Elecciones en Perú 2022 - Análisis
La extrema derecha gana Lima y Pedro Castillo y Keiko Fujimori pierden en todo el país
En las elecciones regionales y municipales celebradas el domingo 2 de octubre en Perú más de 24 millones de ciudadanos fueron convocados a elegir a 25 gobernadores regionales, 196 alcaldes provinciales y 1.694 distritales en un contexto de crisis política donde las disputas entre el Ejecutivo y el Legislativo son una constante. Las peruanas y peruanos también votaron para 25 vicegobernadores y 342 consejeros regionales, así como a 1.714 regidores de los concejos provinciales y 9.036 de concejos distritales.
Una de las resultantes más nítidas de este proceso electoral es la profundización de la crisis de partidos testimoniada en la fragmentación del voto que en Perú es obligatorio y en el ánimo electoral. No pocas peruanas y peruanos han dicho que han ido a votar con pena, por obligación, con poca ilusión porque no han visto un candidato que expresara una posible renovación de los partidos competidores cuya debilidad conlleva el riesgo de una personalización de la política peruana.
Castillo y Fujimori son los grandes perdedores en las regiones
Sorprendentemente o no tanto, Perú Libre y Fuerza Popular que hace poco más de un año y cuatro meses lucharon encarnizadamente en la segunda vuelta presidencial han resultado perdedosos. Los ganadores pertenecen a movimientos independientes regionales en Áncash, Apurímac, Arequipa, Ayacucho, Huancavelica, Huánuco, Ica, Junín, Madre de Dios y Puno. Otros tres de Somos Perú, en Loreto y San Martín; y Avanza País en Madre de Dios.
Los candidatos postulados por Fuerza Popular, el partido cuya lideresa fue la candidata presidencial que había pasado a segunda vuelta en las elecciones de 2021, no ganaron en ninguna de las 19 regiones donde se han presentado: Amazonas, Áncash, Callao, Huánuco, Ica, La Libertad, Lambayeque, Lima provincias, Loreto, Moquegua, Piura, San Martín y Tumbes. Un desolador resultado también obtuvo Perú Libre, el partido que llevó a la presidencia de Perú a Pedro Castillo. Ninguno de sus candidatos ganó en las 15 regiones donde han competido: Arequipa, Cusco, Huánuco, La Libertad, Lambayeque, Lima provincias, Loreto, Madre de Dios, Moquegua, Pasco, Piura, Puno, Tacna, Tumbes, Ucayali.
Muy probablemente se deba respecto a los primeros por su campaña del falso fraude electoral y sus intentos infructuosos de vacar a Pedro Castillo. Y los segundos, por asociarse a los fujimoristas en el Congreso y sumarse a proyectos antidemocráticos. Durante la campaña presidencial, Cerrón que había sostenido durante la campaña electoral un potente mensaje antifujimorista, cuando accedió al poder hizo alianza con el partido denostado. En esta línea, la derrota puede bien leerse como el repudio de los electores a Cedrón y su partido por su actuación política.
La crisis de partidos ha motivado que en las regiones hayan ganado más los movimientos que partidos, incluso en el caso de Acuña que ganó por Alianza para el Progreso en el norte. El APP es un partido empresa, que gira alrededor de un personaje y no tiene una estructura democrática significativa. “Hubo partidos que han ido perdiendo la presencia nacional, en un momento dependían de candidaturas locales hasta que ellos se dieron cuenta de que no necesitaban los partidos, es más, que se desprestigiaban asociándose a los partidos nacionales envueltos en denuncias de corrupción y optaron por sus propias organizaciones partidarias” detalla Hernán Chaparro, investigador y docente de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima.
En el Perú, los gobiernos regionales como los municipios provinciales y distritales si bien guardan dependencia en relación al gobierno central, por ejemplo, en los mecanismos de recaudación tributaria altamente centralizada y en su capacidad de gasto, cuentan con una relativa autonomía administrativa que les permite implementar diversas obras públicas con la participación tanto de empresas privadas como entidades ejecutoras. Esto último ha sido aprovechado por la corrupción institucionalizada. Funcionarios públicos y autoridades políticas en muchos casos son los grandes promotores y auspiciadores financieros y logísticos de las candidaturas de diversos caudillos regionales, provinciales y distritales. Por estas razones, en los últimos años las propuestas electorales se han desvinculado de propuestas integrales que pongan en cuestionamiento los problemas estructurales del país y el carácter altamente centralista y excluyente del actual régimen político que se sostiene en la Constitución de 1993.
En LIma, un ultraconservador sale primero, y un ex militar torturador sale segundo
El ganador de la contienda para ocupar el sillón de la Alcaldía de Lima donde viven 10 millones de habitante, un tercio de la población del país -que ha sido disputado por ocho candidatos- es el empresario Rafael López Aliaga por el partido ultraconservador Renovación Popular con 26,28 por ciento de los votos, un ajustado 0,9 puntos por encima de su rival, el exmilitar derechista acusado por violaciones a los DDHH, Daniel Urresti de Podemos Perú con el 25,37 por ciento. López Aliaga - apoyado por el fuijimorismo que no presentó candidato en Lima- había asegurado en vísperas de conocer el resultado definitivo que ya está “trabajando con bancos internacionales” para “conseguir dinero para Lima” y que, de ganar las elecciones, quiere contar en su administración con su principal adversario en las urnas, Urresti para quien aseguró que las “puertas están abiertas”. Respecto al presidente Castillo, López Aliaga quien hizo buena parte de sus millones con el monopolio que le dio la dictadura de Alberto Fujimori para la operación del lucrativo tren a las ruinas de Machu Picchu, le pidió que “renuncie de una vez por el bien del Perú, que se asile a un país” y deje a Perú “en paz”.
Los porcentuales obtenidos por los otros candidatos ha dejado de manera nítida la fragmentación del electorado: el ex futbolista George Forsyth del centroderechista Somos Perú, el 18,93 % seguido por Elizabeth León, del partido centroizquierda Frente de la Esperanza, con 10,92 %. En quinta posición figura Omar Chehade, de Alianza Para el Progreso (APP), 7,10 %, seguido de Gonzalo Alegría acusado por su hijo de abuso sexual del partido izquierdista Juntos por el Perú (PJ), 6,38 %, y María Elena Soto, del derechista Avanza País, 3,5 %.La lista la cierra Yuri Castro, 1,47 %, quien postuló por el partido Perú Libre.
Chaparro ponderó “Creo que es la primera vez que gana un candidato en Lima que no llega al 30%” y predijo “Con López Aliaga, creo que vamos a tener una gestión más ideologizada, más política, que tome como plataforma el municipio para enfrentarse a Castillo”. La ciudad capital permite también observar los lugares alcanzados por las diferentes fuerzas políticas que compitieron y alcanzaron los primeros lugares: APP, en el sur de Lima, Somos Perú y Podemos Perú en el norte y Renovación Popular el centro de la ciudad.
En el marco general del país, las opciones conservadoras y derechistas fueron las ganadoras en este proceso electoral; sin embargo, su victoria se ha dado en un marco de alta fragmentación a nivel nacional con la predominancia de organizaciones regionales, no partidos nacionales y en un clima de creciente descontento social acicateado cotidianamente por la crisis económica y por las recurrentes crisis políticas que debilitan de manera considerable la legitimidad de las instituciones, que no permite con certeza vislumbrar un igual resultado en las próximas elecciones generales del país andino. Y en cuanto los resultados virtuales del domingo 2 de octubre aún no quedó definido si habrá una segunda vuelta, debido a que la Ley de Elecciones Regionales determina que para ser elegidos los candidatos la fórmula que representan debe obtener no menos del 30% de los votos válidos.
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