La inflación y el uso de los billetes
Con una inflación del 104% anual y un dólar que batió un récord la semana pasada en el mercado paralelo, en Argentina el billete de mayor denominación, el de 1.000 pesos, equivale a poco más de dólares y ni siquiera alcanzar para tomar dos cafés. Eso lleva a que muchos argentinos lleven fajos de billetes para pagar operaciones cotidianas, mientras otros opten por los pagos digitales.
Mauro Del Barrio tiene dos cafeterías en la periferia de Buenos Aires. Cuando las abrió hace cuatro años, solía depositar el efectivo en el banco cada semana. Ahora lo debe hacer dos veces por día porque su caja se llena de billetes. La inflación argentina multiplicó los precios por diez, pero el billete de mayor denominación sigue siendo el mismo, el de 1.000 pesos, equivalente a 2 dólares y 10 céntimos en el mercado ilegal, en este país con controles de cambio.
Por la inflación del 104% anual los proveedores quieren cobrar al entregar la mercadería. Del Barrio les entrega los billetes acumulados. Al menos rescata el lado positivo: la formalización de la economía argentina. Para evitar el engorro de llevar tantos papeles cada vez más se digitalizan las compras y los pagos.
Argentina ha debido recurrir a la importación de billetes de Francia, Malta y Brasil para abastecer su mercado y planea imprimir este año los de 2.000 pesos.
NB
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