Los conflictos son parte de la historia del deporte más popular del mundo. Desde principios del siglo XXI, en cada región, en cada país y en cada rincón del mundo la pelota estuvo atravesada por la política y la sociedad.
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17 de diciembre de 202213:36 h
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¡Hola! ¿Cómo andan?
Estamos en la cuenta regresiva, los nervios son totales y la alegría es inmensa. Otra vez la selección argentina nos regala una final del mundo. Como si fuera una serie de varias temporadas, la búsqueda de Messi para levantar la copa empezó hace tiempo. Una historia por la que pasó mucha agua bajo el puente. Nuestro héroe llega en modo Michael Jordan en The last dance. Desparramando rivales en cada partido, busca mañana ser el protagonista de lo que puede ser su última escena en un Mundial para que esta historia de película termine con un final feliz.
Estadio Lusail
La selección vuelve a repetir estadio en la final. El Lusail fue su casa durante este mundial. Allí jugaron cuatro de los seis partidos: contra Arabia Saudita, México, Países Bajos y Croacia. Pero además, fue el escenario donde Messi batió récords: ahí se convirtió en el primer jugador argentino que disputó cinco mundiales; igualó la marca de 25 partidos jugados en mundiales que tenía el alemán Lottar Matthaus, y lo superará mañana en este mismo escenario; se convirtió en el máximo goleador argentino en mundiales con 11 goles; y superó a Maradona en cantidad de partidos mundialistas como capitán de la Selección Argentina. El Lusail se transformó en su fortaleza, en su Coliseo Romano. Pero además, mañana, en el minuto 38, superará al italiano Paolo Maldini, como el jugador que más minutos jugó en una Copa del Mundo. También puede proclamarse como el primer futbolista en la historia de los mundiales en terminar como máximo goleador y asistente de una misma edición, algo que ningún jugador en la historia logró. Por último, puede superar al alemán Miroslav Klose en lograr más victorias en mundiales. Ambos están con 17. Ojalá mañana lo logre.
Primer tiempo
The Last Dance
Como si fuera una película o una serie de cualquier plataforma de streaming ahí está Messi frente a las cámaras en el primer capítulo de esta temporada, dejando una frase para la posteridad. “Que la gente confíe”, dice. Su declaración no termina ahí. Messi, que ya era “vulgar” y que siempre fue más argentino que el dulce de leche, aunque ciertos impiadosos lo han llegado a criticar por no cantar el himno (escenas de viejos episodios), agrega con una jerga tan nuestra: “que este grupo no los va a dejar tirados”. El uso del lenguaje es de una complicidad total con la hinchada argentina. No es un mensaje de “cassette” para la prensa mundial. Es una declaración que buscaba llegar a la gente y que luego, afortunadamente, se volvería estandarte para el pueblo argentino. No quería que los hinchas pierdan la ilusión y el optimismo que había con esta selección. Se retroalimenta, como el resto de los jugadores, de esa simbiosis que existe entre la Scaloneta y la hinchada. “Nosotros nos contagiamos de la gente y ellos se contagian de nosotros”, dijo De Paul. Ese fue el combustible que los trajo hasta acá.
En esa derrota, del primer partido del Mundial contra Arabia Saudita, aparecieron los fantasmas del pasado, a la par que los contreras, agazapados, volvieron a salir del ostracismo. Un capítulo de desgracia que resultó clave para esclarecer el panorama y refrescar el mensaje que sobrevuela en toda la historia reciente de la Selección Argentina y de Messi: la resiliencia. El luchar, el caerse y el levantarse. La parte de la canción que dice “las finales que perdimos, cuantos años las llore”, que ahora se grita como un desahogo, pero que es parte de todo este proceso. Superar la adversidad es la trama de esta serie, que tiene sus momentos de alegría, tristeza, desazón, incertidumbre, conflictos y también de algarabía. Tiene de todo, pero no es una película algorítmica. De esas series que ahora están hechas de seis u ocho capítulos, con una estructura efectiva para que las veas de corrido en un fin de semana. Todo lo contrario. Esta película se mastica, choca contra lo establecido por la industria. Tiene un mensaje contracultural, como caracterizó Bielsa cuando Messi obtuvo la Copa América. “Perseveró, luchó, aguantó, esperó y triunfó”, dijo. Una gambeta de nuestro diez contra la cultura de lo inmediato. Jugar a otros tiempos del que impone el deseo de la gratificación instantánea. “Messi le agregó paciencia a Messi”, expresó esta semana Jorge Valdano. Y es verdad, porque en un mundo atolondrado, ahí va él, pateando los penales con una cadencia que logra paralizar el tiempo.
Por eso, esta serie, la de la Selección Argentina de Messi, es larga ya que comenzó hace rato. Tiene varias temporadas. Puede empezar desde su primer mundial en el 2006 con la imagen de él sentado en el banco sin entrar contra Alemania; puede tener otra temporada cuando Maradona lo dirigió en el 2010, logrando la conjunción de los dos más grandes de la historia del fútbol, en un equipo que desbordaba de iconografía argentina; otra temporada sobre el grito ahogado en el mundial 2014, en una final soñada que se escapó por poquito; de las finales de las distintas Copa América contra Chile, que se llevan los capítulos más duros de esta serie; seguido por un enrarecido Mundial 2018, que al terminar generó incertidumbre de lo que podría pasar con el futuro de la Selección. Pero, como si fuera una ficción, la última temporada “levanta” con la Copa América 2021 y la Finalisima contra Italia 2022, (de las que sí hay series en las plataformas de streaming) que conlleva momentos de superación con la Scaloneta, al romper una sequía de 28 años de sin ganar un título.
Entre esos episodios hay muchos momentos de buen fútbol que el exitismo decide olvidar: de un Messi y Riquelme tirando paredes juntos, de las gambetas de Tévez, de los goles del tan vilipendiado Higuaín o del esfuerzo y la garra de Mascherano que, creer o reventar, también llegó a ser cuestionado. Instantes, entre muchos, y jugadores que tienen que ser recordados. Es una serie que además siempre tuvo enemigos, y fueron cambiando: desde el reciente “qué mira bobo” a Weghorst a la frase del Diego: “Karagounis, ¿qué carajo le estás diciendo?”. Una historia con mucha agua bajo el puente, en la que hubo una comisión normalizadora en la AFA o cuando Messi anunció que el plantel no iba a hablar más con la prensa, después de las acusaciones contra Lavezzi. Momentos de mucha tristeza, como la muerte de Maradona, que increíblemente mañana no estará de forma física en el Estadio Lusail, pero cómo dice la canción, “en el cielo lo podemos ver, con Don Diego y con la Tota, alentándolo a Lionel”.
Incluso esta serie se puede empezar desde que al Diego le cortaron las piernas en el Mundial de 1994 y conectarlo con la aparición de Messi. ¡Que afortunadas las generaciones que vieron a Maradona o Messi! La envidia de los que fueron contemporáneos a los dos. Esta serie tiene dos puntos en el tiempo, que conecta a generaciones e incorpora a dos seleccionados más (los de 1998 y 2002), que también son la memoria colectiva del equipo que mañana va a representar a la Argentina en su sexta final del mundo. Porque si hay algo que demostró la Scaloneta, al cambiar los once titulares en cada partido del mundial, al no tener los mismos jugadores que en la Copa América o al sumar en los festejos a futbolistas como Lo Celso y el Kun Aguero, es de que hay un héroe colectivo, que puede trascender las distintas camadas de futbolistas.
Un plantel que como dijo Scaloni pone a la Argentina en el pedestal del fútbol, pero que no se sube al pedestal de la soberbia. A pesar de que algunos quisieron llevarlo para ese lado, después del partido contra Países Bajos, este equipo siempre mantuvo los pies en la tierra. Son terrenales, vulgares. Con un entrenador que le baja el tono a las exageraciones y que remarca que es sólo fútbol; con un arquero que no tiene problemas en decir que va al psicólogo; con jugadores que muestran constantemente el afecto hacia el compañero; y con un Messi que le contesta a otro futbolista con un léxico made in Argentina. Una selección que con sus frases y sus actitudes genera que la hinchada se sienta representada.
Mañana este equipo buscará quedar en la historia del fútbol. Un equipo que logró cobijar al ídolo de toda una generación, de la que ellos mismos forman parte. Un plantel de pibes jóvenes que entendió esta película desde un principio y que no necesitó de subtítulos para saber por dónde iba la trama. Que bajo la idea de que el “equipo es el otro” y de que “no se puede triunfar sin pensar en el otro” como dijo Sabella, se pusieron la misión de ver feliz a Messi. Que es la felicidad de todos y todas, porque Messi personifica un sueño colectivo y conlleva los sueños ahogados de tiempos pasados. De los amantes de la selección, pero también de los amantes del fútbol. “El que no quiere a Messi, no quiere al fútbol” dijo Valdano. Lionel viene siendo la figura de todo el Mundial y en tiempos donde se cree que la gambeta, el engaño, la osadía se están extinguiendo por lo táctico y por la técnica del “a dos toques”, ahí está él, con sus 35 años, sacando a pasear a un joven croata enmascarado de 20 años. “Servidor del arte del fútbol”lo calificó Victor Hugo Morales en medio de su relato. Ya lo dijo Sabella en el 2012, “esperemos ser como Messi, que siempre busca dar algo mejor”. Porque esta historia también lleva esa consigna: ser mejores.
Segundo tiempo
La conquista del fútbol africano
Hoy jugaron por el tercer y cuarto puesto Marruecos y Croacia. Merece un párrafo aparte el equipo marroquí dirigido por Walid Regragui, que logró que por primera vez en la historia de los mundiales un seleccionado africano llegará a semifinales de una Copa del Mundo. Hoy no logró otro hecho histórico: ser terceros. El puesto fue para Croacia. Hasta ahora, el mayor logro había sido llegar a cuartos de final, logrado por tres selecciones africanas que se quedaron en la puerta de las semifinales: la mítica Camerún de Roger Milla en Italia 1990, Senegal en el mundial de Corea y Japón 2002 y la selección de Ghana en Sudáfrica 2010.
Pero este crecimiento, de las selecciones africanas en los últimos tiempos, esconde un pasado de disputa política para llegar a donde llegaron en este mundial. El punto de quiebre fue en 1966, cuando el continente Africano protestó contra la injusticia de que África no tuviera plazas permanentes para el mayor evento deportivo del fútbol mundial. Hasta ese momento, el único país africano que había participado en una Copa Mundial era Egipto, que lo había hecho en 1934. El continente africano era claro, necesitaba oportunidades. Sin embargo, la FIFA fue determinante y decretó que de las 16 selecciones que irían a ese Mundial, diez iban a ser europeas, cuatro de Latinoamérica y una de Centroamérica y el Caribe. El cupo restante saldría de cruces entres representativos de los tres continentes que faltaban (África, Asia y Oceanía).
Por ese motivo, en julio de 1964, la Confederación Africana de Fútbol (CAF) decidió boicotear el Mundial de Inglaterra de 1966. Los 15 equipos africanos elegibles para el Mundial declararon que no iban a participar en el proceso de eliminatorias. Así fue que ningún equipo africano jugó ese mundial, pero así y todo, el continente africano ganó. Porque dos años después de ese Mundial, la FIFA le otorgó al continente un lugar directo a la Copa del Mundo. En los últimos tiempos y hasta este Mundial, África tuvo cinco plazas. Este año, para Qatar, dentro de los cinco entró Marruecos, que le demostró al mundo que condiciones tienen, pero lo que falta es igualdad en las condiciones para competir.
Penales
.Para seguir con la manija hasta mañana les recomiendo que vean o vuelvan a ver las series de la Selección Argentina, tanto en la plataforma Amazon Prime como en Netflix.
.Les dejo un hilo de twitter con videos de lo que fue la calle después de haberle ganado a Croacia. Se titula “motivos por los que Argentina merece ser Campeón Mundial”.
La figura
Julián Álvarez
En envíos anteriores puse videos de Lisandro Martinez, de Messi y de Enzo Férnandez. Esta vez, y después del partido que hizo contra Croacia, dejo un video de grandes goles de Julian Alvarez. Ojalá, mañana repita.
Espero que hayas disfrutado de este partido.
Nos vemos la próxima fecha para seguir tirando paredes.
Abrazo de gol.
Lucas
Sobre este blog
Fútbol y política.
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