Cuatro trucos basados en la ciencia para regar tus plantas cuando no estás
Salimos de casa. Cerramos la puerta. Y ahí está la ansiedad, porque nos preguntamos cómo van a sobrevivir nuestras plantas estos días de vacaciones o de escapada. Si hace calor, y no tenemos a nadie que venga a regar cada dos días, solo nos queda hacernos cargo del asunto. Aquí van cuatro ideas sencillas y eficaces para regar las plantas cuando estamos fuera o de vacaciones unos días.
1. Regar las plantas cuando no estás: el truco de la toalla
Fácil, rápido y eficaz. Necesitamos una toalla vieja o que no usemos y una fuente plana, tipo bandeja. En lugar de la fuente, también podemos utilizar la bacha o la bañera, aunque esta opción solo funciona si el baño cuenta con buena iluminación.
En este segundo caso, además, necesitaremos toallas más grandes, de ducha o las que usamos para la pileta o la playa; incluso más de una. El primer paso consiste en doblar la toalla para que cubra y se adapte al suelo del recipiente: fuente, bacha o bañera. Y lo regamos de forma generosa, de modo que quede bien empapada.
¡Ya podemos colocar encima nuestras macetas! La lógica de este sistema de riego automático y casero, que nos mantendrá las plantas hidratadas y felices durante varios días (y hasta una semana, si no hace demasiado calor), se llama adsorción: el agua sube por los poros de la tierra con ayuda de la llamada tensión superficial.
Y lo que aquí nos importa cuando nos vamos de vacaciones: nos mantiene las raíces hidratadas durante nuestra ausencia.
2. Plantas hidratadas durante las vacaciones: ¡usá una cuerda!
Este truco para regar las plantas durante las vacaciones es fantástico, y seguramente menos aparatoso, porque no necesitamos mover las macetas de sitio. Lo único que nos hace falta es una botella de plástico y un cordón de algodón más o menos grueso (en torno a un centímetro de grosor): ¡es todo lo que precisamos para montar un sistema de riego casero por capilaridad para nuestras plantas!
Lo primero es llenar la botella de agua. Dentro metemos uno de los extremos de la cuerda para que chupe y se moje de forma constante. El otro extremo lo enterramos unos cuatro centímetros en nuestra maceta, con cuidado: para ello, podemos utilizar un palo, como un palo de helado, o similar.
¡Y ya estaría! La ciencia detrás de este sistema de riego automático casero se llama capilaridad. Y tiene bonus, porque podemos colocar varias plantas juntas que beban de un mismo recipiente, con varios trozos de cuerda. Una precaución: conviene agruparlas por tamaños de maceta, para que unas no chupen más agua que otras.
3. Cómo fabricarte un riego por goteo casero: ¡con una botella!
Y para las macetas más grandes, ¡nada como un sistema de goteo individual! La buena noticia: solo necesitamos una botella de plástico. Para ello, llenamos la botella de agua y hacemos un agujero en el tapón con ayuda de una tijera o cuchillo afilado.
¡Y listo! Cuando la demos, el primer chorro saldrá con fuerza pero después lo hará gota a gota gracias a la gravedad. Solo tenemos que colocar la botella boca abajo y enterrarla unos centímetros. ¡Genial para los macetones grandes!
4- O hacé una bañadera para tus plantas
La idea es similar a la primera de la toalla, pero pensada para la terraza. Y es más sencilla si ya tenemos en casa un recipiente grande, con bordes, donde podamos meter muchas de las macetas de nuestra terraza y que se mantengan hidratadas unos días sin tener que regarlas.
Si necesitamos hacerlo hermético, podemos utilizar un trozo de PVC como el que se usa para impermeabilizar los estanques o para proteger los cultivos. No nos asustemos: aunque el PVC no suene como la opción más sostenible para regar las plantas cuando no estamos, a su favor está que es reutilizable. Esto es: si lo cuidamos, el mismo trozo nos durará durante un montón de años.
Lo que pretendemos es crear una superficie hermética e impermeable, que no pierda agua; y que, de este modo, nos ayude a hidratar las plantas durante más tiempo. Colocamos nuestra bandeja en el suelo, la llenamos de agua, unos cinco centímetros de altura. Y ya lo tenemos.
El agua circula de arriba hacia abajo (por capilaridad) gracias a los poros que posee la tierra de forma natural, y se reparte por la tierra y las raíces. ¡Y ya podemos irnos! Ahora bien: este método funciona bastante mejor con las bolsas de cultivo de tela para las plantas de la terraza o con la terracota, ya que ambos materiales son porosos, que con el plástico.
Última recomendación: probemos el sistema que más nos convenza un par de días antes de irnos de vacaciones. Así podremos observar su funcionamiento en directo y, sobre todo, ¡evitar sustos a la vuelta!
E.S.M.
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