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Una investigación inédita calcula 745.000 muertes en un año por jornadas de trabajo prolongadas

Imagen de archivo de un hombre teletrabajando.

Laura Olías

elDiario.es —

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Causa de la muerte: “infarto”, “ictus”. En cientos de miles de casos, a ese motivo le falta la verdadera causa: trabajar muchas horas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) han presentado esta semana una investigación inédita que pone cifras por primera vez a los fallecimientos en el mundo por largas jornadas de trabajo. En 2016, las jornadas laborales de 55 o más horas semanales provocaron 745.000 defunciones por accidentes cerebrovasculares y cardiopatías isquémicas, una cifra un 29% superior a la de 2000.

Trabajar mucho mata y este estudio pretende cuantificar cuánto. Los sindicatos y expertos en salud laboral suelen advertir del alto número de muertes laborales que no son detectadas realmente como tales. Ambas organizaciones internacionales realizaron un primer análisis mundial de la pérdida de vidas y de salud derivada de estas largas jornadas de trabajo, que publicó la revista Environment International.

Estas largas jornadas motivan dos causas principales de los fallecimientos. Por un lado, las respuestas biológicas al estrés debido a trabajar muchas horas, que pueden desencadenar desregulaciones funcionales en el sistema cardiovascular y lesiones estructurales. Por otro lado, las “respuestas conductuales al estrés” por trabajar tantas horas, como el consumo de tabaco, alcohol, una dieta poco saludable, la inactividad física y el deterioro del sueño, señala la investigación.

Los resultados del estudio apuntan que unas 398.000 personas fallecieron por accidentes cerebrovasculares y otras 347.000, por cardiopatías isquémicas atribuibles a haber trabajado 55 horas a la semana o más. El estudio analiza los datos entre 2000 y 2016. En este periodo, las muertes por accidentes cardiovasculares relacionados con las jornadas de trabajo aumentaron 41,5% y las vinculadas a ictus, un 19%.

Estos problemas de salud de origen laboral son más frecuentes en los hombres (el 72% de las personas fallecidas), entre las personas que viven en las regiones del Pacífico Occidental y de Asia sudoriental, así como entre los trabajadores de mediana o avanzada edad. “La mayor parte de las defunciones registradas correspondieron a personas de entre 60 y 79 años que habían trabajado 55 horas o más a la semana entre los 45 y los 74 años”, subraya la OMS.

En Europa, las cifras de muertes en 2016 alcanzan unas 33.500 personas por cardiopatías y 24.200 por accidentes cerebrales vinculadas a estas largas jornadas laborales. Aunque a nivel global los fallecimientos aumentan en el periodo analizado por las agencias internacionales, no lo hace en todas las regiones del mundo. En Europa y en las dos Américas las muertes se reducen respecto al año 2000, mientras que en resto del globo se incrementan.

Miles de personas expuestas

LA OMS y la OIT advierten de que hay miles de personas en riesgo de estos fallecimientos ya que están expuestas a estas largas jornadas. En 2016, estiman que 488 millones de personas (con un rango de incertidumbre del 95%: 472-503 millones), lo que supone el 9% de la población mundial, estaban expuestas a estas prolongadas jornadas de trabajo de 55 o más horas a la semana.

La EPA ofrece un dato que nos permite aproximarnos a la realidad en España. En 2016 había 1,6 millones de trabajadores que aseguraban trabajar “50 o más horas a la semana”. En 2020, ya afectado por la pandemia, eran 1,1 millones. Los que más se exponen a estas jornadas prolongadas son los autónomos (632.800 personas), seguidos de los asalariados (485.300), más numerosos que los empresarios y empleadores, entre otras categorías.

En números absolutos, los sectores donde los trabajadores echan más horas son el comercio, con 213.000 personas que aseguraron en el EPA trabajar más 50 o más horas a la semana, seguido de la hostelería, con 114.000 personas. Sin embargo, si se tiene en cuenta el volumen de trabajadores de cada rama, el sector que sale peor parado en cuanto las largas jornadas laborales es el de Actividades profesionales, científicas y técnicas (categoría que engloba desde la arquitectura, abogacía, consultoría, publicidad, investigación científica...). En este, un 10% del total de sus trabajadores se enfrentan a estas largas jornadas laborales. La media de todos los sectores es del 5,8% de ocupados.

El estudio de la OMS y la OIT concluye que trabajar 55 horas o más a la semana aumenta en un 35% el riesgo de presentar un accidente cerebrovascular y en un 17% el riesgo de fallecer a causa de una cardiopatía isquémica con respecto a una jornada laboral de 35 a 40 horas a la semana.

Las agencias internacionales advierten también de riesgos a futuro, no solo de presente. Consideran que el número de trabajadores expuestos a estas jornadas prolongadas puede aumentar por varias tendencias, algunas relacionadas con el mundo laboral post-covid, como una mayor presencia del teletrabajo. “El teletrabajo se ha normalizado en muchos sectores y la línea que separa el trabajo y el hogar se ha difuminado. Además, muchas empresas se han visto obligadas a reducir o a interrumpir su actividad para ahorrar costos y los trabajadores que quedan en plantilla se ven obligados a ampliar su horario laboral”, subraya Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.

El estudio advierte además de otras formas de trabajo incipientes, como el vinculado a plataformas digitales, como otro foco de riesgo de jornadas prolongadas. “Ningún trabajo justifica exponerse al riesgo de sufrir un accidente cardiovascular o una cardiopatía isquémica. Los gobiernos, los empleadores y los trabajadores deben colaborar para poner límites a esta situación y proteger así la salud de los trabajadores”, sostiene Tedros Adhanom Ghebreyesus.

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