Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La lucha por el liderazgo

Presionados por internas que pretenden jubilarlos, CFK y Macri se repliegan en sus territorios y nacionalizan las elecciones

Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri, dos liderazgos en disputa.

María Cafferata

13 de abril de 2025 00:28 h

0

Una imagen. Es lunes por la noche en Casa Rosada, y Cristian Ritondo y Diego Santilli se toman un café con Karina Milei y Sebastián Pareja. Los canales de televisión muestran a Axel Kicillof anunciando el desdoblamiento bonaerense, y la comitiva PRO libertaria está de buen humor. El acuerdo en PBA comienza adquirir forma, Karina bendice la unión, y la crisis del peronismo es un regalo caído del cielo. Se sacan una foto, pero no la publican: primero había que preparar el terreno y hablarlo con Mauricio Macri, que nada sabía del encuentro. El presidente del PRO se enterará recién de la cumbre dos días después, cuando el rumor ya sea un secreto a voces.

El PRO está jubilando progresivamente a Mauricio Macri. El expresidente se entera cada vez más tarde de lo que hacen sus alfiles bonaerenses, como Ritondo, Santilli y Alejandro Finnochiaro, que se mueven a sus anchas en Casa Rosada y dialogan diariamente con Santiago Caputo y Manuel Vidal, operador del asesor todoterreno. En televisión, Macri los señala como propios y afirma que serán los candidatos del PRO si no se logra cerrar un acuerdo electoral con La Libertad Avanza. Pero los dirigentes se mueven cada vez con mayor autonomía y la duda, por estas horas, es cómo dejar afuera Macri sin traicionarlo del todo.

El expresidente sabe lo que está ocurriendo, o al menos lo sospecha. Confía en Ritondo, pero intuye que Karina “lo va a cagar”. Son sus palabras, en privado. Macri repite, a quien quiera escuchar, que él no se siente opositor, pero que es culpa de la hermana y de Caputo que él no se siente más a comer milanesas con Milei en Olivos. Hace casi un año que ya no se ve con el Presidente. Cuestiona que la conducción político y electoral de LLA haya quedado en manos de Karina, y acusa a la hermanísima de haber boicoteado el acuerdo electoral en CABA.

Sus ex aliados lo ven “resentido”. La mayoría lo repite en privado, pero Patricia Bullrich lo declama en público. “Mauricio Macri está peleado con el mundo. En vez de ayudar al Gobierno, tiene un rencor con el Gobierno. Es difícil cerrar un acuerdo con rencor”, cuestionó la ministra de Seguridad en LN+, poco después de que se diera a conocer la foto de los PRO bonaerenses con Karina en Casa Rosada. Sus detractores internos lo acusan de querer “mantener la pureza del PRO pero sin los votos”. “Quiere convertir al partido en un ateneo cultural en donde nos juntemos a dar charlas de vez en cuando. Nosotros discutimos poder, él la hidrovía y los negocios en CABA”, masculla un dirigente de peso del PRO en PBA.

El expresidente, de momento, deja hacer. Corrido oficialmente de la mesa de negociaciones y replegado en la competencia porteña, Macri está dispuesto a celebrar un acuerdo con LLA como si hubiera sido digitado por él mismo. Un dirigente lo llama lógica “Principito”: “Es como cuando el Principito le pide al rey si se puede sentar y el rey le dice que se siente inmediatamente. Hay que mantener siempre la apariencia de estar mandando, aunque no sea cierto”, grafica un referente bonaerense.

Y si no hay acuerdo, que es lo que Macri espera, presentará su propia lista 100% PRO como ya lo hizo en la Ciudad. Hace meses que viene trabajando en esa posibilidad, sondeando a nuevos dirigentes sub 40 que le respondan directamente a él. En CABA, mientras tanto, el expresidente se ha echado la campaña al hombro. Designó a Silvia Lospennato, una de las últimas leales que le quedaban, al frente de la lista, y participa activamente de la campaña con Jorge Macri. Ganar en la Ciudad es lo único que le interesa: allí es donde se juega la batalla final por la supervivencia del PRO y Macri no esconde que su prioridad es sostener el control de la madre patria porteña

Lo paradójico es que, esa lucha desesperada por el control de la Ciudad, ha terminado por nacionalizar la elección que Jorge Macri, con mucho esfuerzo, había intentado municipalizar a fuerza de desdoblar los comicios. La participación activa de Macri, así como la presencia de varios pesos pesados, como Manuel Adorni o Horacio Rodríguez Larreta, ha transformado la elección porteña en una lucha a muerte por la identidad del PRO. Macri, al replegarse sobre los comicios porteños, no hizo sino transformarlos en una contienda de trascendencia nacional. 

CFK y la pelea bonaerense

Macri no es el único que, apurado por una dinámica interna que pretende jubilarlo, decidió refugiarse en donde es fuerte para dar una disputa por el liderazgo del partido. En el panperonismo comienza a vislumbrarse un fenómeno similar, con una Cristina Fernández de Kirchner que, para sofocar la rebeldía kicillofista, amaga con una candidatura en la Provincia de Buenos Aires. Primero como amenaza, para evitar que el gobernador desdoblara. Y, ahora, como represalia ante la traición del ex hijo pródigo.

En el cristinismo le echan la culpa a Kicillof. Al desdoblar la elección bonaerense, que se llevará a cabo el 7 de septiembre, el gobernador bonaerense había ido directamente en contra de los deseos de sus dos socios políticos —CFK y Sergio Massa— en pos de encabezar un movimiento autonomista que lo posicionase como presidencial para 2027. Y eso, para el Instituto Patria, era una traición y un gesto de ruptura con la unidad del proyecto nacional. En los pasillos del Patria se repetía la misma impugnación: “Axel no quiere enfrentar a Milei, prefiere romper con CFK”.

El acto de desdoblar había sido el casus belli, el motivo de la guerra, y la respuesta de CFK fue inmediata: si Kicillof quería replegarse sobre la provincia, CFK haría lo mismo. La dos veces presidenta competiría como candidata de la Tercera Sección Electoral, que engloba casi cinco millones de electores (el doble que CABA), y nadie duda que puede sacar más del 60% de los votos. CFK pretende mostrar, con los votos, quien es la verdadera conductora del peronismo.

La decisión cayó como una bomba en el resto del panperonismo, que acusa a CFK de priorizar la disputa de poder con Kicillof que ganarle a Milei. La misma impugnación que, del otro lado, La Cámpora le achaca al gobernador bonaerense. “¿Qué va a ser Cristina en la Legislatura? ¿Construir una oposición contra el gobernador?”, se lamenta un dirigente sindical kirchnerista, que amaga con responsabilizar a Máximo Kirchner de todos los males de la interna peronista. Esta premisa, que tuvo su edad de oro durante el gobierno frentetodista, empieza a perder adeptos, sin embargo: Máximo podría haber empezado la guerra contra Kicillof, pero ahora era CFK quien salía a dar la batalla en nombre de la conducción del peronismo.

Cristina va a poner sus votos sobre la mesa cada vez que pueda. Va a demostrar que, si quiere, saca varios millones en la Provincia y que nosotros, en comparación, no somos nada. ¿Quién es Axel? Nadie”, explica, iracundo, un importante dirigente peronista. Para el cristinismo, la impugnación a su postulación en PBA no tiene sentido: la decisión de Axel había reconfigurado las necesidades políticas y, ahora, la Provincia se había convertido en el teatro en el que se definiría el futuro de la conducción del peronismo.

“Las negras también juegan. Axel quiere ser el heredero de los votos de Cristina pero con Cristina retirada. Le avisamos que esto podía pasar y puso los dedos en el enchufe igual, ahora es política”, sostiene un dirigente camporista, que empieza a prepararse para la campaña. Si no se eliminan las PASO, el cierre de listas será un mes. Eso quiere decir que quedan solo unas semanas para llegar a un acuerdo: si no irá CFK sola y armará ella sola las listas. Una decisión que, de consolidarse, convertirá la elección bonaerense en la elección más importante del año. 

MC/JJD

Etiquetas
stats