La factura energética podría dispararse hasta los US$12.000 millones, un 130% más que el año pasado
Durante 2021, se importaron 5.500 millones de dólares en materia energética (sin tener en cuenta al sector siderúrgico). Para este año, la cifra podría multiplicarse y superar los US$ 12.000 millones, hasta un 130% más, según un informe de la consultora energética G&G Energy al que tuvo acceso elDiarioAR
De esos US$ 5.500 millones importados el año pasado, US$ 2 mil millones corresponden al gas oil (37%); US$ 1,2 mil millones, al GNL (21,5%) y casi US$1.000 millones al gas de Bolivia (17,6%). Es decir, el 76% de las importaciones energéticas se resumen en tres ítems. Cabe mencionar que en 2021 el 40% del gas oil importado fue para la generación de energía eléctrica.
“El incremento de importaciones tendrá impacto en la balanza comercial total del país, con una variación neta que podría superar el 60% del saldo total de 2021. La incidencia de precios es determinante, aunque también lo son las cantidades a importar de cada producto”, apunta el informe.
Entre 2011 y 2014, años de Cristina Kirchner en la Presidencia, se importaron en materia energética más de US$ 9.000 millones por año (con un pico que superó los US$ 12.000 millones en 2013), con ventas promedio que rondaron los US$ 6.000 millones. En los años siguientes, con Mauricio Macri en el poder, aunque con tendencia revertida, la balanza comercial energética continuó desbalanceada hasta 2019.
En los últimos tres años, y ya ingresando en el gobierno de Alberto Fernández, hubo un superávit que inexorablemente se romperá en este 2022, producto de varios factores: principalmente, los coletazos que la guerra en Europa dio a los precios internacionales de gas y de crudo.
Extensión de la sequía en el primer semestre de 2022, con el menor registro de los últimos 30 años en aporte hidroeléctrico; mayor demanda interna de gas y electricidad; mayor demanda de combustibles, rubro en el cual resalta el alza del 18% en el precio del gas oil; posibles importaciones de electricidad en invierno, figuran entre los principales motivos contemplados por el documento de G&G.
Sin embargo, la principal razón es la excepcional variación de precios. En el caso del GNL (Gas Natural Licuado), el año pasado se pagó en promedio US$ 8,4 por millón de BTU (unidad de medida). En este año, ya se importó un barco holandés a US$ 27 por MBTU. En la última semana, el precio internacional se disparó y cruzó la barrera de los US$ 60 por MBTU.
En 2021, la factura de GNL importado fue de US$ 1.178 millones. La misma se podría multiplicar por 5 o hasta por 7 durante este año, de mantenerse la tendencia en los precios internacionales. Así las cosas, solo en GNL se podría gastar el equivalente al total de las importaciones energéticas de 2021.
En el total de las importaciones energéticas, siempre según el citado informe, el alza de precios llegaría al 130% promedio, con lo cual el monto total pasaría de USD 5.492 millones a USD 12.830 millones. En el caso del gas oil, el país ya importó 18 barcos por un total cercano a los US$ 550 millones, lo cual es la cuarta parte del valor total importado el año pasado (US$ 2.057 millones). Se estima para este año ese total pase a US$ 3.300 millones.
La oportunidad del crudo
Una fuente de una de las principales empresas petroleras del país dio a elDiarioAR su punto de vista sobre la posible ventana de oportunidades que abre la disparada de precios internacionales: “No trae aparejado ningún beneficio de corto plazo. La capacidad de suplir gas está limitada por cuestiones de infraestructura (y vamos a estar pagando las consecuencias del incremento significativo del incremento del GNL). Lejos de ser algo beneficioso, es perjudicial”.
“Sí hay una consecuencia positiva por el lado del crudo. Hay una apetencia para querer exportar, pero las integradas (compañías que participan en distintas partes de la cadena) y refinadoras te demandan crudo. Los grandes jugadores del mercado te cruzan la producción de exportación para abastecer al mercado doméstico. Hoy, entre el precio doméstico y el internacional hay una brecha del 100%. El barril crudo local está en US$ 57 y el internacional oscila los US$ 115, US$ 120 y llegó hasta US$ 130”, planteó la fuente.
Por estos días, se exporta, en promedio, el 15% de la producción convencional de petróleo. Se producen unos 350.000 barriles diarios, con exportaciones en el orden de 50.000 barriles diarios. Con estos números, en 30 días se exportan 1,5 millones de barriles. A US$ 115 el barril, son US$ 172,5 millones. De ese total, hay un 12% de regalías para la provincia de donde se extrae el crudo y un 8% de retenciones. Son US$ 34,5 millones que quedan en el país.
La disparada de los no convencionales
La Secretaría de Energía celebró en los últimos días que la producción de petróleo llegó en enero a 570.000 barriles diarios, marca que no se alcanzaba desde diciembre 2011. Entre los principales motivos, el alza se debió a una fuerte producción de crudo no convencional, que alcanzó los 220.000 barriles diarios.
Para tener una idea, el crudo no convencional apareció en escena en 2016, cuando se produjeron apenas 100 barriles diarios. En los años siguientes, apenas superó los 300 barriles diarios. A partir de 2019, comenzó a crecer en serio, con 98 mil barriles diarios. En 2020, ya fueron 120.000 barriles diarios y en 2021, 168.000.
Los peligros de la apuesta por el crudo
El vuelco de las petroleras a la producción de petróleo puede significar un problema para la ya insuficiente producción local de gas. El integrante del Instituto de Energía Scalabrini Ortiz y del Grupo Bolívar, Andrés Repar, advirtió: “La inmensa mayoría de las productoras se han volcado al crudo y abandonaron las perforaciones en zonas gasíferas. La situación amerita la asunción de cierta responsabilidad respecto de las necesidades del país”.
“Una vía posible es condicionar porcentajes de perforación obligatorias en las zonas gasíferas hasta obtener el autoabastecimiento de gas. Es posible también pensar en retenciones adicionales a la exportación hasta que la ecuación energética sea más digerible para el país”, analizó Repar y concluyó: “Dado que el Estado asume costos enormes de importación de gas, sería una política energética clave obtener precios competitivos del gas nacional en 2022”.
Con todo, en el caso del gas no se puede apostar a la producción en época estival porque no hay cómo almacenarlo ni dónde evacuarlo; problemas que son históricos. En el caso del petróleo, para la citada fuente petrolera, “un porcentaje deseable de exportación sería el 50%, de piso, para poder compensar la pérdida que se genera vender en el mercado doméstico”. Sin embargo, hay también cuestiones internas entre las empresas que complican el panorama exportador. “Si las productoras integradas quieren exportar, lo cual es lógico porque te lo pagan el doble, el riesgo es que las integradas le compren menos a su proveedor primario y aprieten a las no integradas a que les vendan a precio local, para luego vender a afuera, al doble de precio, lo cual destruiría el mercado”, dijo.
JR
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