“Más alto el dólar, más fácil dolarizar”, dijo Milei, que alertó sobre una hiperinflación
Al mismo tiempo que unos 900 ejecutivos de grandes empresas ovacionaban a Patricia Bullrich en un almuerzo en el coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) en el hotel Sheraton de Mar del Plata, Javier Milei disertó este jueves ante medio centenar de empresarios y casi la misma cantidad de periodistas en un nuevo y exclusivo restaurante cuyo nombre hace juego con su personalidad, Furia. Allí asistieron varios de los que están en el coloquio, que comenzó ayer y termina mañana. Entre ellos, Gabriel Martino, ex CEO del banco HSBC y fundador del fondo de inversión BFLInvest.
—Vos sos amigos de Larreta —le espetó enojado Milei después de exponer en la comida.
—Los amigos no se niegan —le respondió Martino, que ahora apoya a Patricia Bullrich pero prefirió ir a verlo al libertario que quedarse a oír a la candidata de Juntos por el Cambio (JxC) con el argumento de que “primero soy empresario”, tal como declaró a la prensa.
—No lo niegues, jugaste ahí —le insistió el favorito para llegar a la Casa Rosada.
No fue la única muestra de su temperamento. En su rencor y en su rechazo al coloquio de IDEA se emparenta nada más y nada menos que con los Kirchner, que nunca asistieron a este encuentro del establishment. Los K lo consideraban un foro opositor. Milei lo identifica con JxC.
En el medio de su discurso comenzó a sonar un teléfono. Molesto por el ringtone, Milei detuvo su alocución y se giró con el micrófono como ofreciéndoselos por si quería tomarlo: “¿Hola? ¿Hola? ¿Hola? ¿Hola? Le cedo el micrófono...”, dijo. Quien se apuró a apagarlo fue su operador Carlos Kikuchi. Pero Milei se quedó mirándolo fijo al CEO de la consultora First Corporate Finance Advisors, Miguel Arrigoni, que sólo estaba anotando en su celular. En otro momento se pusieron a hablar Kikuchi, el periodista Eduardo Feinmann y el empresario cafetero Martín Cabrales y el candidato presidencial otra vez se irritó y frenó su discurso. A algunos comensales les parecieron señales de histeria. A otros, en cambio, les gustaron los gestos de imponer su autoridad y de no tolerar la presunta falta de respeto de dejar activado el sonido del teléfono o de conversar mientras él hablaba.
Entre los primeros confesaban que sus ideas de reformas neoliberales les agradan pero dudan mucho sobre cómo las implementará dada su escasa tendencia a los necesarios acuerdos con rivales políticos y a su personalidad con frecuentes ataques de ira. Entre los segundos, en cambio, celebraban que “por fin” en la Argentina la derecha lograba mayoría en la sociedad. Cuando se les recordaba que ya Carlos Menem había encarnado esa ideología en su gobierno (1989-1999), uno de los empresarios respondía: “Pero Menem ganó las elecciones sin decir sus ideas. Milei las dice”. El mismo confesaba que en primera vuelta había votado a Bullrich, pero ahora analizaba elegir al libertario porque lo veía más convencido de este pensamiento, a diferencia de un Juntos por el Cambio que contiene también al radicalismo. El propio Milei atacó al padre de la Unión Cívica Radical (UCR), Hipólito Yrigoyen: “Nos ha metido las ideas del socialismo, que nos están hundiendo desde hace 100 años, o si quieren ser más preciso, 107 años, con el primer populista que fue Yrigoyen y que metió el germen socialista adentro de la sociedad argentina”.
El almuerzo fue organizado por Juan Nápoli, candidato a senador y presidente del Banco de Valores, que también auspicia el coloquio. El banquero negó que la comida fuera en contra de IDEA. Pero Milei, que estaba invitado este viernes al encuentro del establishment, no vendrá. Una vez que Bullrich terminó de hablar en el coloquio, varios empresarios salieron de verla y fueron a escuchar el final del discurso de Milei. Entre ellos, el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, el cafetero Martín Cabrales y Marcelo Figueiras, de Laboratorios Richmond. Otros escucharon toda su disertación, como el presidente del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) y vice de la Sociedad Rural Argentina, Marcos Pereda; Sebastián Bagó, dueño de Laboratorios Bagó e integrante de la Fundación Mediterránea, que encargó a Carlos Melconian elaborar el plan económico que ahora impulsa Bullrich; Ana Cohen, de la sociedad bursátil Cohen; Patricio Supervielle, del banco Supervielle; Fernán Saguier, director del diario La Nación; Bettina Bulgheroni, de la familia propietaria de Pan American Energy (PAE); y Ariel Sbdar, de Cocos Capital, entre otros.
“Cuanto más alto esté el dólar, más fácil dolarizar”, opinó Milei ante la prensa al llegar a Furia, mientras el blue se mantenía a $843 y el contado con liquidación bajaba un poco a $893. “Anda por acá nuestra candidata a gobernadora, Carolina Píparo, que ya lo tiene a tres puntos al soviético”, arrancó Milei su discurso ante empresarios aludiendo a la pelea electoral con Axel Kicillof por la provincia de Buenos Aires. “Así que estamos para hacer el takeover (toma de control)”, usó su vocabulario del mundo de negocios.
“Yo creo que estamos frente a lo que puede ser la peor crisis de la historia argentina pero no es algo propio de una coyuntura sino que es una cuestión que tiene una raíz estructural”, observó el libertario y pasó a cargar contra el “socialismo” que supuestamente instauró Yrigoyen, el primer presidente democrático de la Argentina. “Si uno quiere tomar conciencia de lo riesgoso de la situación en la cual se encuentra hoy la Argentina, miren el Rodrigazo. En 1975 teníamos un déficit fiscal de 14 puntos del PBI. Se liberó el tipo de cambio, la tasa de inflación pasó de 30 a 180 y después trepó arriba del 300%. Imagínense con los números de ahora multiplicar por seis o por diez la inflación. Después tuvimos la crisis de la tablita cambiaria en 1981. Eso fue con 11% de déficit fiscal en términos de PBI. Después, la hiperinflación de Alfonsín estalló con 8% en 1989 y la convertibilidad en 2001 estalló con 7%. Hoy, si tomamos Nación y Banco Central, el déficit total alcanza a 15 puntos del PBI, donde dos tercios de ese déficit se genera en el Banco Central. Esto no es un tema trivial, porque entonces quiere decir que el problema de las Leliq (Letras de Liquidez, deuda del Banco Central que toman los bancos con el dinero de los depositantes) es mucho más complicado de lo que parece”, soltó para terror de los ahorristas, que parece que desconocen el riesgo.
“De hecho, hoy la relación de pasivos remunerados sobre base monetaria es de tres veces y un poco más. Y ese número está en línea con lo que teníamos en el primer trimestre de 1989, previo a la hiperinflación de Alfonsín. Por lo tanto, cualquier solución que no contemple lo que se va a hacer con los pasivos remunerados del Banco Central es una solución deficiente, inconsistente e incompleta. No se arregla con el siga, siga. Hay que dar una solución concreta”, alertó Milei. Sin embargo, él tampoco dio una respuesta de qué hará. En 1989, Menem resolvió el problema encajándole un bono a los que tenían plazos fijos, el llamado Plan Bonex, y recuperaron su dinero a largo plazo. Algo similar al corralito.
“Entonces tenemos una aceleración inflacionaria con niveles para entrar en una hiperinflación”, agitó el candidato de La Libertad Avanza, que sabe que una declaración así sólo puede contribuir aún más a la crisis en la que ya está la economía. “Tenemos un desequilibrio como el que teníamos en la previa al Rodrigazo. Tenemos un balance del Banco Central en una situación crítica como la que teníamos previa a la híper de Alfonsín, pero con el agravante de que los indicadores sociales que tenemos hoy son mucho peores que los que teníamos en 2001. Por lo tanto, imagínense si el Rodrigazo implicó multiplicar por seis la inflación y por cinco la cantidad de pobres. Hoy no lo podrían hacer porque no le dan los números. Eso quiere decir que subyacente hay un desastre social. Las reformas tienen que ser muy explícitas, con lo que se va a hacer con el Banco Central, porque si uno no resuelve el problema del Banco Central, la híper estará a la vuelta de la esquina, ya sea porque el (déficit) cuasifiscal (el de la autoridad monetaria) lo que está haciendo es engrosar la emisión monetaria futura.”
“Nosotros hablamos de reformas de primera, segunda y tercera generación”, habló de su plan a 35 años. “Lo que corresponde a las reformas que en caso de ser elegido presidente, estaríamos impulsando nosotros las de primera generación, que tiene que ver con una reforma del Estado que lleve a una drástica reducción del gasto público, eliminación profunda de la cantidad de regulaciones, una reducción de impuestos y simplificación del sistema tributario, modernización de la legislación laboral, yendo a un sistema de seguro de desempleo como el que tiene la UOCRA (Unión Obrera de la Construcción) pero con mayor profundidad financiera. No solo eso, además hay que reducir de manera drástica el tipo de litigios que hay en la Justicia para terminar con la industria de juicio. Una vez que seamos competitivos fiscalmente y seamos competitivos laboralmente, ahí estamos en condiciones de abrir unilateralmente la economía. Y todo esto en paralelo en lo que es la reforma monetaria, que a la postre termine con la eliminación del Banco Central”, sostuvo sin mencionar la dolarización, pero dejándola para un mediano plazo.
“Finalmente, hay una cuestión técnica, que es cómo se hace la dolarización”, sostuvo. “La realidad es que hay distintos modelos para dolarizar. Quien mejor lo expresa es Emilio Ocampo —aludió a su candidato a presidir el Central—, que dice la dolarización es una pizza. El tema es que qué es lo que le pongo a la pizza. En este momento teníamos cinco alternativas que fuimos desarrollando a lo largo de nuestros debates internos. Pero lo interesante es que recientemente empezamos a recibir propuestas de distintos actores económicos del mundo financiero para hacer la dolarización. Es decir, que hay fideos, hay tuco, hay platos. Lo que sobra acá es estupidez, ignorancia y mala leche”, atacó a Melconian, que comparó la propuesta dolarizadora con una invitación a comer fideos con tuco de alguien que carece de esa pasta y de esa salsa. Lo que no aclara el libertario es quiénes le prestarán US$30.000 millones para dolarizar, mientras que los inversores internacionales desconfían tanto que el riesgo país se disparó desde las primarias de 1.900 puntos básicos a 2.700.
AR/JJD
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