Dependencia emocional, cómo afecta a nuestra relación con los demás
Las relaciones personales (de pareja, amistades, laborales, etc.) son necesarias y aportan grandes beneficios. Es normal buscar apoyo emocional y ayuda en nuestros seres queridos en momentos determinados. La dependencia emocional, sin embargo, va más allá de este punto de apoyo.
Por lo general, no suele obedecer a un solo factor, sino que surge y se mantiene debido a varias causas. En muchos casos ni siquiera es una realidad consciente. Al contrario. La persona que es emocionalmente dependiente piensa que los problemas tienen un origen distinto y, a menudo, externo.
¿Qué es la dependencia emocional?
Detrás de estos dos términos se define un vínculo afectivo permanente y excesivo con otra persona. Es un fuerte apego que se produce en las relaciones con los demás y que puede provocar un sufrimiento real. Aunque se da sobre todo en parejas, también puede ocurrir en cualquier otro tipo de relación.
La dependencia afectiva designa un fenómeno de incapacidad psicológica de vivir por y para uno mismo. Se asocia, sobre todo, a una baja autoestima y puede encubrir deficiencias afectivas en la infancia. En este tipo de relación prevalece el sentimiento de apego y subordinación, con las consiguientes consecuencias emocionales negativas.
Los resultados de un estudio muestran que la dependencia emocional se relaciona negativamente con la autoestima y positivamente con la sintomatología ansioso-depresiva.
En este tipo de relación, la dependencia psicológica es “normal”, existe una asimetría de roles y se desarrollan conductas desproporcionadas e inadecuadas para satisfacer la necesidad de afecto.
Cómo podemos reconocer el problema de la dependencia emocional
Como cualquier otro trastorno de salud mental, la dependencia emocional es invisible y difícil de detectar porque no hay síntomas físicos evidentes. A menudo podemos confundir nuestros sentimientos de dependencia con sentimientos de amor o atracción.
Si estos sentimientos no se identifican de manera adecuada, pueden perder toda su autenticidad y convertirse en algo perjudicial. En líneas generales, suelen aparecer síntomas como los siguientes:
- Idealización de la otra persona: se sobreestiman e idealizan las cualidades de la pareja (o cualquier otra persona) y no se pueden ver los aspectos más negativos.
- Priorización de los deseos del otro: la persona dependiente actúa como si las necesidades del otro estuvieran por encima de las suyas, que quedan en un segundo plano.
- Complacencia y huida de los conflictos: una persona con dependencia emocional es capaz de realizar actividades que son inapropiadas solo para complacer al otro.
- Baja autoestima: la persona dependiente siente que no está a la altura de los demás. Aflora aquí la incapacidad para valorarse y confiar en uno mismo. Esto crea un ciclo negativo de necesidad que puede aumentar el deseo de buscar de manera constante la seguridad en los demás.
- Miedo a la separación: puede aparecer un miedo irracional e injustificado al abandono y la separación.
La dependencia emocional afecta sobre todo a personas vulnerables, hipersensibles, que carecen de confianza en sí mismas. Depender de otras personas les suele dar la sensación de estar a salvo en una burbuja que les crea seguridad. Pero lo que realmente han creado es una especie de prisión en la que permanecen encerradas.
Vías para superar la dependencia emocional
La dependencia emocional no es algo irreversible, se puede superar pero para hacerlo es necesario que se reconozca y se acepte. Se puede hacer mediante el trabajo de desarrollo personal con apoyo terapéutico, que puede ser útil para guiar a la persona en este camino.
Porque el principal problema del “adicto emocional” es la falta de confianza en uno mismo: piensa, de forma errónea, que nadie lo quiere como es y que debe vivir a través del otro.
Primero, por lo tanto, tiene que quererse a sí mismo para tener éxito con los otros tipos de relaciones (familiares, de amistad, pareja, etc.). Debe identificar sus necesidades insatisfechas, sobre todo aquellas que busca nutrir a través del amor de los demás e identificar de dónde proceden esas necesidades. Es importante prestar atención a cómo se siente, un trabajo de introspección y descubrimiento de uno mismo.
En la mayoría de los casos, las necesidades son de amor, de reconocimiento, de ser amado y reconocido en la vida personal y profesional. Y para superar esto, la clave está en establecer límites, lo que obliga a conocerse mejor a sí mismo. Cuanto más nos conocemos, más podemos identificar nuestras necesidades.
El objetivo de la terapia se centra, en líneas generales, en ayudar a la persona a reconocer el problema, abandonar cualquier relación tóxica que tenga, encontrar las causas y tratarlas para que no se repita el mismo patrón en nuevas relaciones que se creen.
M.Ch.
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