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La Reserva Federal frena las subidas de los tipos de interés en EE.UU. por primera vez en más de un año

Un 'bróker', en Wall Street, mientras ve al presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, en una fotografía de archivo.

Daniel Yebra

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La Reserva Federal (Fed) decidió frenar las subidas de los tipos de interés en Estados Unidos por la caída de la inflación. El banco central norteamericano dejó el “'precio” oficial del dinero en el rango de entre el 5% al 5,25%, tras un incremento de 5 puntos en 10 reuniones consecutivas desde marzo de 2022, hasta un máximo de 2007. De todos modos, avisó de que habrá más aumentos porque existe un riesgo elevado de que vuelvan acelerar las subidas de precios.

En el comunicado que publicó este miércoles la institución explica que “mantener estable el rango de los tipos de interés oficiales en esta reunión le permite evaluar información adicional y sus implicaciones para la política monetaria”. Añadieron que “para determinar el grado de endurecimiento adicional que puede ser apropiado para devolver la inflación al 2% con el tiempo, tendrá en cuenta las subidas de los tipos de interés acumuladas, el retraso con que la política monetaria afecta la actividad económica y la inflación, y los factores económicos y financieros en referencia a los colapsos bancarios de los últimos meses”.

Las previsiones de los expertos ya valoraban esta decisión por la desaceleración del crecimiento económico y, sobre todo, por la caída de la inflación, que en mayo bajó al 4,1% en EE.UU., frente al mismo mes del año anterior, 8 décimas por debajo de la tasa interanual de abril.

“Las evaluaciones del comité [de política monetaria] tendrán en cuenta una amplia gama de información, incluidas las lecturas sobre las condiciones del mercado laboral, las presiones de los precios y las expectativas de inflación, y la evolución financiera e internacional”, incide el comunicado publicado por la Fed.

La institución que preside Jerome Powell ya rebajó la agresividad en su reunión de mayo, con una subida de los tipos de interés de 0,25 puntos, y aseguró que se guiaría por los datos para valorar más aumentos. Entonces, ya se interpretó que podría ser el último incremento. Sobre una rebaja de los tipos de interés, sin embargo, dejó claro que no se producirá este año, ya que si se ha decidido “una pausa” es porque gran parte “del ajuste monetario se realizó el verano pasado y todavía tiene que trasladarse a la economía”.

Los colpasos bancarios

Hasta ahora, la Fed había dado continuidad a su lucha contra la inflación sin tregua, que como en el caso del Banco Central Europeo (BCE), consiste en ahogar la economía con el encarcimiento de la financiación para moderar las subidas de precios. Una estrategia que asume el riesgo de recesión económica y de aumento del paro. Y también la amenaza de dañar la estabilidad financiera, como se ha visto con los últimos colapsos bancarios en Estados Unidos y en Suiza.

El ciclo de aumentos del “precio” del dinero fue el más agresivo en 40 años, desde el 0%-0,25% de hace 15 meses. Y las consecuencias fueron la caída del Silicon Valley Bank, del First Republic Bank y del Signature Bank, que en total exigieron 20.000 millones de dólares, 13.000 millones y 2.500 millones, respectivamente, en rescates públicos para garantizar sus depósitos.

Este jueves, se espera que el BCE anuncie otro incremento de 0,25 puntos de los tipos de interés oficiales en la Eurozona, hasta el 4%. La institución europea empezó a subir los tipos más tarde que la Fed, en julio, y sufre actualmente un mayor inflación, del 6,1% en mayo.

Riesgo de recesión

Los bancos centrales están luchando contra la inflación en dos frentes: con las subidas de los tipos de interés oficiales (su herramienta más visible por su impacto en el encarecimiento de las hipotecas y del resto de préstamos) y con la extinción de las compras de bonos de deuda pública (de los estados) y corporativa (de las empresas no financieras) en los mercados, que es otra forma de aumentar los costeo de la financiación.

Además de deteriorar la capacidad de consumo y de ahorro de las familias y dificultar que los estados se endeuden para aumentar el gasto público, dañan el margen de las empresas para invertir, crecer y, por tanto, para crear empleo. Porque bajo el análisis de la política monetaria es más peligrosa una inflación durante mucho tiempo que un periodo de caída de la actividad y de aumento del paro. Tanto la Fed como el BCE admitieron reiteradamente no tener otras herramientas menos dolorosas para contener los precios, pero las críticas a este planteamiento se multiplican.

Por ejemplo, en la Eurozona desde 2015, la bajada de los tipos de interés hasta el 0% y los programas de compra de deuda, que ahora están desandando, se lanzaron con el objetivo contrario: favorecer la recuperación y reducir el desempleo. 

El riesgo ahora surge tanto en el mercado hipotecario, como en la capacidad de financiación de algunos países. Sobre todo de la de los más sobreendeudados como España o Italia, que todavía no han conseguido reducir los históricos desequilibrios entre ingresos y gastos públicos que provocó la pandemia y que han vuelto a tensionar la invasión rusa de Ucrania y la crisis de inflación.

LC

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