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Illa rompe la mayoría independentista pero necesita pactos para gobernar

El candidato a la presidencia de la Generalitat por el PSC, Salvador Illa, comparece ante los medios para valorar los resultados electorales

Arturo Puente

eldiario.es —
12 de mayo de 2024 20:11 h

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Salvador Illa hizo historia este domingo al ganar las elecciones catalanas en votos y en escaños y con el mejor resultado para el PSC desde 2003. Las buenas cifras del candidato socialista rompieron la mayoría absoluta independentista después de más de una década de gobiernos interrumpidos de Junts y ERC. Pese a esto, Illa necesitará una alianza para la investidura que podría no ser sencilla, pues deberá reunir el apoyo de republicanos y los Comuns para sumar mayoría absoluta o, si el partido de Pere Aragonès se cierra a esta posibilidad, buscar un pacto transversal a izquierda y derecha para tratar de reunir apoyos en una segunda votación.

“Los electores catalanes decidieron abrir una nueva etapa”, proclamó Salvador Illa que, tras agradecer el apoyo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció que se propondrá para la investidura en cuanto se constituya el Parlament. “Cataluña se pone en marcha, con respeto a toto el mundo y con ambición”, aseguró un Illa alegre pero no eufórico, a diferencia de su equipo más cercano con el que comparecido desde la sede del PSC, donde la alegría era desbordante por un resultado que, se entiende, colocará a Illa en la presidencia de la Generalitat.

Aunque la victoria del PSC es contundente, la gobernabilidad está lejos de quedar garantizada, porque necesitan 26 diputados más para llegar a la mayoría absoluta o 21 para superar un eventual 'no' del conjunto de los partidos independentistas. Illa podría buscar una alianza de izquierdas, con ERC y los Comuns, o también forjar una alianza con Junts, en este caso sin necesitar a ningún otro partido.

La suma del tripartito de izquierdas, con PSC, ERC y Comuns tendría mayoría absoluta. Sin embargo, el problema para esta fórmula podría ser ERC. Los republicanos sostuvieron durante toda la campaña que Illa tiene una propuesta que está “en las antípodas” de lo que defiende la candidatura de Aragonès, que esta noche perdió cualquier esperanza de mantener la presidencia de la Generalitat. Los republicanos en cambio podrían hacer valer la llave para decidir si hacen posible esa mayoría de izquierdas, para lo que deberían decidir si le otorgan la presidencia a Illa o la bloquean, con el riesgo de que eso suponga una repetición electoral.

“La oposición al Govern republicano, PSC y Junts, ganó. Aceptaremos el resultado y ERC pasará a la oposición”, aseguró Pere Aragonès en su comparecencia, tras reconocer una severa derrota. El líder republicano esquivó así cualquier responsabilidad sobre la gobernabilidad de la Generalitat, que el ya president saliente dejó en manos de PSC y Junts, dos formaciones que también pueden sumar aunque en varias ocasiones durante la campaña se excluyeron mutuamente.

El independentismo sufrió este 12 de mayo una contundente derrota, sobre todo por el descalabro de ERC y la CUP, que pierden 13 y 5 diputados respectivamente. La bajada de los partidos de la izquierda independentista no se compensa por la menor crecida de Junts, que consiguió tres escaños más que en 2021 gracias al revulsivo que supuso que Carles Puigdemont lidere la candidatura. Además, la extrema derecha independentista de Aliança Catalana entra en el Parlament con 2 escaños, por las provincias de Girona y Lleida.

El bloque de los partidos partidarios de la ruptura con España siempre había estado al menos desde 2012 por encima de los 68 escaños y del 47% de voto, unas cifras que parecen lejanas ahora, donde la suma de Junts, ERC, CUP y Aliança quedó en 61 escaños y poco más del 43% de los sufragios. Desde el año 2017, el independentismo perdió cerca de un millón de votos.

Pese a la debacle independentista y que Carles Puigdemont felicitó a Illa por su victoria, el líder de Junts mostró en su primera comparecencia ante los medios que no tira la toalla y que seguirán intentando conseguir la presidencia de la Generalitat con una carambola. “Estamos en condiciones de construir un Govern sólido y de obediencia catalana”, dijo Puigdemont, que lanzó a la vez una críptica advertencia hacia el PSOE. “La distancia entre el primer y el segon en el Parlament no es diferente a la del PP y el PSOE en el Congreso”, aseguró el aún eurodiputado, recordando así a Sánchez que su partido es clave para la mayoría del Gobierno.

Uno de los partidos más beneficiados de esta jornada electoral es el PP, que aprovechó como ningún otro la desaparición de Ciudadanos. La formación consigue situarse como cuarto partido del Parlament, con 15 escaños (desde los 3 que ha tenido en la última legislatura), supera a Vox, que se queda en los 11 asientos que ya tenía, y entra por zonas complicadas para el partido, como Lleida y Girona. El líder Alejandro Fernández se consolidó con su buen resultado delante de un PP nacional con el que había tenido enfrentamientos y que había provocado que Alberto Núñez Feijóo llegara a plantear su sustitución.

“La utilidad con la que asuman estos resultados será la piedra sobre la que construiremos el futuro del partido”; advirtió Fernández, que aseguró que el PP “consiguió todos sus objetivos”.

Comuns y CUP, dos formaciones de izquierdas que también resultaron perjudicadas en estas elecciones, intercambiaron su posición en el Parlament, donde ahora la formación de Jéssica Albiach tiene dos diputados más que los independentistas. La líder de la CUP, Laia Estrada, hizo una valoración muy negativa de los resultados, que aseguró que son “malos para el país” y sobre los que destacó el crecimiento de las fuerzas de derechas. Por su parte, los Comuns se vieron disminuidos sobre todo por el crecimiento del PSC, perdieron el diputado que tenían en Tarragona y otro en Barcelona y no fueron capaces de obtener el cargo por Girona al que aspiraban.

Illa consiguió un resultado que sigue la estela de su victoria en votos de 2021, que ya supuso resultados contundentes en la mayoría de de los municipios de las áreas metropolitanas de Barcelona y Tarragona, pero que ahora se disparó con porcentajes también altos en zonas del interior de la provincias de Girona, Lleida y el interior de la provincia de Barcelona.

Los socialistas conseguieron porcentajes de más del 30% de apoyos en seis comarcas y pudo imponerse en 12. En el Baix Llobregat y la Vall d'Aran, el PSC supera el 36% del voto. Por provincias, el PSC crece en todas las provincias, especialmente en Tarragona (+5,39 puntos) y en Barcelona (+4,85).

Carles Puigdemont hizo una campaña muy inusual. Situado en la zona del sur de Francia colindante con la frontera catalana, el candidato de Junts celebró mítines diarios en un pabellón de la ciudad de Elna, adonde se desplazó cada día a centenares de sus partidarios en autobús desde diferentes zonas de Cataluña. Pero, más allá de la cuestión logística, la formación tocó la tecla sentimental de su electorado sosteniendo el relato del regreso de Puigdemont tras siete años, cuando sea beneficiado por la amnistía, y convirtiendo este hecho en un activo electoral.

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