Obama cierra en Chicago el círculo que inició Harris: “Estamos listos para la presidenta Kamala; yes, she can”
En 2007, cuando Barack Obama acababa de anunciar su candidatura a las elecciones presidenciales, una fiscal de California fue de las primeras personas en apoyar su campaña. Algunos medios norteamericanos incluso llegaron a llamarla la “female Obama” (la “Obama femenina”). La fiscal era Kamala Harris. Este martes, 17 años después, el expresidente cerró el círculo desde el United Center: Obama transformó el “yes, we can”, en el “yes, she can”.
“Necesitamos un presidente que realmente se preocupe de los millones de personas que en este país se levantan cada día para hacer lo esencial [...] y que luche por su derecho a batallar por mejores salarios y mejores condiciones laborales. Kamala será esa presidenta. Yes, she can”, afirmó Obama detrás del atril mientras el público estallaba al unísono bajo el 'Yes, she can'.
Nada más poner un pie sobre el escenario pareció que el estadio retrocedía más de 10 años atrás, cuando era Obama quien aún competía por la presidencia. Más de un minuto de aplausos y un coro de “Yes, we can” dieron la bienvenida al expresidente después de que su mujer, Michelle Obama, lo presentara. Durante su discurso previo, Michelle aseguró que Harris “es una de las personas más cualificadas que ha habido nunca para ser presidenta”. “América, la esperanza está volviendo”, ha dicho. En otro momento de su discurso, usó contra Trump sus propias palabras: “¿Quién le va a decir que el empleo que busca podría ser uno de esos 'trabajos para negros'?”, un término que usó el expresidente republicano en el debate contra Biden.
Obama se encargó de culminar el camino que ya marcó desde el inicio el equipo de Harris: revivir el recuerdo de la campaña del 2007 que lo convirtió en el primer presidente negro de Estados Unidos. Harris ha construido una campaña basada en un relato que apela a la esperanza, una emoción que también fue clave para aupar a Obama a la Casa Blanca. “Elegiremos a unos líderes [Harris y Tim Walz] que lucharán por la América esperanzada que mira hacia adelante, esa en la cual creemos. Y juntos, todos juntos, construiremos un país que es más seguro, más justo, más igualitario y más libre. Así que pongámonos manos a la obra”, ha afirmado Obama.
Las palabras de Obama se referían a un 'nosotros' colectivo y buscaban llegar más allá de los apoyos partidistas. Un lenguaje muy distinto al que utilizó Donald Trump en la Convención Republicana y que apelaba solo a la unidad de los suyos. “Hemos construido vallas y muros a nuestro alrededor, y después nos preguntamos por qué nos sentimos tan solos. No confiamos los unos en los otros porque ya no nos dedicamos a conocernos los unos a los otros; y en medio de ese espacio entre nosotros, los políticos y los algoritmos nos enseñan a caricaturizarnos entre nosotros y a tener miedo”, ha denunciado el expresidente en una clara referencia a Trump y a Elon Musk, el propietario de X.
Musk entrevistó la semana pasada a Trump a través de X y convirtió esa entrevista en un coladero de mentiras. En las últimas semanas, la red social ha estado en el punto de mira después de ver cómo ha jugado un papel clave en la difusión de noticias falsas y xenófobas que han alimentado los altercados de extrema derecha en Inglaterra.
El expresidente ha pasado el testigo simbólico a Harris: la demócrata es sucesora de esa energía que ilusionó al país bajo el “Yes, we can”, y también afronta la misma oportunidad de hacer historia. La vicepresidenta es la heredera formal de Joe Biden, quien la nombró como su sustituta en la candidatura, pero la imagen que quiere desprender Harris es la de un nuevo ciclo que retoma la historia allí donde la dejó Obama. “América está lista para un nuevo capítulo, estamos listos para la presidenta Kamala”, ha defendido. Harris trabajó para que Obama fuera el primer presidente negro de Estados Unidos, y ahora él hace lo mismo para que ella pueda llegar a ser la primera mujer negra que se siente en el Despacho Oval. Inevitablemente, el discurso del expresidente también tiene un fuerte peso sentimental para Harris.
Durante su intervención, Obama ha tenido que buscar el punto justo para arroparla bajo su manto, pero sin eclipsarla. A pesar de que dé mucho juego la etiqueta de “female Obama”, la candidatura de Harris tiene entidad propia y es importante que esta no quede enterrada bajo el paralelismo fácil. Su singularidad viene de esa imagen de empoderamiento femenino que ha jugado desde el minuto uno y que le está granjeado buenos resultados entre las mujeres y jóvenes.
Un sondeo publicado el pasado fin de semana por el Washington Post y ABC News mostraba que Harris se sitúa por encima de Trump. En gran parte, lo hace gracias al voto de las mujeres. La encuesta también muestra que Harris tiene mucho más apoyo que Biden entre este grupo y los jóvenes.
Harris no ha renegado públicamente del legado político de Biden, pero sí que busca dejar atrás la imagen gris y desalentadora que transmitía el tándem Biden-Harris. Por contradictorio que parezca, Harris ha ilusionado mucho más como cabeza del ticket electoral que cuando era la segunda. El mensaje de Biden para estas elecciones se basaba en movilizar el voto a partir del miedo a Donald Trump, sin centrarse en construir un nuevo horizonte. Harris quiere desvincularse de esa visión que generaba la sensación entre los estadounidenses de tener que elegir “el mal menor”. La demócrata pretende ofrecer un futuro brillante que, entre otras cosas, promete poner fin a la polarización en la que lleva sumido el país desde el 2016.
“Me encanta este tipo. Es el tipo de persona que debería estar en política; alguien que nació en un pequeño pueblo, que ha servido a su país, enseñado a sus niños, ha sido entrenador de futbol y ha cuidado de sus vecinos. Él sabe quién es, y eso es importante”, ha dicho Obama sobre Tim Walz. De un solo plumazo, el expresidente ha condensado a la perfección la imagen que se quiere potenciar del compañero de ticket de Harris.
Hacer las paces con Biden
Dentro del partido demócrata, Obama, a sus 63 años, es visto como una figura de gran influencia. En medio de la crisis alrededor de la candidatura de Biden, el expresidente tuvo que acabar ejerciendo su poder para conseguir convencer a Biden de que debía renunciar. Que Obama le diera la espalda dolió mucho a Biden, quien en su día fue su vicepresidente.
Esta noche, Obama ha querido cerrar las heridas con Biden, elogiando su decisión de retirarse. “La historia recordará a Joe Biden como un presidente que defendió nuestra democracia en un momento de gran peligro. Y estoy orgulloso de llamarlo mi presidente, pero aún más orgulloso de llamarlo mi amigo”, ha afirmado. Biden no estaba en el estadio cuando Obama ha pronunciado estas palabras, ya que después de su intervención del lunes se fue a California para iniciar una semana de vacaciones.
Harris provoca a Trump
La seguridad con la que se mueve Harris también se notó en su ausencia esta noche. En lugar de estar en Chicago, Harris y Tim Walz estaban en Milwaukee (Wisconsin) ofreciendo un mitin en el Fiserv Forum. Una completa provocación a Trump, pues fue en este estadio donde se coronó como candidato y culminó su control total sobre el Partido Republicano. Recientemente, Trump ya había hecho notar su enojo por las multitudes en los mítines de Harris. Con toda seguridad, ver cómo su rival ha llenado el Fiserv tampoco le habrá gustado.
“Esto es una campaña sobre el poder de la gente”, ha asegurado Harris cuando las pantallas del United Center han conectado en directo con el Fiserv. En ese momento resonaban por los altavoces los gritos de euforia en Milwaukee, mientras en directo los asistentes de Chicago también rompían a gritar.
El senador Bernie Sanders también subió esta noche al escenario, donde no dudó en poner la guerra de Gaza sobre la mesa. “Debemos terminar esta horrible guerra en Gaza. Devolver a casa a los rehenes y pedir un alto el fuego inmediato”, ha dicho sin sombra de duda. La posición sobre la guerra de Gaza ha sido una de las principales críticas a Harris y será un tema espinoso de cara el 5 de noviembre. Ayer más de 10.000 personas protestaron en las calles de Chicago para llevar la guerra de Gaza a las puertas de la Convención.
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