Así es la red de búnkeres de la que presume Finlandia
En un centro deportivo subterráneo del centro de Helsinki, un grupo de adolescentes juega al floorball, una modalidad de hockey muy popular en el país nórdico durante los largos meses de invierno. No muy lejos, detrás de una de las porterías, una pequeña puerta conduce a la “sala de control”, un espacio poco iluminado con grandes sistemas de oxígeno y generadores de electricidad.
Si los peores temores de Europa se hacen realidad y la guerra de Moscú en Ucrania se extiende por el continente a otros vecinos de Rusia, centros deportivos como éste podrían convertirse rápidamente en refugios antiaéreos de emergencia preparados para acoger a miles de finlandeses.
“Duermo mucho mejor por la noche sabiendo que tenemos estos refugios antiaéreos. Especialmente ahora con lo que está ocurriendo en Ucrania”, explica Tomi Rask, instructor de seguridad del centro de defensa civil de Helsinki, que dirige la visita al refugio, que puede albergar hasta 6.000 personas. Rask explica que Finlandia empezó a construir una amplia red de refugios antiaéreos en la década de los años 60, en parte debido a su experiencia en la llamada de guerra de invierno de 1939 en la que la Unión Soviética ocupó parte de su territorio.
Como el país no ha participado en ningún conflicto desde 1945, los refugios antiaéreos se han utilizado como instalaciones deportivas, piscinas, aparcamientos y almacenes. Pero la estrategia de defensa de Finlandia, que comparte 1.340 kilómetros de frontera con Rusia, ha vuelto a tener protagonismo desde que Moscú invadió Ucrania el 24 de febrero, desencadenando la mayor crisis geopolítica en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Esta semana, Finlandia ha iniciado conversaciones para unirse a la alianza militar de la OTAN, liderada por Estados Unidos. El ministro de Asuntos Exteriores de Finlandia dijo a The Guardian que su país está realmente preocupado por la posibilidad de que Rusia utilice armas nucleares tácticas en Ucrania.
Una estrategia de seguridad puntera
“No quiero alardear, pero la tecnología de los refugios antiaéreos finlandeses es una de las mejores del mundo. Tenemos muchos años de ventaja”, dice Rask, señalando las dos enormes puertas de acero de la entrada del refugio, que, según explica, pueden resistir fuertes bombardeos, incluidos los ataques nucleares y los químicos. Asimismo indica que todos los edificios del país a partir de cierto tamaño tienen sus propios refugios antiaéreos, y calcula que sólo en Helsinki hay unos 5.500 refugios de protección civil con capacidad para alojar a 900.000 personas, una cifra superior a la población de la capital.
“Estos refugios pueden proteger contra prácticamente cualquier bombardeo o ataque químico. Tenemos agua, aire puro y camas para que la gente pueda aguantar durante semanas”, dice. El refugio que muestra es laberíntico, con diferentes habitaciones que aparecen a medida que avanzamos. También dispone de cafetería y una sala de juegos para niños. “Se construyó así a propósito”, señala Rask. “Los estudios han demostrado que las personas responden mejor a las habitaciones que tienen paredes, donde hay límites que crean una sensación de privacidad”.
Rask entristece el gesto cuando se le pregunta si la guerra en Ucrania ha repercutido en el trabajo de la defensa civil de la ciudad, la unidad responsable de cuidar los refugios. “Es triste ver lo que está ocurriendo en Ucrania. Veo a la pobre gente escondida en el metro o en los teatros. Esto demuestra de nuevo lo importante que es lo que hemos hecho en Finlandia”. De hecho, la extensa red de refugios es sólo uno de los elementos de lo que Finlandia denomina su estrategia de “seguridad integral”, que ha empezado a llamar la atención tras la invasión rusa de Ucrania.
Décadas de preparación
Charly Salonius-Pasternak, un experto en seguridad del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales, explica que el país lleva décadas trabajando con todos los niveles de la sociedad para prepararse ante la posibilidad de un conflicto con su vecino. “Nunca se menciona específicamente a Rusia, pero siempre se ha entendido que el país debe estar preparado para que el umbral de un ataque ruso sea lo más alto posible”.
Finlandia, un país de 5,5 millones de habitantes, puede reunir un ejército de 280.000 efectivos, y en total cuenta con 900.000 reservistas formados. Helsinki ha mantenido su alto nivel de gasto militar incluso cuando otros países lo recortaron en los años 90 y 2000 tras la disolución de la Unión Soviética.
El país anunció recientemente que sustituirá sus obsoletos aviones de combate por 64 aviones y sistemas de armamento F-35, en un acuerdo por valor de 8.300 millones de euros. Salonius-Pasternak considera “simbólico” que los dirigentes del país aprobaran la costosa compra de los aviones justo antes del estallido de la pandemia en 2020. “Al principio de la pandemia no teníamos ni idea de lo grave que iba a ser, de lo que iba a suponer para nuestra economía. Pero entonces nuestra primera ministra apareció para anunciar que el acuerdo seguiría adelante, un claro indicador de que la seguridad del país es una prioridad”.
Finlandia también ha apostado por mantener el servicio militar obligatorio para todos los hombres que terminan sus estudios. Con el fin de la Guerra Fría, muchos países europeos optaron por abandonar esta práctica.
“Ha sido una gran experiencia para sentirme unido a otros compatriotas”, explica Jon Lehtinen, un estudiante de 24 años de Helsinki, que terminó su año de servicio el año pasado. “Al mismo tiempo, te da un sentido de responsabilidad social. Somos un país pequeño y cada par de manos podría ser importante algún día”.
Pero a pesar de los esfuerzos realizados en todo el país para reforzar su seguridad, Salonius-Pasternak puntualiza que Finlandia, que suele figurar como uno de los países más felices del mundo, está a las antípodas de ser una “sociedad militarizada”.
Traducción de Emma Reverter
PS
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