Guzmán les explicó a los banqueros que el Tesoro está solvente para pagar los bonos en pesos, pero no despejó las dudas
Martín Guzmán inició ayer una ronda de reuniones con banqueros para dar señales de tranquilidad después de semanas de caída de los títulos públicos en pesos ante la creencia de los operadores del mercado financiero de que el ministro de Economía ya tomó demasiada deuda en moneda nacional en estos dos años y medio de gestión. Ayer se encontró con los representantes de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba, que agrupa a los privados nacionales como Macro, Galicia, San Juan, Supervielle, Hipotecario, CMF, Mariva, Comafi, Industrial, Valores, Piano, Wilobank, Brubank, Meridian, Roela, BST y Sáenz, aunque también el Ciudad, que depende del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta) y hoy hará lo propio con los de la de Bancos de la Argentina (ABA, que reúne a los extranjeros como Santander, BBVA, HSBC, Patagonia, ICBC, JP Morgan, Itaú, BNP y Citibank).
Uno de los participantes del encuentro calificó la reunión como “amigable e informativa sobre la solvencia de la Tesorería para pagar los títulos en pesos”. También agregó que “no hubo pedidos a los bancos”, en cuanto a presionarlos para que renueven los bonos por $ 248.000 millones que vencen el martes próximo. Otro coincidió y añadió que “se habló de la macroeconomía y de aspectos sobre cómo se ve la banca y el sistema financiero”.
Un tercer informante destacó la cordialidad de Guzmán, pero admitió que continúa con las dudas sobre la evolución de la situación económico-financiera. Si bien anteayer y ayer el Ministerio de Economía organizó un canje de los bonos por $ 605.886 millones que vencían el martes próximo y logró trocar 358.000 millones de ellos a cambio de Letras a Descuento (Ledes) y ajustables por CER o inflación (Lecer), el banquero comentó que fueron el Banco Central y otros organismos públicos los que dominaron la operación y que ahora resta el desafío de convencer al sector privado de tomar nueva deuda para cubrir los restantes 248.000 millones. Admitió que el trueque, que continuará hoy y mañana, fue positivo para aliviar el vencimiento de la semana próxima, pero aún se mantiene la tensión financiera porque la intervención del Central implica la inyección de pesos que después deben absorberse con más emisión de Letras de Liquidez (Leliq).
Inversores siguen pidiendo a los fondos comunes de inversión (FCI) que invierten en títulos en pesos que desarmen posiciones. Empresas e individuos tienen la posibilidad de irse al dólar a través del contado con liquidación (CCL, para girar al exterior) o el Mercado Electrónico de Pagos (MEP, para el mercado local), mientras que la mayoría del mercado, que son bancos, aseguradoras y otros inversores institucionales, está atrapado en pesos por el cepo cambiario y sólo cuenta con las opciones de mandarlos a cuentas a la vista o a plazos fijos. Uno de los banqueros citados temen que se arme una bola de endeudamiento del Tesoro y del Central cada vez a mayores tasas y a menores plazos, dado las versiones de que un eventual gobierno de Juntos por el Cambio reestructuraría la deuda en pesos, y que al final del día una masa de pesos se vaya al dólar paralelo y presione hacia una mayor inflación, que ya alcanza al 60% anual y el mercado proyecta en el 72% para fin de año. Las perspectivas del banquero son aún peores y advierte que sólo un plan de fuerte ajuste fiscal, similar al que aplicó el gobierno de Carlos Menem tras la hiperinflación de 1989/90, podría enderezar el panorama. Es el mismo diagnóstico de la oposición, pero no el del Guzmán, conciente del empobrecimiento de las clases baja y media en los últimos años. El ministro aspira a una reducción gradual del rojo de las cuentas públicas, aunque tampoco lo está logrando por el impacto de la guerra de Ucrania y la demorada e insuficiente suba de tarifas de energía.
AR
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