Gabriel se refriega los ojos, contesta un mensaje de su novio y sigue pegando diminutas piedras de colores en un pantalón. Hace 23 horas que no para de decorar los trajes de sus compañeros y compañeras de la comparsa. Acá todos se ayudan, hacen chistes, discuten y cantan cumbia para no dormirse y poder llegar con todo listo para la presentación del Carnaval.
Sofía tiene 18 años y un tatuaje de Stitch mitad rosa, mitad azul en la pierna derecha. Está feliz porque recibió su nuevo DNI con el nombre que ella eligió. “Soy Sofía”, dice con alegría en la voz y pasa el mate. En el galpón del centro comunitario del Movimiento Libertador San Martín ubicado en el barrio Molino Blanco de Rosario hace mucho calor, pero eso no quita las ganas de tomar mate. Todo en Los Herederos es un acto para compartir.
Claudia pega un grito y todos salen a su encuentro. Ella es la cabeza que organiza, ordena y un poco materna a todos los integrantes. La respetan, pero sobre todo la quieren.
El año pasado fue la primera vez que una comparsa rosarina desfiló en la Marcha del Orgullo y lo hizo con su propia carroza. También la carroza, como el propio espíritu de la comparsa, fue abierta y generosa e invitaba a todo aquel que quisiera subir a compartir el viaje. Y definitivamente ese fue un viaje de ida e inclusión para las diversidades dentro de Los Herederos.
Se nombraron y se identificaron. Se abrazaron y se contuvieron. Isadora recuerda ese momento, le agradece a Claudia por haberlo hecho posible y se le abalanza con los brazos abiertos entre espaldares decorados con plumas multicolores.
Rosario tiene una trayectoria cultural rica, diversa y maravillosa. Durante un tiempo esa era su referencia más escuchada al cruzar la avenida Circunvalación y alejarse de la ciudad. Hasta que las historias de narcos y balas coparon las calles y los noticieros. Pero en el entramado más invisible, lo colectivo, la cultura, la solidaridad y el compromiso de estas organizaciones sociales con el territorio que habitan no desaparecieron. Al contrario, redoblaron su apuesta, aunque muchas veces parezca una tarea absurda y la realidad los lleve puestos a cada momento. Ahí están.
Carina levanta con dificultad el estandarte que lleva bordado con cientos de mostacillas brillantes el nombre de la comparsa: Los Herederos. A su alrededor, en el sur más sur rosarino se escucha una y otra vez una frase, como un mantra, o simplemente para no perder las esperanzas en medio de esta crisis que arrasa todo a su paso: “No vamos a dejar que nos roben la alegría”.
La alegría como un estandarte revolucionario.
Carina Casas tiene 57 años y es una de las integrantes más antiguas de la comparsa. Lleva con orgullo el estandarte que identifica a Los Herederos en la fiesta del carnaval.
Carina Casas tiene 57 años y es una de las integrantes más antiguas de la comparsa. Lleva con orgullo el estandarte que identifica a Los Herederos en la fiesta del carnaval.
Claudia Fleitas es una histórica militante social, y referente del Movimiento Popular Libertador San Martín en la zona sur de Rosario y directora de la comparsa “Los Herederos”, un lugar de contención y refugio donde los chicos y las chicas del barrio son felices, alegres y rebeldes.
Claudia Fleitas es una histórica militante social, y referente del Movimiento Popular Libertador San Martín en la zona sur de Rosario y directora de la comparsa “Los Herederos”, un lugar de contención y refugio donde los chicos y las chicas del barrio son felices, alegres y rebeldes.
Magali Franco, tiene 26 años y es la Reina de batería de Los Herederos. Hace un año que está casada con Erica que toca la caixa en la Gran familia heredera y conviven con sus tres perros.
Magali Franco, tiene 26 años y es la Reina de batería de Los Herederos. Hace un año que está casada con Erica que toca la caixa en la Gran familia heredera y conviven con sus tres perros.
Gabriel Plaino, tiene 25 años, es actualmente el maestro de ceremonia de Herederos, y se describe como un apasionado por el carnaval.
Gabriel Plaino, tiene 25 años, es actualmente el maestro de ceremonia de Herederos, y se describe como un apasionado por el carnaval.
Isadora Elias Portillo, tiene 31 años. Se asume como una persona no binaria. Trabaja de enfermero tiempo completo. Su pasión es el carnaval y cuando no está de guardia está bordando, ensayando o disfrutando en la comparsa que tanto ama.
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