Lo más destacado del año en la literatura argentina: doce libros entre el cuento, la novela, la poesía y lo híbrido
Los balances siempre implican sesgos, omisiones, arbitrariedades, decisiones que no le hacen justicia a todo lo que ocurrió en un determinado período y un recorte obligado por el tiempo o, mejor, por su falta. Sin embargo, también pueden llegar a ser un espacio de cierto refugio: el año se va y tuvimos la posibilidad de leer libros interesantes, arriesgados, graciosos, conmocionantes que vale la pena rescatar.
Para esta primera entrega del Balance 2023 se seleccionaron publicaciones entre el cuento, la novela, la poesía y lo híbrido. Todas salieron este año y fueron escritas por autoras y autores de Argentina. En próximas ediciones tendrán lugar los extranjeros, el ensayo y la no-ficción, entre otros.
Hechas todas las aclaraciones del caso, va a continuación una lista con grandes libros publicados a lo largo de 2023.
1. La paciencia del agua sobre cada piedra, de Alejandra Kamiya. “Toda la oscuridad del mundo cabe en una habitación pequeña. Porque la oscuridad no deja intersticios como dudas. No distingue entre rincones o espacios abiertos, no hay para esa boca nada demasiado ínfimo ni demasiado grande. Es de lo que no tiene medida, como Dios o el miedo”, se lee en las primeras líneas de La paciencia del agua sobre cada piedra (Eterna Cadencia) el libro de cuentos de la escritora argentina Alejandra Kamiya que salió en marzo. Como un avance, como una muestra pequeña de todo eso que vendrá después y no siempre es ostensible al primer vistazo, los cuentos de Kamiya exploran distintos tipos de oscuridades. A veces con la pérdida y el duelo en primer plano, a veces con eso que apenas se puede mencionar intentando salir a la superficie, la escritora, una de las más interesantes y sutiles de la literatura argentina contemporánea, busca en las hendiduras.
En este tomo de cuentos encantador, las historias cruzan animales con humanos (una mujer convive con un mono; otra recuerda todos los perros que la acompañaron en su vida); vidas vigorosas con otras que se aproximan al ocaso; melancolías con entusiasmos desenfrenados, como dejarse llevar por un elefante.
En todos los casos, se trata de narraciones que se ubican en los intersticios, en una zona que parece cotidiana y a la vez se nutre de lo onírico. Cubrir a estos cuentos de adjetivos –ya hay muchísimos por acá, sí– les juega en contra, los recarga de algo que es ajeno, los aplasta. Porque Kamiya escribe desde la simpleza, desde la imagen más desgranada, desde la gota de agua que, en su austeridad, no para de moverse.
“Creo que un tono o un estilo no es algo que uno piensa y después lo busca. Hay un movimiento hacia adentro que tiene que ver con intentar ser lo más auténtico posible y tal vez ahí sale el estilo que tenga que ser. Obviamente, después de que salió te sorprendés y te alegrás con eso, hasta por ahí pensás 'claro, me gusta, esto soy yo'. Pero no se busca una estética de manera exterior sino explorando hacia adentro”, dijo la escritora ante elDiarioAR en esta entrevista.
La paciencia del agua sobre cada piedra, de Alejandra Kamiya, salió por Eterna Cadencia editora. En este enlace, una entrevista con la autora.
2. A través del bosque, de Laura Alcoba. “Este libro se inspira en hechos reales. Las identidades fueron cambiadas de manera voluntaria, al igual que ciertas circunstancias, para preservar la vida actual de las personas involucradas en esta historia”, se lee en A través del bosque (Alfaguara), el libro de Laura Alcoba que se editó en español este año con traducción de Eduardo Berti.
Es que la escritora, tal como apuntamos por aquí, nació en la Argentina pero vive desde los 10 años en Francia, donde debió exiliarse junto a su madre durante la dictadura militar. En esta oportunidad, la autora de La casa de los conejos se aproxima a aquellos tiempos de su infancia y destierro, pero no para concentrarse en su círculo familiar, tal como planteaba en sus libros El azul de las abejas y La danza de la araña, sino para recuperar una historia de otros exiliados argentinos. Una mañana helada de 1984, una mujer que en el libro se llama Griselda llena la bañera y ahoga allí a sus dos hijos menores (en el relato, Sacha y Boris), quienes mueren en el acto. Empapada y con lo puesto, cruza la calle para retirar de la escuela a su hija mayor, Flavia, de apenas seis años.
A partir de esa escena estremecedora, Alcoba reconstruye tres décadas después aquellos hechos, va y viene en el tiempo, habla con todos los protagonistas (Flavia, la hija sobreviviente hoy fotógrafa de profesión, describe a Griselda como una madre “presente y muy amorosa”) y, sobre todo, hace preguntas. Con una narración deslumbrante, la escritora logra aproximarse de esta manera a eso que parece inconcebible y atraviesa ese bosque perturbador más interesada en los resquicios que en las respuestas. Como si maniobrara aros de fuego, con delicadeza y precisión logra darle forma a un enigma y, en ese movimiento sutil, a un libro extraordinario.
A través del bosque, de Laura Alcoba, salió por Alfaguara.
3. Cómo cocinar un lobo, de Magalí Etchebarne. Los mejores días (Tenemos las máquinas), su debut literario de 2017, fue uno de esos libros que se convierten en un fenómeno: una editorial independiente y pequeña apostaba por una escritora joven con un pulso narrativo muy particular que de inmediato cosechó elogios de la crítica y la admiración de numerosos lectores. Era un volumen de cuentos que traía un sonido nuevo –algo que se vinculaba a la tradición y al mismo tiempo se despegaba, como en un balanceo– con historias encantadoras alrededor de los vínculos humanos, el desgarro interior, la torpezas del deseo, los vaivenes del pasado. También con pájaros (¡muchos pájaros!), con paisajes sutiles, con la naturaleza siempre magnética y al acecho. El escritor Federico Falco lo resumió con precisión: “Magalí Etchebarne tiene una capacidad impresionante para poner en palabras las contradicciones, las inseguridades y los deseos de sus personajes. Un primer libro de una contundencia pocas veces vista”.
A comienzos de 2023, mientras aquel libro superó las diez ediciones, se editó en España y sigue circulando, Magalí Etchebarne decidió volver. Pero, esta vez, con una nueva sorpresa: un libro de poemas. Es que a Los mejores días le sucedieron tiempos difíciles: primero murió su padre, luego a su madre le diagnosticaron cáncer y la escritora debió acompañar, pandemia mediante, el proceso de su deterioro hasta su muerte.
Cómo cocinar un lobo (Tenemos las Máquinas) podría pensarse como un poemario de duelo antes del duelo. Como la memoria de un cuerpo, de una casa familiar, de un mundo que tambalea y en ese temblor vibra entre el recuerdo, las imágenes y los silencios. Con delicadeza y como quien cocina a fuego lento entre el dolor y el eco de una voz poderosa, Magalí Etchebarne lo hizo de nuevo.
“Siempre escribo cuentos, eso es lo que estoy escribiendo casi todo el tiempo. Con la poesía había empezado como un ejercicio de probar y ver, mientras atravesé todo el proceso de la muerte de mis padres. Ese es el centro de Cómo cocinar un lobo, en particular la enfermedad de mi madre”, contó la escritora en esta entrevista con elDiarioAR.
Cómo cocinar un lobo, de Magalí Etchebarne, salió por Tenemos las Máquinas. En este enlace, una entrevista con la autora. Y, por acá, la columna que Fabián Casas le dedicó al libro.
4. Fortuna, de Hernán Díaz. ¿De qué está hecha la riqueza? ¿Y las historias que intentan contarla? ¿De qué está hecha la Historia en mayúsculas? ¿Y las voces que la componen? En esa tensión, en eso que parece esbozarse y a la vez siempre ofrece una capa más, se planta la colosal y última novela de Hernán Díaz. El libro, escrito en inglés porque su autor nació en Argentina pero está radicado en los Estados Unidos hace más de dos décadas, salió en 2022, se llamó Trust (Riverhead Books, 2022) y se convirtió en una de las publicaciones más comentadas por medios de todo el mundo. Este año, traducido como Fortuna (Anagrama), llegó al público hispanoparlante y siguió cosechando elogios y premios.
Entre lo más interesante de una narración tan magistralmente armonizada y llena de pliegues, está la forma que el autor encontró para narrar la historia. Porque Fortuna en realidad no es una novela única sino que la integran cuatro libros. El universo que aparece en ellos, tejido a partir de descripciones filosas y al mismo tiempo con un pulso atrapante, es el de los años ‘20 y los ‘30. Nueva York y en especial Wall Street: esas veredas del dinero fresco, de los personajes que se hacen millonarios en segundos, de la especulación, del lujo, de las reuniones sociales, de la envidia de los ricos de otras épocas.
La primera de las piezas del libro, punto de partida para acceder a todos los demás, es un texto que lleva como título Obligaciones y tiene la firma de un tal Harold Vanner. A medida que pasan las páginas, y gracias a la maestría de Díaz, se puede notar que se trata de un best seller con dos protagonistas muy marcados: Benjamin Rask, un magnate y as de las finanzas, y su esposa Helen, hija de la aristocracia venida a menos.
Sin embargo ese libro adentro de Fortuna es apenas un puntapié. Luego llegarán otros (y nuevamente la destreza de Díaz se notará los cambios de registro y de géneros) con forma de memoir y de diario íntimo. Y entonces las preguntas sobre aquello que parecía una versión consolidada de la historia se multiplicarán hacia el infinito. Y se replegarán también hacia adentro, para llevar a los lectores a cuestionarse cuánto de eso que se lee como algo cerrado o definitivo no es más que una voz, entre muchas.
Fortuna, de Hernán Díaz, salió por Anagrama. Más información sobre el libro, en este enlace.
5. El hechizo del verano, de Virginia Higa. “En 2017 me mudé a Estocolmo con mi pareja, Federico, a partir de una oferta laboral que recibió como investigador científico. En el otoño de 2019 nació nuestro hijo. Las crónicas que siguen fueron escritas durante estos años y, si bien hablan de temas diversos, tienen como telón de fondo la experiencia de vida en Suecia”, dice Virginia Higa en la nota que precede los textos que integran El hechizo del verano (Sigilo).
Los capítulos del libro, sin caer en simplismos, dan cuenta de una sorpresa, del pasaje que implica empezar a vivir en otra lengua. Un movimiento que pone en juego los sentidos, los modos de moverse en una ciudad y sus suburbios, y las formas de decir (“Qué maravilla, pensé, estar entre humanos y no entender nada”, apunta la autora en el primer episodio).
Con la lupa puesta entonces en las palabras –del idioma que la rodea, pero también, de las conversaciones en el cine de Éric Rohmer, de los libros de Jane Austen, de las cartas de Manuel Puig, de la nomenclatura del naturalista sueco Linneo, ese héroe que nombró, catalogó, clasificó plantas, minerales y animales– la escritora despliega con humor y lucidez un conjunto de textos breves que combinan curiosidad, experiencia y reflexión. Una serie de postales que hechizan por su escritura diáfana, sus descripciones ajustadas y el modo en que reflejan una enorme capacidad de escucha.
El hechizo del verano, de Virginia Higa, salió por Sigilo.
6. Diario de limpieza, de Matías Moscardi. Tres dimensiones se superponen en este libro breve, gracioso y estimulante: un diario que es un diario (es decir, el repaso de los días del narrador y su familia), también un recorrido por diarios de escritores y, al mismo tiempo, una especie de mini-thriller doméstico. En Diario de limpieza (Bosque Energético), el escritor argentino Matías Moscardi se mete con la mugre –o mejor, con todo lo que hacemos para combatirla– para intentar desgranarla mientras él mismo describe cómo limpia su casa trapo, escoba o Blem en mano. En paralelo, hace distintas lecturas de libros en los que se analizan la limpieza y la suciedad a lo largo de la historia y busca también en diarios íntimos de escritoras y escritores para ver cómo ellos mismos abordaron esa cuestión, por momentos tediosa en su repetición, por momentos apasionante y casi siempre vinculada de alguna manera con la tarea de escribir. En la tercera pata, el relato, que está separado en diez semanas, un asunto hogareño tensiona la historia: una invasión misteriosa y sucia dentro de la casa inquieta al narrador, que buscará de todas las formas posibles combatir ese terror.
Con ese suspenso de fondo y una escritura diáfana, tal como sostiene la escritora Marina Yuszcuk en la contratapa, el autor es “capaz de orquestar la vida cotidiana, la literatura y la filosofía” para terminar dejando a su paso pistas –como motas infinitas que no hay trapo que termine de borrar– sobre lo precario y lo insólito de lo que hacemos y nos sostiene todos los días.
El libro Diario de limpieza, de Matías Moscardi, salió por la editorial Bosque Energético.
7. Las niñas del naranjel, de Gabriela Cabezón Cámara. “Soy inocente y tan a imagen y semejanza de Dios como cualquiera, como todos, no obstante haber sido grumete, tendero y soldado, más antes –antes– niñita en tu falda (...). Has de saber que he aprendido a contar historias y llevo cosas de acá para allá, soy arriero; te sorprendo, ¿verdad?”, escribe al comienzo de Las niñas del naranjel (Random House) el protagonista de esta historia. Se trata de una carta que tiene como destinataria a su tía y que ofrece algunas pistas para ir armando la hoja de ruta de la novela: un personaje que antes fue una niña y ahora es Antonio, que cree en Dios y se siente inocente, que fue soldado, que aprendió a contar historias y que lleva cosas de acá para allá. Alguien en fuga, alguien que recorre territorios espada en mano.
Con el controvertido personaje de Catalina de Erauso del Siglo de Oro Español en el centro de la escena –una figura más conocida como “La Monja Alférez” porque nació niña en 1592, luego se sumó como varón a la llamada Conquista española de América y más adelante escribió una polémica autobiografía– la escritora argentina Gabriela Cabezón Cámara volvió a narrar, como lo había hecho en su descomunal novela Las aventuras de la China Iron, una impactante historia en movimiento.
Esta vez tomó una figura mítica para cruzarla con una selva que se parece bastante a las del cineasta japonés Hayao Miyazaki, con dos niñas indígenas que no paran de hacer preguntas, con palabras en guaraní y escenas disparatadas, con crueldades y asesinatos de todo tipo, con peripecias narradas con humor y vértigo en un territorio que, mientras Antonio se preocupa por escribir y de recordar, sigue siendo arrasado.
Las niñas del naranjel, de Gabriela Cabezón Cámara, salió por Random House. Más sobre el libro, en esta entrevista con la autora.
8. La sombra de un jinete desesperado, de Juan Mattio. “El título del libro es una cita de un poema de Miguel Ángel Bustos, que publicó en Visión de los hijos del mal y que dice: ‘Todo caballo lleva la sombra de un jinete desesperado’. No puedo pensar en una imagen mejor para definir la forma ensayo. Trasladando, podríamos decir que toda hipótesis teórica lleva la sombra de un autor desesperado. Mientras escribía me preocupaba que los ensayos de este libro no se escribieran de un modo impersonal y distante (...). Me preocupaba porque lo cierto es que estos objetos están ligados a mis estados de ánimo y a mis ansiedades políticas de un modo íntimo y no solo intelectual”, avisa Juan Mattio en el prólogo de La sombra de un jinete desesperado (Ediciones Godot). Un libro armado, si se quiere, a partir de esa desesperación lectora que viene atada a “la certeza de la incomunicación que anida en el lenguaje”, de esa voracidad infinita, de ese temblor que provocan en el escritor algunos libros, algunas películas y algunas series. En especial de un universo que lo obsesiona: esa zona que oscila en el gótico, en las ficciones extrañas del terror y el noir, en las distintas distopías que abre la ciencia ficción.
El libro está compuesto por ocho capítulos breves en los que Mattio se dedica, a partir de diversos recursos retóricos, a repensar la influencia del novelista estadounidense Philip K. Dick (una figura “espectral”, en sus palabras, que recorre toda la publicación), a elaborar cruces alrededor de lo que el autor llama “marxismo gótico”; a revisitar la serie The Wire o la película Seven. Pero, lejos de las afirmaciones categóricas, lo que logra Mattio es invitar a los lectores apasionadamente a atravesar eso que él llama un “paisaje mental”, con textos un poco anfibios y cautivantes (uno de los capítulos es una suerte de diario íntimo con fechas y escenas muy personales; otro es una carta al guionista de una película) donde, además de subrayar textos de Gilles Deleuze o fragmentos de El capital, recupera algunas de sus experiencias más íntimas, sus pérdidas y su memoria familiar para plantear hipótesis de lectura sobre esos materiales.
La sombra de un jinete desesperado, de Juan Mattio, salió por Ediciones Godot.
9. Las indignas, de Agustina Bazterrica. Autora de Cadáver exquisito (Alfaguara, 2017), que ganó el Premio Clarín y se convirtió con los años en un fenómeno editorial por sus sucesivas reimpresiones y traducciones alrededor del mundo, Agustina Bazterrica publicó en 2023 la novela distópica Las indignas (Alfaguara), que tiene en primer plano a un culto religioso que somete a sus víctimas, todas mujeres, a todo tipo de torturas en un mundo arrasado después de guerras por el agua y catástrofes ambientales. Un libro que surgió, entre otros momentos, durante un viaje a Cusco, cuando la escritora tuvo la oportunidad de visitar un monasterio que encontró “bastante siniestro”. Después vinieron la iconografía religiosa que recordaba haber estudiado en la universidad, las imágenes de su adolescencia en un colegio de monjas, la relectura en un taller del Quijote, donde le quedaron resonando las palabras Santa Hermandad.
La particular forma que propone Las indignas es la de un diario íntimo, con una narradora que va contando sus días junto a sus compañeras de encierro en la Casa de la Hermandad Sagrada, al mando de la feroz Hermana Superior y de una suerte de líder invisible pero poderoso al que solamente se conoce como Él. Escribe de noche, tacha algunas de sus palabras, relata ceremonias, mutilaciones, sacrificios y todo tipo de violencias para alcanzar una supuesta salvación o en nombre de la iluminación que solamente conseguirán unas pocas elegidas.
“Las piezas se van armando como un rompecabezas. A mí no me interesa tanto la historia, porque en un punto ya está todo escrito. Es una ilusión que se tiene hoy en día esto de que algo es o tiene que ser original. En realidad nada es original, es todo una reescritura. Lo que pasa es que el trabajo del artista o del escritor y la escritora, es lograr que su obra parezca novedosa, que parezca original. Entonces, a mí lo que me interesa es cómo voy a contar esa historia, desde qué punto de vista, con qué registro, con qué narrador”, contó la escritora ante elDiarioAR en esta entrevista.
Las indignas, de Agustina Bazterrica, salió por Alfaguara.
10. La pizarra mágica, de Virginia Cosin. “No quiero saber quién soy. No sé en qué me convertí. Si lo supiera, no podría escribir”, señala Virginia Cosin en uno de los fragmentos que componen La pizarra mágica (Vinilo Editora). Es que este libro está, justamente, hecho de pequeñas escenas, de fracciones, de inestabilidades donde se combinan la trayectoria de Cosin como lectora con esa deriva siempre voluble que es la de la escritura: no hay un lugar al que llegar en ese recorrido sin brújula, en ese viaje para el que “hay que saber perder”, como señala la autora.
Con imágenes memorables de sus primeros encandilamientos con los libros y con los amores (J. D. Salinger a la cabeza), con apuntes alrededor de su tarea como coordinadora de talleres de escritura (“no creo en los consejos” y “no doy consignas”), con frases punzantes y contundentes como flechas, con ese tejido mutante que armaron sus lecturas, con sus propios vaivenes en la escritura, Cosin ofrece un camino alrededor de la ficción, la verdad y la memoria hecho de retazos que se van tramando con elegancia y sensibilidad.
La pizarra mágica, de Virginia Cosin, salió por Vinilo Editora.
11 El amor es un monstruo de Dios, de Luciana De Luca. Cuando se publicó Otras cosas por las que llorar (Tusquets, 2021), la primera novela de Luciana De Luca, se destacó por aquí un modo muy particular de la escritora para las descripciones que ofrece en sus historias. Una forma, si se quiere, de ubicar el microscopio y, al mismo tiempo, de esconderlo para que nunca se note esa búsqueda de entomóloga de las rarezas de los vínculos humanos que caracteriza a esta autora. La sobriedad como bandera, también. Y es que se trata casi siempre de imágenes como latigazos: cortas, punzantes, al hueso, con oraciones que se anudan, que vuelven sobre sí mismas, que corroen, que iluminan.
En su impactante novela de 2023, El amor es un monstruo de Dios (Tusquets, 2023), la escritora subraya ese estilo para meterse esta vez en un escenario siniestro, pantanoso y un poco gótico. Se combinan un pueblo agobiante invadido por moscas durante una huelga de los trabajadores del cementerio, la llegada de unos mormones que inquietan y al mismo tiempo fascinan a los habitantes del lugar, y una familia que se desmarca del resto por su dinero y también por una serie de misterios que la rodean: un padre espectral, una madre feroz, dos hijos a los que todos catalogan de “deformes”. La protagonista y narradora de la novela pertenece a ese linaje al que todo el mundo mira con sospecha. Ella también. Pero su sospecha se irá transformando en una suerte de fuego interior que la hará recorrer las torsiones de su historia familiar y también las propias, con sus interrogantes, con su cuerpo, con los monstruos de un amor y el vaivén de su deseo a cuestas.
Atrapante, vertiginosa y llena de escenas indelebles, El amor es un monstruo de Dios volvió a confirmar a Luciana De Luca como una narradora audaz a la que hay que seguir prestando atención.
El amor es un monstruo de Dios, de Luciana De Luca, salió por Tusquets.
12. La naturaleza secreta de las cosas de este mundo, de Patricio Pron. “Va a chocar, va a perder el control del automóvil y va a embestir las vallas que separan la autopista del bosque y de los secretos que éste oculta, pero Olivia aún no lo sabe; no tiene idea de lo que va a sucederle en un momento, cuando un recuerdo de una intensidad desusada la asalte, rompa sobre ella como una ola y la arrastre consigo”. Con esa cadencia, con esa intensidad, con esa imagen en movimiento comienza La naturaleza secreta de las cosas de este mundo (Anagrama), la reciente novela del escritor argentino Patricio Pron.
Separada en dos partes en el libro y con una tercera que el autor invita a leer en su página web, la novela traza un camino magnético desde su escritura, lleno de desvíos. Es que, a partir de esa escena inicial se irá contando la historia de Olivia, una actriz que creció al lado de una madre indescifrable, y de Edward, el padre de la protagonista, un artista visual que cuando la joven tenía 14 años decidió irse de la casa familiar de manera abrupta y sin ningún tipo de explicación. Esa partida –una fuga secreta que abrirá el juego para otros misterios– será el interrogante y también el pulso que marcará la vida de todos en un libro que indaga sobre la identidad, sobre la necesidad de huir, sobre lo que parece accidental y sobre la memoria.
Pron, que nació en Rosario y vive en Madrid hace varios años, estuvo de visita por Buenos Aires este año para presentar la novela. A partir de ese viaje, surgió el siguiente intercambio por escrito con elDiarioAR.
La novela La naturaleza secreta de las cosas de este mundo, de Patricio Pron, salió por Anagrama. En este enlace, una entrevista con el escritor.
AL/MG
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