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Sobre este blog

A veces es más interesante lo que sucede en la previa de una entrevista que la entrevista que se publica. A veces, también, las bambalinas de un reportaje merecen “una nota aparte”. ¿Cómo se preparó Esmeralda Mitre para recibir a elDiarioAR? ¿Qué era eso que tenía sobre su escritorio el empresario Claudio Belocopitt? ¿Y el momento exacto en el que Alberto Samid se enfureció delante del grabador encendido? Hay datos de archivo, referencias, climas, declaraciones o rodeos del personaje que no llegan a un texto. Y no hay entrevistado sin entrevistador así que este boletín también indaga en los fracasos y los aciertos a la hora de entrevistar, de la escucha y lo imprevisible. Gracias por venir será una ventana para que corra aire y también para conocernos.

Autora: Victoria De Masi

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¡Pero si el periodismo ya está estigmatizado!

Juan Grabois.

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Juan Grabois: Yo no sé cómo no se te cae la cara de vergüenza para decir que está mal darle tierra a alguien que tiene un proyecto agroecológico… Sos una sinvergüenza. Cuando usted dice “a los mapuches les dan tierras” es como si dijera “a los judíos les dan tierras”. Usted es una xenófoba, es una racista y es una clasista. Usted lo que hace sutilmente es, jugándola de educadita, diciendo que yo mandé a tomar tierras a gente de La Matanza...

Jugándola de educadita: roja y expulsión (esta es una intervención mía).

Cristina Pérez: Usted se cuelga de la sotana del Papa, de la pollera de Cristina y de la bermuda de Máximo. ¿Por qué no va a hacer una huertita al Calafate, a los territorios de Báez, que tiene veinte veces la Capital? La última vez que anduvieron por la Patagonia los corrieron tres gauchos a ustedes, eh, así que no sé.

Los corrieron tres gauchos: me reí (esta es otra intervención mía).

La presentadora de noticias y el dirigente social se cruzaron en Radio Rivadavia. La noticia - es decir: lo importante- ya había circulado. La Nación lo explicó en esta nota, firmada por el corresponsal en Mar del Plata, Darío Palavecino. El artículo se publicó el domingo y la discusión al aire fue al día siguiente. Leo la nota y en ningún lado se menciona que quienes estaban parados sobre ese páramo fueran desterrados de La Matanza. Por las dudas hice Control+F pero tampoco di con alguna referencia. Dice La Nación que en esas 140 hectáreas (que están entre Mar del Plata y Miramar) van (o iban) a instalarse varias familias para construir viviendas sociales, hacer una huerta y criar ganado.

Después de dar con la nota que disparó el intercambio entre Pérez y Grabois, fui a la cablera de Télam. Busqué “Mar del Plata ocupación terrenos”. Le di click a un cable, fechado el 17 de marzo, que cuenta que treinta familias se resisten a dejar el predio en el que se instalaron. Hicieron sus casas con postes y lonas, y delimitaron los lotes. Estaban decididos a construir hogares un poco menos precarios que los ranchos en los que sobreviven. El terreno en cuestión está en la zona de la calle Tettamanti y la Avenida Fortunato de la Plaza. 

La de La Nación y la de Télam son dos notas que hablan del mismo conflicto: en Argentina no sobra nadie, lo que falta son viviendas. Comprar una casa es imposible salvo que a) tengas muchísima guita b) heredes c) seas cacheteado por la suerte. ¿Y alquilar? Lean: según un relevamiento privado difundido en enero, en la Ciudad de Buenos Aires, un monoambiente sale $78 mil pesos por mes. El Salario Mínimo, Vital y Móvil fue en diciembre de $67.743: no cubrió el alquiler del mono. Después está la cuestión del “efecto Airbnb”, bien explicado acá. Se trata de alquileres pensados para turistas que pagan la estadía en dólares, lo que achica el mercado para los porteños que necesitan un lugar donde vivir.

La noticia debería ser esa, que o es difícil conseguir una casa o que es imposible conseguir una casa. Pero lo que se viralizó es el ida y vuelta entre conductora y referente social. Una aclaración: el viral es de confección artesanal. Como el corte fue editado e incluso han alterado el orden del diálogo y redujeron a dos minutos unos veinte de entrevista, aquí está el audio completo. Sigo. Se viraliza la forma, pero no el fondo (el fondo de la cuestión, digo) y eso es lamentable. Lamentable para las audiencias, sobre todo. Para las y los periodistas debería ser motivo de vergüenza.

El Foro de Periodismo Argentino, FOPEA, emitió un comunicado ayer. Copio y pego: “FOPEA reitera a Juan Grabois y a toda la dirigencia social y política que la intolerancia ante la pregunta de los periodistas solo habla de la poca capacidad de convivencia en el marco democrático que cualquier dirigente debe tener como premisa central. Reiteramos que los agravios estigmatizan a la prensa y que pueden derivar en intimidaciones, situaciones de autocensura y por ende afectación a la libertad de expresión. El debate de ideas, la tolerancia y el respeto hacia la prensa son prácticas insustituibles en cualquier sistema democrático.”

Pero Grabois, que es un tipo difícil para entrevistar pero qué mejor para un periodista que la cosa se complique, no reaccionó de manera indebida a una pregunta porque lo que faltó fue, justamente, la pregunta. Pérez partió de una afirmación al menos equivocada y enmascarada entre signos de interrogación: “¿Por qué le tienen que otorgar un terreno de Mar del Plata a gente que viene de La Matanza y que simplemente tiene una conexión de identificación política…?”. Y ahí la conversación deviene en agravios de sobremesa, una pelea por la medianera de la nada en la que nadie se escucha y pierden los que valen, o sea: los oyentes.

Leo el comunicado en solidaridad emitido por Fopea y le respondo a la pantalla: ¡el periodismo ya está estigmatizado! ¿Quién quiere a un periodista? ¿Qué estamos haciendo nosotros para que el oficio sea un poco, un poquito, respetado? Si una buena cantidad de colegas encara el micrófono como mi tía postea en Facebook: sin datos, sin chequeo, sin rigurosidad, sin contexto, sin calle. Les gana la emoción, van arrastrados por las pasiones, creen que el destrato “es personal”. No debe haber nada más emocionante que ver reaccionar a un entrevistado. Que se hinche de rabia ante la pregunta, que se descoloque, que toda esa potencia opere a favor de la nota.

Por otro lado, conozco cantidad de periodistas, entre los que me incluyo, que han sido intimidados con cartas documento, llamados directos o llamaditos al jefe, aprietes de voceros: a eso nos expone nuestro trabajo; es, incluso, una parte del trabajo. ¿Autocensura? No hace falta que un entrevistado se desubique al aire. Basta con la gratuidad, inmediatez y anonimato de Twitter. Fopea, Adepa y el sindicato que nos representa (todas instituciones respetables, aclaro por las dudas) deberían emitir un comunicado por semana si los periodistas-no-famosos diéramos a conocer cada puteada.

Periodistas: mitad para atrás en la fila de obreros. Ni policías ni fiscales. Ni héroes ni influencers. Perfil bajo, pirámide invertida, alguna licencia para la metáfora y pica pica bajada cordón. Es sencillo. Es para hacerlo mejor. Porque no hace falta tanto para hacerlo de la manera más decente posible.

VDM

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A veces es más interesante lo que sucede en la previa de una entrevista que la entrevista que se publica. A veces, también, las bambalinas de un reportaje merecen “una nota aparte”. ¿Cómo se preparó Esmeralda Mitre para recibir a elDiarioAR? ¿Qué era eso que tenía sobre su escritorio el empresario Claudio Belocopitt? ¿Y el momento exacto en el que Alberto Samid se enfureció delante del grabador encendido? Hay datos de archivo, referencias, climas, declaraciones o rodeos del personaje que no llegan a un texto. Y no hay entrevistado sin entrevistador así que este boletín también indaga en los fracasos y los aciertos a la hora de entrevistar, de la escucha y lo imprevisible. Gracias por venir será una ventana para que corra aire y también para conocernos.

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