Con un “riesgo social” latente por la suba del dólar, Massa buscó ganar tiempo y contención con la CGT y el Evita
“La suba del dólar impacta rápidamente en los precios y sobre todo en los alimentos no perecederos. Va a empezar a haber un acaparamiento, los comerciantes no van a vender. Y encima demora mucho el Gobierno en dar una respuesta con la política alimentaria. El riesgo social pasa por ahí”. El duro diagnóstico de la situación de estos días en el conurbano que le dio a elDiarioAR un influyente dirigente del Movimiento Evita explica en parte la foto de ayer de Sergio Massa justamente con los referentes de las organizaciones oficialistas y la CGT.
El salto del blue tendrá consecuencia en el bolsillo de los asalariados, pero también en el estómago de quienes integran la llamada economía popular –unas diez millones de personas que trabajan en la informalidad–. A menos de cuatro meses de las PASO, no son pocos los que aventuran que cualquier chispa podría encender una pradera social por demás seca.
Massa –que por estas horas se juega su lanzamiento presidencial– buscó poner de su lado a quienes actúan como dique de contención social. Luego de avisarle al FMI que iba a intervenir en el mercado financiero para intentar detener la corrida bancaria, el ministro de Economía llamó ayer por la mañana a los dirigentes con los que se mostró pasadas las 19 en el Palacio de Hacienda.
De un lado se ubicaron referentes de la UTEP, el gremio de la economía social, como son Emilio Pérsico y Fernando “Chino” Navarro –jefes del Evita– y Daniel “Chucky” Menéndez –de Somos-Barrios de Pie–. No sorprendió la ausencia de Juan Grabois –del MTE–, quien calificó al tigrense de “cagador” días atrás.
Del otro lado estuvieron dos de los tres jefes de la CGT, Héctor Daer –del gremio de la sanidad– y Carlos Acuña –hombre del riñón massista–. Además se sentaron sindicalistas de sectores claves, como Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA), Jorge Sola (sindicato del Seguro y mano derecha de Hugo Moyano), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y Armando Cavalieri empleados de Comercio). Pegó el faltazo el camionero Pablo Moyano, muy ligado al kirchnerismo pero con trato directo con Massa.
El saldo público de la reunión fue que el ministro habilitó un periodo de 90 días para sentar en una mesa a sus interlocutores de ayer con los empresarios. Busca acordar precios para que el repentino salto del blue vuelva a pegar en la inflación, que ya se estima otra vez cerca de 7 puntos para este mes que termina el fin de semana. En Economía avisaron que las reuniones empezarían “el sábado”, es decir, pasado mañana, pero uno de los invitados desalentó esa posibilidad consultado por este medio. Tampoco se informó a qué hombres y mujeres de negocios se van a convocar.
Los 90 días
Entre líneas, la cumbre buscó dar un mensaje político en medio de las peores horas del Frente de Todos. “Fuimos a acompañar ante el intento de desestabilizar”, dijo a elDiarioAR uno de los participantes. “Fue una reunión de apoyo al Gobierno”, explicó otro de los convidados. “La foto es por la crisis. Les están avisando a los que subieron el dólar y marcan los precios que ‘ojito’ con lo que hacen”, comentó un tercer dirigente conocedor del detalle de la reunión.
“No vamos a ser simples espectadores de aquellos que especulan”, avisó Daer en la conferencia que se transmitió en vivo. “Cuente con nosotros para ir a marcar especuladores que subieron los precios y no los bajen a partir de ahora”, le dijo en la cara Pérsico a Massa.
Una fuente consultada aseguró en off que los piqueteros no irán a controlar precios “porque no es una política que funcione”. Ya quedó atrás las postales del verano cuando los militantes de Barrios de Pie salieron a hacer campaña sobre Precios Justos y Moyano se sumó a los controles de la Secretaría de Comercio en los depósitos de las grandes cadenas de supermercados.
Lo cierto es que la ventana de tres meses terminaría el 25 de julio, un mes después del cierre de las listas de candidatos y menos de tres semanas antes que las primarias del 13 de agosto. Massa lograría así oxígeno en medio de la crisis para cualquier aventura electoral.
Además del llamado al acuerdo por los precios –que pulveriza los salarios–, el Gobierno prometió principalmente a los movimientos sociales acelerar el refuerzo de alimentos en los comedores de los barrios populares. Ese es el reclamo que sobrevuela la amenaza de un estallido social de abajo hacia arriba.
“Le planteamos al ministro buscar un mecanismo de decisión más rápida del Estado. Es muy lento todo y hay que acelerarlo y que funcione a otra velocidad. La crisis no puede esperar la burocracia y la lentitud e inoperancia del Estado. También hay funcionarios que son de carrera y políticos muy malos”, cuestionó una fuente oficialista al salir de la reunión.
En las organizaciones de la UTEP hay un encono personal con la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, pese a que el grifo de los fondos públicos lo maneja Massa. Pérsico, además, tiene en la cartera cierta preponderancia, siendo el titular de la secretaría de Economía Social, el área que administra los planes sociales. “Tenemos contacto con Massa y con Alberto, pero a Tolosa Paz le cuesta concretar en la gestión, no activa”, dijo al respecto una quinta fuente consultada.
Y al respecto de cómo la crisis golpea en La Matanza, su territorio de pertenencia y el distrito más populoso del conurbano, la voz autorizada de los movimientos sociales oficialistas alertó: “Al estar la situación tan difícil, cualquier problema puede terminar en cualquier cosa. Si no hay desde el Gobierno políticas de contención más fuertes, más allá de lo electoral, puede pasar cualquier cosa. Hay muchas más redes de atención comunitaria, pero eso no es ilimitado si la inflación te come todo y no podés dar ni siquiera respuesta alimentaria”.
MC
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