La historia del Mundial de Globos: de un juego doméstico que se vuelve viral a una retransmisión seguida por millones
A cualquier persona a la que le guste el deporte pero no se haya podido dedicar profesionalmente a ello fantasea en ocasiones con grandes victorias en los mejores estadios mientras lanza una bola de papel a la papelera de su oficina. Algunos incluso proyectan sus ansias de juego en las más infantiles contiendas, llegando a convertir “jugar a las películas” en una especie de “pressing catch intelectual” donde creyeran ser grabados en cámara super lenta mientras adivinan 'Nanuk el esquimal' y lo celebran como si hubieran metido un triple en la final de la NBA.
Seguramente muchas personas de ese tipo se encontraban frente a las pantallas de sus dispositivos móviles o sus ordenadores mientras se celebraba el primer Mundial de Globos (Ballon World Cup), emitido en Twitch, liderado por Ibai Llanos y Gerard Piqué y con todo el aparataje escénico y mediático de una competición a medio camino entre el espectáculo televisivo tipo humor amarillo y una práctica deportiva recién nacida. Y todo empezó por un vídeo de un juego doméstico que se hizo viral.
Antonio (21), Diego (18) e Isabel (15) son tres hermanos de la familia Arredondo que durante el confinamiento en abril de 2020 en su casa de Oregón (EEUU) comenzaron a subir vídeos a la cuenta de uno de ellos donde mostraban un juego al que todos hemos jugado alguna vez: un globo que no puede caer el suelo y dos personas que se van turnando, dándole golpecitos en paralelo o hacia arriba. Los vídeos que subieron durante semanas sucedían en el salón de su casa. Poco a poco fueron ganando seguidores en Tiktok. Entonces decidieron bautizarlo como 'Keep-up Balloon League' (La Liga de Mantener Arriba el Globo).
Los tres hermanos siguieron subiendo los vídeos regularmente a su cuenta de Tiktok. Las visitas y los followers aumentaban poco a poco. Los vídeos comenzaban a incluir las mejores jugadas, algunas de ellas a cámara lenta. Y de repente, el 19 de agosto de este año: la viralización (actualmente cuenta con 12 millones de visualizaciones).
Menos de 24 horas más tarde, el vídeo llegó hasta Ibai Llanos a partir de un tuit que rezaba en tono de humor: “Juegos Olímpicos 2024”. A lo que el streamer añadía: “Quiero comprar los derechos de esto y montar un mundial”. Poco después y según reconocieron durante la emisión de ayer, durante un almuerzo con el futbolista y empresario Gerard Piqué, ambos pensaron en la posibilidad de transformar la broma en un evento real. Algo más de un mes más tarde, el 27 de septiembre, Piqué e Ibai anunciaban en un directo de Twitch el nacimiento del Mundial de Globos.
Curiosamente el evento congrega dos de las prácticas recientes de Ibai Llanos y Gerard Piqué. El primero ha retransmitido (en diferido y como ejercicio de estilo/entretenimiento para su comunidad) competiciones de pilla-pilla, de petanca y de otro tipo de juegos que, sin llegar a ser deportes consolidados, sí implican una experiencia lúdica, una competición y una serie de reglas a seguir. Por otra parte, Piqué lleva ya varias incursiones como empresario vinculadas a innovar en el deporte. Kosmos, su empresa, organiza la ATP Cup de tenis. Hace poco comenzó a apoyar un club de E-Sports (también con Ibai Llanos).
El Mundial de Globos anunció que tendría 24 participantes. Finalmente fueron 32. El proceso de selección de los mismos se ha parecido más a un concurso televisivo que a un deporte serio. Los candidatos enviaban sus vídeos y la organización seleccionaba a los representantes con un criterio que no ha sido desvelado. Los hermanos Arredondo (solo los chicos) fueron invitados. La dinámica era muy simple: partidos de dos minutos donde los competidores tienen que evitar que el globo toque el suelo mientras se van encontrando obstáculos en una pista cuadrada de 64 metros cuadrados.
Evidentemente, en un contexto en el que priman la broma y el show, esto podría ser irrelevante. ¿A quién debería importarle cómo se gesta la representación en una competición que claramente ha nacido como una broma que se ha llevado más allá? Sin embargo, esta ha sido uno de las críticas que ha recibido el evento.
Varias feministas con notoriedad pública se quejaban en Twitter de la falta de mujeres en el evento. Tanto en la competición (una entre treinta y dos) como en la mesa de comentaristas (cero entre cinco) o en el equipo arbitral (cero entre cuatro). La desproporción era evidente.
A estas críticas habituales, los fans suelen argumentar que una mujer es la jefa del equipo de Ibai (@JustEffe en Twitter), como si eso resolviera el problema planteado. Pero quienes proponen el debate lo hacen desde la cuestión de la representación y de la desproporción en espacios mediáticos que hay en los deportes femeninos. Eso y bromas como “al andorrano, me la agarras con la mano” quizás puedan ser revisadas también.
El evento contó con el apoyo de numerosas marcas comerciales y los datos de audiencia son bastante llamativos: la emisión de Twitch asciende en estos momentos a más de 8,5 millones de visualizaciones y casi 500.000 espectadores de media durante todo el streaming. El peruano Francesco de la Cruz se impuso en la final al alemán Jan Spiess. El presidente de Perú felicitó por Twitter al ganador. La cuenta de los JJOO en español también se hizo eco. Y hasta la BBC ha publicado un artículo sobre el tema. Un éxito.
Más allá del olfato comercial de Piqué o de la intuición de Ibai Llanos para conectar con los deseos lúdicos de una audiencia ávida de nuevas experiencias, lo cierto es que este experimento nos deja unas cuantas reflexiones que transitan a medio camino entre lo tecnológico, lo mediático, lo cultural y lo social.
Lo primero es que los streamers no solo promueven la vida online. El Mundial de Globos representa en ese sentido el ejemplo de que lo offline y lo online se retroalimentan. Lo segundo es que en un contexto mediático cada vez más saturado sigue habiendo espacio para la inventiva y la imaginación. Esto no es simplemente “Twitch” o “algo de los streamers”. Hablamos de un juego muy antiguo... que se ha hecho viral en 2021. En tercer y último lugar: hay ganas de pasarlo bien. La pandemia, las restricciones y el sufrimiento generalizado nos han dejado un panorama en el que no habría que desmerecer ninguna actividad que implique pasar un buen rato. Eso es en esencia el Mundial de Globos. Esperemos que a la próxima las mujeres también sean invitadas a la fiesta.
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