Los cuatro principales errores que dan mal olor a la ropa en el lavarropas
Lavar la ropa en un lavarropas sucio y que no huele bien parece algo contradictorio. No hay nada más molesto que abrir la la tapa de lavarropas y percibir un olor desagradable entre rancio y mojado, que se pega a la ropa.
Pero resulta que es común que, tras varios lavados, este electrodoméstico huela mal y, por ende, la ropa, más que limpiarla, salga sucia y maloliente. Y sí: es culpa nuestra, veamos por qué.
¿Por qué huele mal el lavarropas?
Podríamos pensar que se limpia solo con el detergente y el agua que usamos para la ropa. Pero esto no es así. Es como decir que la ducha no se ensucia porque ya se limpia con el jabón y el agua que usamos para lavarnos. Los malos olores están causados por una combinación de moho, hongos y bacterias.
Cuando metemos la ropa en el lavarropas, la suciedad puede quedar atrapada sobre todo en dos zonas concretas: la junta del tambor y el dispensador del detergente. Con el tiempo, la mezcla de jabón, agua, suciedad y residuos crea un caldo de cultivo idóneo para la aparición de los olores desagradables.
¿Qué hacemos mal?
1. Usar más detergente del necesario: el tambor puede acabar recubriéndose con una capa de espuma de jabón que, a su vez, está salpicada de residuos y suciedad. La ropa no quedará más limpia por usar más cantidad de la recomendada de detergente o suavizante.
2. Mantener el tambor húmedo: debemos asegurarnos de que el tambor no permanece húmedo durante largos periodos de tiempo. Por lo tanto, es importante dejar la puerta abierta cuando no esté en uso de manera que la humedad pueda escapar. Este pequeño gesto permite que el aire circule alrededor del tambor, lo que ayuda a detener la reproducción de gérmenes y reduce los olores húmedos.
3. Usar siempre programas con agua fría: las lavadoras energéticamente eficientes que usan temperaturas de agua más bajas tienen menos probabilidades de matar los patógenos. De hecho, las lavadoras están diseñadas para eliminar la suciedad y los olores, no para esterilizar la ropa, por lo tanto, es posible que no puedan matar todas las formas de vida que hay en la ropa, según un estudio de la Sociedad Americana de Microbiología.
4. Llenarla en exceso: en ocasiones solemos llenar demasiado el tambor pensando en reducir el gasto. Pero superar la carga recomendada puede aumentar las posibilidades de que se acumule la suciedad y minimizar la efectividad del lavado.
Cómo limpiar el lavarropas
Una de las claves para que todo esto no suceda es realizar un mantenimiento y cuidado periódico de este electrodoméstico.
Limpiar el cajón del detergente: aunque pueda parecer obvio, es algo que a menudo olvidamos. Esta zona puede ser un refugio para los gérmenes. Para hacerlo, retirá las piezas como la bandeja del detergente, empapá con bicarbonato de sodio o una mezcla de vinagre y agua caliente y fregá con un cepillo de dientes (consultá con el manual si no sabés cómo quitarlo).
No olvides limpiar también la cavidad del cajón. Limpiá el exterior con un paño húmedo. El vinagre es un potente desinfectante, elimina hongos y evita futuras averías. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomienda hacerlo una vez al mes.
Limpiar el filtro: el filtro protege la bomba de la lavadora al detener la pelusa, los pañuelos de papel que han quedado en los bolsillos, las monedas y la suciedad en general. Esto significa que, igual que el cajón del detergente, es un lugar donde se acumulan gérmenes y una zona ideal para que los malos olores se filtren en la máquina y en la ropa.
Vacialo con regularidad para eliminar la suciedad. En la mayoría de las máquinas está en el borde inferior, detrás de una tapa. No olvides colocar una bandeja debajo y desenchufar la lavadora. Cualquier residuo allí atrapado debe salir con el agua, pero no está de más revisar el interior.
Limpiá el tambor y la junta de la puerta: esta parte alberga rincones y grietas donde los gérmenes se esconden y llegan a pudrirse. Debería lavarse después de cada lavado porque es posible que queden restos de detergente, suciedad y residuos.
Antes y después de cada lavado, usa un paño húmedo para secar la goma. De esta manera conseguirás no solo mantener esta parte de la máquina limpia y en buen estado sino que la ropa no recogerá la suciedad cuando la saques para secar.
Realizá un lavado en vacío: hacer un lavado sin ropa a unos 90ºC al menos una vez al año, que es lo que recomiendan la mayoría de los fabricantes, debería matar los gérmenes, eliminar los olores y detener la acumulación de residuos de jabón y cal en lugares de difícil acceso. Puedes recurrir de nuevo al vinagre o la lavandina. Con un programa corto, añadí uno de los dos y poné en marcha el ciclo. Después, dejá la puerta abierta para que se seque bien.
Revisá la tubería: si, pese a limpiar la lavadora, persiste un cierto olor a caño, considera limpiar el tubo porque puede estar parcialmente bloqueado. Podés usar un desbloqueador de desagües para eliminar la acumulación de residuos.
M.Ch.
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