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Elecciones en Estados Unidos

Trump vuelve a Butler junto a Elon Musk para avivar la energía que lo impulsó después del primer atentado

Trump, acompañado de Elon Musk - que salta emocionado - en el acto en Butler

Antònia Crespí Ferrer

Washington —

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Doce semanas después de que Thomas Crooks apretara el gatillo de su rifle y 31 días antes de las elecciones, Donald Trump ha vuelto este sábado a Butler. Nada más subirse al escenario, ha empezado a hablar como si solo hubieran pasado unos segundos desde que la bala lo interrumpió el pasado 13 de julio. “Como les estaba diciendo…”, ha arrancado Trump, y el público ha estallado en risas y aplausos ante su actitud desafiante. 

Era lo que el público quería ver y lo que Trump buscaba: desenterrar los gritos de fight, fight, fight que se afilaron en la Convención Republicana y que habían quedado diluidos tras la renuncia a la candidatura de Joe Biden y la irrupción de Kamala Harris. “Yo creo que volverá a sacar el gráfico, porque si no se hubiera girado para comentarlo, la bala le habría dado”, comentaba Codey Waterson dos horas antes de la aparición del magnate. Trump no ha decepcionado y cuando se ha subido al atril, en la pantalla a sus espaldas aparecía el mismo gráfico sobre la inmigración que el pasado 13 de julio.

Como muchos de los asistentes al mitin de este sábado, Codey volvía por segunda vez a este campo. Han pasado más de dos meses desde entonces, pero los sentimientos para este fontanero del condado de Butler siguen siendo los mismos. “En ese momento tuve una mezcla de preocupación y rabia, pero ahora sobre todo siento rabia y enfado por lo que pasó. Aún me sigue pareciendo surrealista lo que viví ese día aquí: la gente gritando, el caos, ver a Trump levantarse con la cara ensangrentada”, explicaba.

El evento abría puertas a las 10 de la mañana y mucha gente como Codey ya estaba dentro a las 12 del mediodía para poder coger sitio. Aunque los mejores lugares, al pie del escenario o en las gradas, ya hacía horas que estaban ocupados. Decenas de miles de personas estaban de pie o sentadas bajo un sol que aún quemaba con fuerza a pesar de ser octubre. “La última vez que vine había mucha gente, pero esta vez… yo diría que más del doble. Se trata de un día histórico”, aseguraba. Desde donde estaba él de pie con su familia ni siguiera se podía ver bien el escenario, pero no le importaba. “Lo importante es estar aquí”.

Trump ha ido más allá que ningún otro presidente o expresidente en la instrumentalización de los dos intentos de asesinato que ha sufrido. Cuando Theodore Roosevelt recibió un disparo en el pecho en 1912, reforzó la idea de que era casi invencible mientras buscaba la reelección. Ronald Reagan también utilizó el intento de asesinato que sufrió en 1981, poco después de llegar a la presidencia, para ganarse la simpatía de la sociedad norteamericana durante su mandato. Trump también lo ha hecho, explotando hasta la saciedad su fotografía con el puño al aire y la cara ensangrentada. Pero ni Roosevelt ni Reagan volvieron al lugar de los hechos para celebrar ninguna especie de peregrinaje con sus seguidores.

La imagen de Trump con la cara ensangrentada del mundo MAGA ha sido elevada a la categoría de icono. Una estampa serigrafiada en camisetas, gorras rojas y chapas con las que los vendedores ambulantes tentaban a los asistentes a lo largo de la cola de una hora que se debía seguir para entrar. Incluso había réplicas miniatura del rifle semiautomático que usó Crooks, pintadas de color rojo y con las letras MAGA impresas. Eso sí, no se podían comprar muchos souvenirs porque dentro del recinto las normas de seguridad no permitían ni bolsos ni mochilas.

Apostados sobre los tejados de lo pocos graneros y naves industriales que rodeaban el prado, se podían ver los francotiradores controlando el perímetro. “Esta vez sí que hay más seguridad, he visto perros de detección de bombas y armas, cosa que la última vez no había”, afirmaba satisfecho Codey. Desde que se produjo el tiroteo de Butler, el Servicio Secreto ha estado en el punto de mira, y la por entonces directora la agencia, Kimberly Cheatle, acabó dimitiendo poco después de los hechos. También se ha reforzado la seguridad en torno al expresidente, quien hoy, igual que en sus últimos mítines al aire libre, ha hablado desde detrás de unas pantallas de vidrio blindado. 

En los primeros 18 minutos de su discurso, Trump ha vuelto a explicar, una vez más, cómo fue el atentado ese día. En la Convención Republicana de Milwaukee, justo después del tiroteo, Trump dijo que solo lo explicaría una vez porque le resultaba muy “doloroso” recordarlo. Butler no ha sido la excepción, ya que en todos sus mítines hasta el momento, Trump ha narrado cómo fue ese día. 

Si el tiroteo sirvió para que Trump tuviera su mito fundacional, volver a Butler ha servido para institucionalizarlo. Las referencias a Dios y el minuto de silencio para el Corey Comperatore, el bombero que murió ese día por culpa de una de las balas, resonaban con esa mística que cada vez se ha ido apoderando más de Trump en sus discursos. E igual que pasó en Milwaukee, Trump ha apelado a la unidad de los suyos. Pero esta vez sin matices, apuntando directamente a los demócratas y a los medios como los culpables. 

“Aquellos que quieren detenernos [...] me han calumniado, me han procesado políticamente, me han acusado, han tratado de echarme de la papeleta electoral y, quién sabe, tal vez incluso trataron de matarme”, ha dicho el republicano, que ha etiquetado a sus rivales políticos de “enemigo interno” y ha sugerido que podían haber estado tras su atentado. Después de sufrir el segundo intento de atentado, Trump y su entorno aún han alimentado más estas teorías.

“Solo digo que es mucha coincidencia que las dos personas que hayan intentado matar a Trump aparecieran en vídeos del fondo de inversiones BlackRock”, comentaba antes de que empezara el acto Roth Stump. Si bien es cierto que Crooks aparecía en un vídeo comercial del fondo de inversiones, el otro hombre que intentó asesinar Trump, Ryan Wesley Routh, nunca apareció en ningún vídeo de BlackRock. Aunque en las redes se extendió el bulo. “En el sistema de voto hay muchos inmigrantes ilegales registrándose falsamente para votar. Hay procesos en que no se aseguran de comprobar bien los datos. Esto ya no da buenas perspectivas de cómo van a ir las elecciones”, denunciaba Stump. 

En las redes, muchos perfiles trumpistas han dado alas a bulos en los que se insinúa que los inmigrantes sin papeles se están registrando para votar. Elon Musk, propietario de la plataforma X y ahora gran aliado de Trump, se ha encargado de amplificar y repostear este tipo de contenido en las últimas semanas. Este sábado, cuando ha subido al escenario en calidad de enviado estrella, ha vuelto a remarcar esta idea y que los demócratas quieren arrebatar el derecho al voto a los estadounidenses. “California [que tienen un gobernador demócrata] acaba de sacar una ley que hace que no necesites el carnet de identidad para votar”, ha afirmado.

“Es necesario que gane Trump para preservar la democracia en Estados Unidos. Si no votáis, estas serán las últimas elecciones. Esa es mi predicción”, ha dejado caer. Musk no ha sido el único ponente que ha llamado a “proteger el voto” estas elecciones por su paso por el escenario este sábado. 

Como es recurrente en la simbiosis entre ambos multimillonarios, Musk también ha elogiado una vez más al republicano por su “carácter”. “Tenemos un presidente que no puede subir un tramo de escaleras y otro que estaba levantando el puño tras recibir un disparo grito: Luchad, luchad, luchad, con la sangre corriendo por su cara”, ha destacado el propietario de Tesla. 

La aparición del multimillonario en el mitin de este sábado es la culminación de la alianza entre ambos magnates, después de que Musk ya entrevistara a Trump en X el pasado mes de setiembre. Recientemente, Trump afirmó que si ganaba estas elecciones, nombraría al sudafricano como asesor de su gobierno para hacer “reformas drásticas” de gasto público.

DM

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