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Chile: 50 años sin Neruda (1904-1973) - Análisis

Pablo Neruda, el Nobel que murió del Golpe

Asistentes montan una guardia de honor frente al féretro del poeta Pablo Neruda (1904-1973), durante un homenaje llevado a cabo en el Salón de Honor del ex Congreso Nacional, en Santiago, capital de Chile, el 25 de abril de 2016
11 de septiembre de 2023 00:09 h

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A 119 años de su nacimiento y a 50 de su muerte, gran parte de la ciudadanía chilena sospecha que el fin de Pablo Neruda, la figura de mayor reconocimiento nacional e internacional de su país, fue una atrocidad más, pero de las más incipientes y pesonalizadas, de la dictadura militar cuando todavía era una Junta presidida por el general Augusto Pinochet.

El 23 de septiembre se cumplen 50 años de la muerte del enorme poeta ganador del Premio Nobel en 1971,  Pablo Neruda, pseudónimo praguense, tomado del narrador decimonónico checo Jan Neruda, de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto nacido el 12 de julio de 1904 en la ciudad de Parral al sur de Chile, el país de la loca geografía.

A menos de dos semanas del 11 de septiembre de 1973, cuando se produjo el Golpe de Estado encabezado  por el general Augusto Pinochet que derrocó al presidente socialista Salvador Allende e impuso una cruenta dictadura hasta 1990, que obligó al exilio de cientos de miles de chilenostorturó a decenas de miles y dejó más de 3000 muertos, se celebró el funeral de Pablo Neruda.

“Quiero estar en la muerte con los pobres”

El entierro del poeta en el Cementerio General, el 26 de septiembre de 1973se convirtió en el primer acto de desafío público en contra del poder estatal instalado de facto. El féretro gris, había sido velado sin pompa, sin cirios, sin coronas, colocado en un extremo de la pieza, adornado solo con dos rosas blancas y su mujer, Matilde Urrutia, sentada al lado, en la habitación sembrada de escombros. La casa había sido requisada y saqueada. Por el desvío de las aguas de un canal, la planta baja se había inundado. No había luz eléctrica. Las ventanas estaban rotas. Rotas también las lámparas, rotas en añicos las cerámicas, quemados los libros y desaparecidos los cuadros que Neruda había reunido a lo largo de su vida. Cubierto con la bandera chilena, el féretro fue transportado a través del jardín lleno de agua hasta la carroza funeraria que aguardaba en la puerta. Cuando el cortejo iba a iniciar su marcha, estalló un grito anónimo: ¡Camarada Pablo Neruda!; y la multitud contestó al unísono: ¡Presente!

Al llegar al cementerio, el grupo fue aumentado y alrededor del ataúd, se alzó el rumor sordo de un canto: La Internacional por sobre las sirenas de los vehículos militares. Antes que el ataúd fuera introducido en el nicho, en medio de una lluvia de flores, estalló de nuevo el grito a Neruda. Y otro intempestivo: “¡Compañero Salvador Allende!”. Por primera vez que el nombre de Allende fue gritado en la ciudad capitalina de Santiago después del Golpe. Un coro respondió “¡Presente!”. Luego el saludo fue para Víctor Jara, el cantante chileno fusilado una semana atrás en el Estadio Nacional. El acto que Le Monde tituló ‘Primer acto público de oposición’, fue muy breve. Apenas clausurado el nicho que guardaba los restos de Neruda, la multitud se dispersó.

Confieso que he vivido

A los diecinueve años, Neruda ya había publicado su primer libro Crepusculario, y en 1924, su primera obra célebre, Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Luego, su única novela El habitante y su esperanza (1925).

En 1927, inició la carrera diplomática, que ejerció en Birmania, Singapur, Java, China, Argentina, España París, donde conoce al poeta peruano César Vallejo, con quien mantuvo amistad de por vida. Posteriormente, viajó a MéxicoGuatemala y Cuba. El diario argentino La Nación publicó sus crónicas de viaje.

Al cumplir los treinta años, cimbró la poesía latinoamericana con Residencia en la tierra (1933 y 1935), escritos durante su estadía como diplomático en el sureste asiático y merecedora del estudio eminentemente académico Poesía y Estilo de Pablo Neruda. Interpretación de una poesía hermética del reconocido filólogo español Amado Alonso, pieza fundamental de la crítica nerudiana y piedra angular sobre la cual se construyeron las sucesivas exégesis residenciarias.

Canto a las madres de los milicianos muertos

Durante su estadía  en Madrid  trabó fuerte amistad con los poetas Federico García Lorca – a quien había conocido anteriormente en funciones de cónsul en Buenos Aires-, Rafael Alberti, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez  y otros. El estallido de la Guerra Civil de España (1936-1939), la sucesión de acontecimientos violentos, el asesinato de García Lorca por los franquistas y la destrucción de su casa en el barrio de Argüelles llevaron a Neruda a otra su relación con el mundo y el lenguaje. Testimonio de su defensa a la República española por la cual fue destituido de su cargo consular, su poemario España en el corazón (1937).

En 1939Neruda nombrado por el gobierno chileno de Pedro Aguirre Cerda (1938-1941) cónsul en París a cargo de la inmigración española, organizó el viaje del barco Winnipeg, fletado por el gobierno de la República Española, que llevó 2.365 refugiados españoles hasta la ciudad puerto chilena de Valparaíso.

El destierro es redondo

En 1943Neruda regresó a Chile. Dos años más tarde recibió el Premio Nacional de Literatura, fue electo senador por las provincias de Tarapacá y Antofagasta y se afilió al Partido Comunista Chileno.

En 1948, el presidente Gabriel González Videla, quien había asumido al poder en 1946 por una coalición de radicales, comunistas y demócratas, proscribió al PC debido a las fuertes objeciones del partido a las acciones de su gobierno. Neruda, el más fuerte antagonista de González Videla, publicó entre otros artículos en diarios extranjeros en su contra, “Carta íntima para millones de hombres” difundido en El Nacional de Caracas. En consecuencia, Neruda perdió sus fueros, tuvo que vivir en la clandestinidad y luego exiliado en varios países europeos, Francia e Italia entre ellos. En 1950 recibe el Premio Internacional de la Paz. Dos años después regresa a su patria temporalmente y vuelve a ser distinguido con otro premio soviético, el Stalin de la Paz, en 1953.

“Del aire al aire”

Alturas de Macchu Picchu, tal vez el cenit de su prolífera y sonora obra de Neruda, a lo largo de los doce cantos, con la muerte como testigo, despliega la meditación sobre el lenguaje y las huellas de la civilización; sobre la devastación y la imposibilidad de leer las huellas precolombinas. Este inusitado poema forma parte del monumental Canto general (1950), un arma política no solo chilena sino internacional que presenta luminosos fogonazos de poesía del gran creador de metáforas chileno que cuenta poéticamente la historia del continente americano. A lo largo de más de quince mil versos, del más whitmaniano de los poetas de América Latina, la presencia de los pueblos originarios y las civilizaciones que fundaron, la llegada de los españoles, el dominio europeo, la independencia de las naciones latinoamericanas y la hegemonía estadounidense.

Con otra modalidad de acercamiento lírico, Neruda publica Odas elementales (1954), Nuevas odas elementales (1955) y Tercer libro de las odas (1957). Siguieron otros versos, poemas y hojas desiguales, entre ellos Estravagario (1958).

Coronación y muerte del poeta

Consolidado como uno de los poetas más grandes de la lengua española y como una figura pública de relieve internacional, en 1962 es nombrado académico de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile.

En 1964 se publicó Memorial de la isla negra, poemario autobiográfico escrito cerca de cumplir sesenta años.

En 1965,  recibió el título de doctor honoris causa de la Universidad de Oxford. En 1969, fue nombrado miembro honorario de la Academia Norteamericana de Artes y Letras y doctor honoris causa de la Universidad Católica de Chile

El Partido Comunista de Chile lo designó como precandidato para las elecciones presidenciales de septiembre del año siguiente. A comienzos de 1970 renuncia a su candidatura en favor de Salvador Allende. Después de su viaje a Estocolmo a recibir el Premio Nobel de Literatura, representa al Gobierno de la Unidad Popular en Francia como embajador. En 1972, recibe el Premio Lenin de la Paz.

Ese año regresa definitivamente a Chile y es aclamado por el pueblo chileno con un apoteósico homenaje en el Estadio Nacional de Santiago. En 1973, a raíz de las elecciones parlamentarias del mes de marzo, publica su Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena, En versos clásicos, Neruda defiende el gobierno de la Unidad Popular (UP) de la campaña destituyente del presidente republicano de EEUU, Richard Nixon, quien al año siguiente debería renunciar al descubrirse sus mentiras e ilegalidades, en la campaña de espionaje de la oposición demócrata: el caso Watergate, descubierto por el periodismo clásico del Washington Post.  

Con el derrocamiento del presidente constitucional Allende, las casas de Neruda en Santiago y en Valparaíso fueron ocupadas, allanadas, y en suma destruida por los militares. La vida del poeta se acercó un poco más a su fin.

Neruda, fábula y fuente de versos

Los grandes poetas chilenos posteriores han bebido de la fuente nerudiana, ya sea para distanciarse críticamente o para mantener un diálogo con sus versos, desde Nicanor Parra hasta Gonzalo Rojas, desde Enrique Lihn hasta Jorge Teillier, desde Carmen Berenguer hasta Gonzalo Millán, desde Raúl Zurita hasta Rodrigo Lira, o desde Diego Maquieira hasta Juan Luis Martínez.

El crítico norteamericano Harold Bloom le da un sitio en su puntilloso canon occidental. Si bien critica “su desdichado estalinismo”, reconoce que “ningún poeta del hemisferio occidental de nuestro siglo [refiriéndose obviamente al XX] admite comparación con él”.

¿Neruda fue asesinado?

En 2011, el chofer de Neruda declaró que el poeta había sido envenenado poco antes de su muerte. La duda del presunto asesinato encontró eco en la  sospecha profundamente arraigada entre muchos chilenos de que la desaparición de la figura cultural más prominente de la nación solo fue una atrocidad más de la dictadura militar de Chile.

En febrero de 2023, luego de una investigación que se extendió por una década, un equipo de expertos forenses internacionales entregó a un juez chileno su informe final sobre el análisis de los restos exhumados de Neruda. ¿Neruda fue asesinado? La respuesta del equipo no fue muy satisfactoria: quizás.

Los científicos confirmaron la presencia en el cuerpo de Neruda de un tipo de bacteria potencialmente tóxica que, de manera natural, no debería estar allí. Sin embargo, no pudieron distinguir si se trataba de una cepa tóxica, como tampoco concluir si le inyectaron la bacteria o si, en cambio, provenía de alimentos contaminados. 

Aun así, los expertos admitieron que otras pruebas circunstanciales respaldan la teoría del asesinato dado que en 1981 la dictadura militar envenenó a los presos políticos con bacterias posiblemente similares a la cepa encontrada en los restos de Neruda. Sin embargo, ese método de envenenamiento surgió de un programa de armas químicas que la dictadura comenzó en 1976, tres años después de la muerte del escritor.

En 2017, los científicos habían anunciado que encontraron rastros de la bacteria en un diente de Neruda, pero no estaban seguros de si se había filtrado en su cuerpo después de su entierro, lo que puede ocurrir.

Es posible que el informe presentado y la eventual conclusión de la justicia nunca convenzan a un sector del público chileno. Karen Donoso, historiadora chilena, comparó la incertidumbre sobre la muerte de Neruda con las preguntas persistentes de algunas personas sobre la muerte de Allende, quien se suicidó antes de caer en manos de los militares cuando derrocaron a su gobierno. “Para muchas personas, a Allende lo mataron, independiente de lo que diga la investigación judicial. Algo similar puede pasar con Neruda”, afirma Donoso. “Muchas personas seguirán pensando que lo mataron, y eso es lo que quedará en la memoria de la gente”.

Para algunos de los familiares de Neruda, que durante mucho tiempo han creído que el poeta fue asesinado, el informe prueba que su muerte no fue natural. “Hemos encontrado el arma asesina. ¿Pero quién lo mató? Eso viene en una segunda etapa”, dijo Rodolfo Reyes, sobrino de Neruda y abogado y querellante en el caso. “Pero al menos queda registrado en la historia que Neruda no murió de pena ni de cáncer”, concluyó Reyes.

AGB

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