Según el FMI, Argentina tiene menos déficit que el promedio de las economías emergentes
La Argentina posee una menor proporción del déficit total de su Producto Bruto Interno (PBI) en comparación del promedio de las economías emergentes y de ingresos medios, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). El nuevo informe de monitoreo fiscal, publicado en el marco de las reuniones anuales del organismo y del Banco Mundial, añadió que el país tiene una “presión fiscal” menor que las principales potencias.
El FMI estima que el déficit total del país, es decir primario y financiero, sea del 3,5% del PBI para el 2022 y de 3,3% en 2023, lo cual significa una caída frente al 4,3% de 2021. Para este año, la cifra es menor al promedio de todos los países emergentes (6,2%), al igual que la media de los países latinoamericanos (4,2%) y de los países emergentes que forman parte del G20 (7,3%). También es menor frente al promedio de economías avanzadas (3,8%) donde países como Estados Unidos, Francia, España, Reino Unido e Italia poseen un déficit proyectado de entre 4% y 5,7%.
En cuanto al déficit primario, que excluye los intereses de la deuda pública, se prevé que se reduzca frente al pico de 6,2% de 2020 (año de la crisis por la pandemia de Coronavirus) y del 2,5% del 2021, a 1,9% para este año, 1,4% en 2023, 0,5% en 2024. Finalmente, se estima un superávit primario de 0,5% en 2025, el cual llegaría al 2% en 2027.
Estas cifras son más bajas que las metas acordadas firmadas entre el Gobierno y el FMI en marzo pasado, el cual estipula un déficit primario de 2,5% en 2022, 1,9% en 2023, 0,9% para 2024 y 0% para 2025. Tal como en el caso del déficit total, el primario previsto para 2022 y 2023 es menor que el promedio de economías emergentes (4,3% para 2022 y 3,3% para 2023) y avanzadas (2,4% y 2,3%).
Recaudación, “presión fiscal” y gasto público
Por otra parte, el FMI difundió estimaciones respecto de la recaudación, conocida como “presión fiscal”, y del gasto público. Se espera que la recaudación de la Argentina caiga de 33,5% del PBI al 33% este año, número el cual se reducirá a 32,3% en 2023, para luego repuntar nuevamente en años posteriores.
Esta proporción es superior al promedio de todos los emergentes para el 2022 (25,1%), pero es similar a los países emergentes europeos (33,6%), latinoamericanos (27,9%) y a Estados Unidos (33,4%) y Brasil (31,8%). Además, la presión fiscal es menor al promedio de las economías avanzadas (37,4%), y al de la Eurozona (46,9%) con países como España, Italia, Alemania y Francia llegando al 44%, 48,6%, 46,4% y 53,3%, respectivamente.
En tanto, el FMI estima para este año un gasto público del 36,6% del PBI para Argentina (1,3 puntos menos que en 2022) y del 35,6% en 2023. En este caso, la cifra es ligeramente mayor al promedio de los emergentes (31,2%) y menor al de las economías avanzadas (41%, alcanzando el 50,7% en la Eurozona) para este año.
Deuda bruta de la Argentina
Según el FMI, la deuda bruta del país será de 76% del PBI en el 2022, cifra menor respecto al 102,8% de 2020 y al 80,9% de 2021, así como la registrada en 2018 (85,2%) y 2019 (88,8%), durante los últimos dos años del gobierno de Mauricio Macri y Cambiemos. En su informe, el FMI destacó que “la mayoría de los gobiernos se encuentra enfrentando una mayor presión en sus finanzas públicas, ya afectadas por la pandemia”.
La suba de la inflación global, la debilidad de las divisas y el salto en las tasas de interés derivó en una escalada del endeudamiento, cuyo promedio mundial se estima que será del 91% del PBI, 7,5 puntos más que los niveles previos a la pandemia.
Esto afecta especialmente a los países de bajos ingresos, donde el 60% de ellos se encuentra en situaciones de “sobreendeudamiento”. La delicada situación en materia fiscal se vio agravada por las medidas que varios gobiernos tuvieron que realizar, frente a la suba de los precios alimenticios y energéticos, como recortes de impuestos, transferencia de recursos y subsidios.
En este marco, el organismo recomienda que la asistencia sea segmentada hacia los más vulnerables, como puede ser a través de descuentos para el uso básico en las facturas de servicios públicos familias de bajos o medianos ingresos. Al mismo tiempo, desaconsejó que los gobiernos “limiten los aumentos de precios mediante controles de precios, subsidios o recortes de impuestos”, ya que “terminan siendo costosos y, en definitiva, inefectivos”.
LC con información de agencia Télam
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