A las horas de la retirada, los talibanes ejercían un imperio sin freno sobre el país, cancelaban la cultura occidental y volvía a regirse la vida según los criterios rigoristas y fundamentalistas de aplicación de las normas islámicas.
El 7 de octubre de 2023 militantes armados de la organización islámica sunita Hamas asolaron, mataron, mutilaron, torturaron, tomaron rehenes de la población civil inerme, de todos los géneros y las edades, que vivía en los kibutzim del sur de Israel.
El estudioso del Islam contemporáneo Gilles Kepel propone como definitoria de lo acontecido el 7-0 la palabra árabe razzia (prefiriéndola a pogrom y otros préstamos léxicos o lingüísticos). Por el sentido técnico de término, que en la Vida del Profeta y otros textos no canónicos del Islam refiere a la irrupción vertiginosa de contingentes informales, pero armados, en poblados de infieles. Ataques e ingresos sorpresivos, ultraviolentos, a sangre y fuego, matando, hiriendo, quemando, mutilando, invalidando, amedrentando. Con el fin de ratificar el respeto debido al atacante, para hacerse de bienes, de mujeres, de cautivos, en los oasis judíos de la desértica Arabia cuando la religión nueva no se extendía mucho más allá de la Península. Del recuerdo por Hamas el 7-O de aquellas razzias fundacionales ha quedado testimonio bastante en el registro simultáneo a los hechos que sus protagonistas grababan en vivo con Go-Pro, celulares y otros instrumentos. Al conocer el impacto acertado de los tres aviones del 11-S, Osama bin Laden hizo su primera comunicación pública al respecto, que comenzaba por el agradecimiento a Dios por “la doble razzia bendita”. Doble por ser historia de dos ciudades: Nueva York y Washington. Doble por disparar contra dos polos del Eje del Mal infiel: el World Trade Center sede y símbolo de la globalización (sobrevivía el liberalismo de las Reaganomics -hoy el Partido Republicano de EEUU ha sido relevado como paladín del Libre Comercio por el Partido Comunista de la República Popular China-) y el Pentágono sede y símbolo de la carrera armamentista y la disuasión estratégica (según el SIPRI, en 2023 EEEU gastó en armas el 55% del gasto munduial anual, cuatro veces más que China -desde el 7-O, Israel triplicó su gasto mensual en Defensa, y en 2023, y el Brasil de Lula lo aumentó 7% y pronto irá más adelante y dejará mucho más atrás a Bolsonaro-).
¿Fue un hecho de ‘terrorismo’ el 7-O? Sí según Israel, pero sin consenso occidental. Apenas de algunos gobiernos aliados, mientras que las élites diplomadas o diplomandas de esas sociedades en mayo de 2023 rechazan de plano esa descripción. El repudio más sonoro se eleva desde los campus más caros del mundo, los del sistema oneroso y privado de las Universidades de EEUU.
Llegaron tarde pero sobreactuaron pronto
El flamante gobierno conservador ‘compasivo’ -epíteto de campaña- del republicano George Bush Jr y el gobierno conservador ‘despiadado’ –epíteto machista- del veterano oficialista profesional y decano líder del Likud Benjamin Netanyahu llegaron tarde y sobreactuaron pronto en 2001 y en 2023.
Los talibanes en Kabul y Saddam Hussein en Bagdad cayeron a sangre y fuego en 2001 y 2003 bajo las armas de la cruzada occidental anti Osama bin Laden predicada por el presbiteriano Bush, donde flameaban por su brío la católica España popular y la católica Polonia popular, y donde aportaba experticia y recursos la anterior potencia europea que hasta perder toda prerrogativa en 1956 había hecho de la región su zona de influencia imperial, la Gran Bretaña del laborista Tony Blair (futuro converso al catolicismo, la religión del presidente Biden y de 6 de los 9 jueces de la Corte Suprema de EEUU). Según cálculos calibrados en los últimos años, un millón de personas murieron en Irak como consecuencia directa de la invasión de la coalición aliada.
En octubre de 2023 el Estado de Israel declaró la guerra a Hamas. De inmediato puso en marcha la ofensiva aérea, y después el ingreso de infantería y tanques de la ofensiva terrestre. El objetivo declarado por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI, denominación oficial de las FFAA israelíes), es la rendición incondicional del liderazgo militar de Hamas y la neutralización total de sus capacidades operativas. Con tolerancia cero para dilación, desvío, o reformulación estratégica. Con tanta mayor determinación cuanto más claro luce ahora, en contra de lo que muchos creyeron 7 meses atrás, qie la ocasión y circunstancias de la razzia mortífera del 7-O fueron decididas y planeadas en su detalle directamente desde Gaza, sin coordinar con titiriteros en Teherán o hermanos mayoes de Hezbolá en el Líbano. Según los números del Ministerio de Salud de Hamas -no hay otros, las FDI no comunican los propios-, casi 40 mil personas murieron en la Franja de Gaza desde el 8 de octubre; la mitad, según sus precisiones, mujeres y menores.
El sufrimiento genuino y el sufrimiento judío
Es imposible saberlo, porque EEUU no compite en certámenes culturales internacioneles, y menos en europeos. Pero es muy difícil pensar que aun en el momento de más represión en Afganistán e Irak, y mayor inmediatez en las retinas de las imágenes de familiares enlutados llorando a familiares muertos que fueron daños colaterales de cotidianos bombardeos quirúrgicos que día a día volvían a impactar lejos de su quirófano, se hubieran clasificado como 'políticas' aun las más explícitas referencias a la memoria y la historia del 11-S en alguna expresión de la cultura pop de EEUU. Es lo que ha ocurrido, sin embargo, en el concurso de Eurovisión, la Eurocopa de la canción, con las letras presentadas para la competencia por el Estado de Israel. Dos veces fueron censuradas las canciones judías para purgarlas de un uso denunciado como no genuino, por político, del sufrimiento post-traumático. .
Recibido el visto bueno la canción una vez lograda la versión más aséptica posible, “Hurricane” llegó a la Final.
Dentro del la sala del concurso de Eurovisión, cuya Final de 2023 fue seguida en vivo por 123 millones de televisores encendidos y sintonizados, no se permite hacer flamear otras banderas nacionales que las de los países europeos en lid. Afuera, arremolinado por los brazos de protesta en las calles, pendiendo desde los balcones, es ubicuo en Malmö el pabellón de la Autoridad Palestina. Como los tocados palestinos, y las manos manchadas de sangre (sintética, cosmética). Adentro del hotel, donde las fuerzas de Seguridad suecas le han pedido que viva encerrada, Eden Golan, la cantante de 20 años ruso-israelí que pasó a la Final, sigue recibiendo amenazas de muerte.
Afuera hay también, en el frente popular de la protesta contra Israel y contra 'Genocide Joe' (Biden), manifestantes ecologistas. En este grupo destaca Greta Thunberg, que siempre combatió, entre otras causas verdes, en pro de acrecer el nivel de conciencia y vigilancia sociales ante los riesgos del femicidio inminente.
Días de guardar
Según lo escribe Brendan O'Neil en The Spectator, ni aun en los momentos más condenables -y que siguen sin condena- de la ocupación de Irak por las fuerzas angloamericanas se oyó una sola voz que reclamara la exclusión de Gran Bretaña del concurso de Eurovisión. Ni tampoco cuando las tropas británicas llegaban a su clímax de crimen de guerra presentes en campañas dementes en Afganistán y Libia (o ausentes en Haití -isla americana de ex esclavos negros africanos víctimas de la trata y la explotación del imperialismo colonial blanco-). Este sábado 11 de mayo, fecha de la Gran Final, es la teleaudiencia británica -o una parte de ella- la que se autoexcluye. En boicot a esta cita 2024 de este (hoy corrupto, cómplice) concurso de canciones pop que organiza año a año la central de la Televisión Europea y cuya realización financia la empresa de petróleo de un país africano, árabe y musulmán sunita, Marruecos.
Uno de los bares gay más hermosos, tradicionales, luchadores, históricos de Londres cierra sus puertas en la noche de la Gran Final en solidaridad con Palestina porque concursa una cantante de Israel. Si los dueños de la Royal Vauxhall Tavern quisieran abrir una filial del pub al Este de Suez, sólo podrían hacerlo en el país de Tel Aviv. ¿Y al Oeste, en el Maghreb? Acaso sólo en Tánger.
AGB
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