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Putin volvió a la escena mundial como anfitrión de una treintena de líderes con un mensaje: Rusia no está aislada

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, durante una reunión de los líderes de los BRICS en Kazán.

Patrick Wintour

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Vladímir Putin, condenado al ostracismo por Occidente y catalogado como posible criminal de guerra por la Corte Penal Internacional, recibió a 36 líderes mundiales de naciones como China, India e Irán en el marco de una cumbre del grupo BRICS diseñada para exhibir que Moscú está de todo menos aislada.

Uno de los principales objetivos de la cumbre fue agilizar los medios para reducir el número de transacciones en dólares y mitigar así la capacidad de Estados Unidos de utilizar la amenaza de las sanciones para tratar de imponer su voluntad política.

El secretario general de la ONU, António Guterres, asistió a la cumbre, como ya hizo el año pasado. Su decisión enfureció a muchos en Occidente y al Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano, ya que la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto contra Putin en marzo de 2023 por el secuestro de niños. La ONU dijo que Guterres repetirá su opinión de que la invasión de Ucrania vulnera la Carta de las Naciones Unidas.

Este miércoles, el grupo condenó la imposición de sanciones unilaterales no respaldadas por Naciones Unidas y llamó a levantar las ya existentes. “Las medidas coercitivas unilaterales, incluyendo las sanciones económicas unilaterales y las sanciones secundarias, que contradicen el derecho internacional, tienen graves consecuencias para el ejercicio de los derechos humanos, incluyendo el derecho al desarrollo”, dice el documento difundido al término de la reunión de los nueve miembros.

Sobre Ucrania, la declaración de Kazán dice: “Hacemos hincapié en que todos los Estados deben actuar de forma coherente con los Propósitos y Principios de la Carta de las Naciones Unidas en su totalidad e interrelación. Tomamos nota con aprecio de las propuestas pertinentes de mediación y buenos oficios, encaminadas a una resolución pacífica del conflicto mediante el diálogo y la diplomacia”.

Una treintena de líderes

Moscú dice que 36 países asistieron a partes del encuentro de tres días, por lo que es la mayor reunión internacional organizada por Putin desde que ordenó la invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022. Rusia preside este año el grupo.

El presidente chino, Xi Jinping, saludó a Putin en Kazán como su querido amigo, elogiando la “profunda” amistad entre ambos países. “El mundo está experimentando cambios profundos nunca vistos en un siglo, y la situación internacional es caótica y está entrelazada”. Los lazos entre China y Rusia “inyectaron un fuerte impulso al desarrollo, la revitalización y la modernización de los dos países”, afirmó el dirigente chino.

Putin manifestó su deseo de estrechar los lazos con China para lograr una mayor estabilidad mundial. “Tenemos la intención de seguir aumentando la coordinación en todas las plataformas multilaterales para garantizar la seguridad global y un orden mundial justo”, dijo a Xi.

El primer ministro indio, Narendra Modi, dijo que quiere que el conflicto ucraniano se resuelva rápida y pacíficamente. Modi visitó Kiev en agosto y Moscú en julio en un esfuerzo por fomentar las conversaciones, presentando a Delhi como un posible mediador, pero desde entonces hubo pocos avances. El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, que también intentó desempeñar el papel de mediador en el conflicto, elogió a Moscú como un “valioso aliado” y amigo “que nos apoyó desde el principio en la lucha contra el apartheid”.

Putin, que habló el martes con Dilma Rousseff, presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), conocido como el banco de los BRICS, afirmó que el uso de monedas locales en lugar del dólar o el euro “ayuda a mantener el desarrollo económico libre de política en la medida de lo posible en el contexto del mundo actual”.

Más miembros

Rusia afirma que el grupo representa ahora a la mayoría mundial que puede constituir un elemento sustancial de un próximo nuevo orden mundial.

Los BRICS ya pasaron de sus cinco miembros iniciales –Sudáfrica, Rusia, China, Brasil e India– a un grupo más amplio que incluye a Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán. Argentina presentó su candidatura y se retiró tras sus elecciones presidenciales, que ganó el ultraderechista Javier Milei.

El presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, elogió el apoyo ruso a los proyectos económicos de Egipto cuando se reunió con Putin. El principal de ellos, dijo Sisi, es la primera central nuclear de Egipto en El-Dabaa, en la costa mediterránea, construida por la corporación estatal rusa de energía atómica Rosatom.

Entre los nuevos candidatos, se encuentran en diversas fases de solicitud de adhesión, figuran Turquía y Arabia Saudí.

Además del titubeante Guterres, otros asistentes a la cumbre son el presidente palestino, Mahmud Abbas, y dirigentes de Argelia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Indonesia y México.

“Los BRICS pueden ser una salida al totalitarismo estadounidense y crear una vía de multilateralismo. Pueden ser una solución para hacer frente al dominio del dólar y a las sanciones económicas de los países”, declaró el presidente iraní, Masoud Pezeshkian.

Pero la ampliación del número de miembros del grupo conlleva el riesgo de una pérdida de cohesión ideológica clara.

India y Brasil comparten en parte el deseo de liberarse del dominio del dólar, pero no en la misma medida que China o Rusia. A pesar del lenguaje antioccidental de los comunicados de la cumbre, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, por ejemplo, insistió en que los BRICS “no están en contra de nadie”. Brasil se opone a que Venezuela sea admitida en el grupo como parte de un esfuerzo para evitar que la alianza se convierta en puramente antioccidental.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, llegó al país sin previo aviso. Las agencias de noticias rusas lo citaron calificando al grupo de “epicentro del nuevo mundo multipolar”. Este miércoles, Maduro se reunió con el presidente ruso.

“Un regalo para Putin”

Alex Gabuev, director del Carnegie Russia Eurasia Centre de Berlín, considera que, en general, la cumbre de los BRICS ya es un regalo para Putin. “No solo [Rusia] está lejos de ser un paria internacional, sino que ahora es un miembro fundamental de un grupo dinámico que configurará el futuro del orden internacional”, dice en un artículo publicado en Foreign Affairs. “Este mensaje no es una mera postura retórica, ni un simple testimonio de la hábil diplomacia del Kremlin con los países no occidentales o del compromiso pragmático e interesado de esos países con Rusia”.

Putin no pudo arriesgarse a asistir a la última cumbre de los BRICS en Johannesburgo porque no quería avergonzar a sus anfitriones, que se habrían visto obligados a detenerlo por la orden de arresto de la CPI, ya que Sudáfrica es signataria del Estatuto de Roma.

Quizás, el presidente ruso puede estar esperando de forma más general que los acontecimientos mundiales se balanceen en su dirección, con el posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca tras las elecciones del mes que viene y la posibilidad de un resultado favorable en las elecciones de Georgia este fin de semana.

El futuro de la guerra de Ucrania a corto plazo depende de la elección de Trump, pero incluso si pierde, la fatiga de la guerra en Europa está llevando a todas las partes a la conclusión de que Ucrania tendrá al menos que entablar conversaciones con Putin mientras las tropas rusas sigan ocupando gran parte del este de Ucrania. La decisión de Guterres de asistir a la cumbre tiene consecuencias internacionales.

En 2014, Brasil, China, India y Sudáfrica se abstuvieron en la votación de una resolución de la Asamblea General de la ONU en apoyo a la integridad territorial de Ucrania tras la anexión rusa de Crimea. Su unidad se diluyó tras la invasión rusa de Ucrania en 2022, en la que India, China y Sudáfrica se abstuvieron, y Brasil condenó las acciones de Rusia.

Pero el propósito fundacional del BRICS+ no es la seguridad, sino un medio para desarrollar plataformas económicas y tecnológicas inmunes a la presión y las sanciones de Estados Unidos, en parte eludiendo el dólar e impulsando la internacionalización del yuan.

A pesar de que el PIB combinado del grupo BRICS+ es mayor que el del G7 o el de la UE, su cuota de capital y su consiguiente influencia de voto en instituciones como el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) siguen siendo significativamente menores, ya que el poder de voto de cada país miembro se pondera en función de su contribución financiera al Banco Mundial.

Este artículo hue actualizado por la redacción de elDiario.es.

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