Los combustibles sintéticos podrían ser compatibles con buena parte de los motores posteriores a 2014
Cuando las primeras noticias sobre los combustibles sintéticos comenzaron a asomarse a los medios, muchas voces se apresuraron a considerarlos la salvación para unos motores de combustión a los que se había puesto fecha de caducidad en territorios como la Unión Europea. La fiebre se desató cuando las autoridades comunitarias aprobaron que los e-fuels quedaban fuera de la prohibición de este tipo de propulsores en el continente a partir de 2035.
Como suele suceder, no todo el monte era orégano en esta cuestión, pero es justo distinguir entre unos ilusionados y otros. Estaban, por un lado, quienes veían de buena fe en estos carburantes teóricamente neutros en carbono una solución para mantener en uso sus viejos vehículos, seguramente por la dificultad o imposibilidad de adquirir uno nuevo. Por otro, hubo quien -de una forma que no cabe juzgar sino interesada- proclamó que estábamos ante la panacea para los más de 1.000 millones de coches de combustión que circulan por el mundo entero.
Por supuesto, pronto quedó claro que no había salvación posible para los modelos más antiguos y que ni siquiera todos los relativamente modernos podrían beneficiarse de esta solución. Ahora, el Grupo Stellantis, después de unos meses de pruebas (como contamos en este artículo), ha concluido que 24 familias de motores europeos vendidos desde 2014 (Euro 6), lo que representa 28 millones de vehículos de la compañía hoy en circulación, están preparados para funcionar con este combustible sin necesidad de modificar el motor. En los test se han empleado e-fuels alternativos suministrados por la firma saudí Aramco.
Ahmad O. Al-Khowaiter, vicepresidente ejecutivo de Tecnología e Innovación del gigante petroquímico, ha señalado que “el combustible sintético puede ser una solución de aplicación inmediata para los vehículos que ya están en circulación y, si se produce a través de un sistema con baja emisión de carbono, puede desempeñar un papel importante para reducir las emisiones de carbono en el sector del transporte y contribuir a lograr una transición energética ordenada”.
Los carburantes sintéticos se obtienen captando CO2 directamente de la atmósfera o de una instalación industrial y haciéndolo reaccionar con hidrógeno renovable. En comparación con los combustibles convencionales, su uso podría rebajar las emisiones de dióxido de carbono de los actuales vehículos de combustión interna en al menos un 70% durante su ciclo de vida, según las estimaciones de Stellantis.
En palabras de Ned Curic, responsable de Ingeniería y Tecnología del grupo: “Nuestra prioridad es proporcionar movilidad con cero emisiones para todo el mundo enfocándonos en la electrificación. Nuestra colaboración con Aramco es un paso importante y complementario de este viaje, aunque en este caso está dirigido al parque de vehículos actual. Estamos explorando todas las soluciones para reforzar nuestra ambiciosa estrategia de convertirnos en una empresa neutra en carbono para 2038”.
Curic agrega que “la sustitución de los combustibles convencionales por e-fuels puede tener un impacto enorme y casi inmediato en la reducción de las emisiones de CO2 de los vehículos existentes y ofrece a nuestros clientes una forma fácil y económicamente eficiente de reducir su huella de carbono, ya que es tan sencillo como elegir un surtidor diferente en la gasolinera y, además, no necesitan modificar sus vehículos”.
Una huella de carbono reducida
A través de su plan estratégico a largo plazo Dare Forward 2030, Stellantis pretende rebajar su huella de carbono a la mitad para el año 2030 (tomando como referencia los valores de 2021) y alcanzar las cero emisiones netas de carbono en 2038. La compañía calcula que utilizar combustibles con bajo contenido en carbono en unos 28 millones de su parque de vehículos europeos podría reducir hasta en 400 millones de toneladas las emisiones de CO2 en Europa entre 2025 y 2050.
Las pruebas realizadas abarcan las emisiones del tubo de escape, la capacidad de arranque, la potencia del motor, la fiabilidad y resistencia, la dilución del aceite, el depósito de combustible, los conductos y los filtros de combustible, así como el rendimiento del carburante con temperaturas de frío y calor extremos.
Aramco trabaja actualmente en dos plantas de demostración para estudiar la producción de combustibles sintéticos con bajo contenido en carbono. En Arabia Saudí, está probando junto con Enowa (Neom Energy and Water Company) la producción de gasolina sintética destinada a vehículos ligeros de transporte de pasajeros.
Mientras tanto, en Bilbao, Aramco y Repsol investigar cómo obtener gasóleo sintético y combustible de aviación bajo en carbono tanto para automóviles como para aviones. Finalmente, la compañía energética colabora con diversas escuderías y departamentos de competición de motor para seguir demostrando el potencial de esta clase de combustibles como solución inmediata aplicable no solo a los coches de carreras, sino también a los de calle que emplean motores de combustión interna.
VC
0