Novela de enredos en la comisión $LIBRA: el Gobierno activó una maniobra para paralizar su funcionamiento

La comisión investigadora por el caso $LIBRA amenaza con dinamitar el ecosistema político de la Cámara de Diputados. Todavía ni se conformó y la oposición ya amenaza con declararle la “guerra total” a Martín Menem. ¿El motivo? Un ardid normativo, trajinado en silencio entre el riojano y Cristian Ritondo, que puede paralizar la comisión antes siquiera de que se reúna para comenzar a investigar a Javier Milei. La oposición planea un contraataque, pero tiene un costo: la unidad del peronismo.
Los alfiles opositores todavía estaban celebrando la aprobación de la creación de la comisión investigadora cuando se enteraron. Minutos antes de la votación, mientras la oposición encadenaba discursos, Ritondo y Menem habían llevado a cabo un movimiento de pinzas para boicotear la iniciativa opositora aún antes de que naciera. El PRO y LLA habían conformado, por separado, un interbloque con satélites sueltos, ampliando así su composición numérica y, por lo tanto, volviéndose merecedores de dos nuevas sillas en la flamante comisión.
Era el plan de contingencia de Ritondo, que está dispuesto a dejar todo para cerrar un alianza electoral con Karina en la Provincia de Buenos Aires. Y funcionó. Con solo un movimiento, la comisión investigadora había pasado de tener 24 integrantes a tener 26, y la mayoría que la oposición creía tener asegurada se había derrumbado ante la nueva realidad numérica: el empate entre los aliados de las Fuerzas del Cielo y sus enemigos.

Era una artimaña reglamentaria, pero que solo había sido posible por el muy particular mecanismo de distribución de lugares que había establecido la oposición. En pos de conseguir el número, la peronista Paula Pennaca, junto a la radical Carla Carrizo y el pichettista Oscar Agost Carreño, habían diseñado una composición que permitiera que todos los bloques opositores se sintieran representados. Fue así que se estableció que todos los interbloques con más de 5 integrantes tendrían 2 lugares, los que tenían 5 tendrían 1 —un detalle hecho a la medida de la izquierda— y que, además, cada 20 integrantes más que tuviera una bancada podría sumar un vocal más a la comisión.
Este sistema, elucubrado en detalle de manera tal que la oposición pudiera tener la mayoría, se cayó a pedazos cuando el PRO y LLA ampliaron sus bancadas. El oficialismo sumó a la aliada tucumana Paula Omodeo y quedó con 40 integrantes. Lo que le permitió pasar de tener 3 vocales a tener 4. El PRO, mientras tanto, conformó finalmente un interbloque con el MID de Oscar Zago y sumó, a su vez, al fueguino Ricardo Garramuño. La bancada amarilla sumaba, ahora, 41 integrantes, por lo que también podía anotarse unos 4 vocales en la comisión.
El Gobierno, con sus aliados en la UCR con peluca, el PRO, y las fuerzas provinciales, se había terminado por quedar con 13 sillas. Y Unión por la Patria, el radicalismo díscolo de Democracia Para Siempre, la Coalición Cívica, la izquierda y el pichettismo de Encuentro Federal, también. La oposición se había quedado, así, sin el número para el quórum y para designar a la presidencia de la comisión, que iba a quedar en manos del peronismo.
Ofensivas y contraofensivas
La sonrisa de satisfacción del peronismo y del pichettismo se convirtió en una mueca desencajada de ira. En las filas opositoras piden sangre. Menem había quebrado las reglas democráticas y los códigos de la Cámara, había dado inicio a las hostilidades. Y ahora tocaba salir a responder. “Esto es la guerra total”, declaró, furioso, uno de los principales armadores de la oposición.

Hay varias maniobras en mente, pero el escenario va cambiando minuto a minuto. La triple entente opositora —UxP, pichettismo, radicalismo díscolo— se reunió en un zoom el jueves y definió un plan de juego. Primero, a través de distintos canales formales e informales, distintos emisarios de la oposición presionarán a Menem para que se eche atrás. “Vamos a romper todo”, le advertirán, y sacarán la munición pesada: la amenaza de ratificar a Marcela Pagano al frente de la comisión de Juicio Político.
La ex periodista, enemistada con Menem, había sido desplazada de la presidencia por Karina en una maniobra escandalosa que derivó, luego, en el descabezamiento de Zago de la presidencia del bloque. Desde entonces, Pagano ha ido escalando el tono del enfrentamiento —en la sesión por el DNU del acuerdo con el FMI terminó a los gritos con un megáfono— y cada vez presiona con más fuerza para hacerse cargo de la comisión más importante de la Cámara de Diputados. Una vez en la presidencia, deslizan en la oposición, nadie sabe qué podrá hacer Pagano con los pedidos de juicio político que ya pesan sobre la cabeza de Milei.
“Para tapar la estafa cripto están dispuestos a implosionar la Cámara de Diputados”, advirtió una espada peronista.
UxP, sin embargo, se encuentra en una encrucijada. Porque el único mecanismo posible para poder volver hacerse del control de la comisión es si, imitando la estrategia oficialista, la bancada peronista se divide en dos. Con 98 diputados, el peronismo puede armar un interbloque con un bloque de 90 diputados y otro de 8 y anotarse, así, una vocalía más.
Esta estrategia presenta dos problemas. Por un lado, el rechazo que le genera a varios dirigentes del PJ replicar la artimaña oficialista. “Es una estafa para resolver una estafa”, masculla una dirigenta de peso en el peronismo. No es la única, en la multipartidaria opositora hay varios que señalan que que primero hay que agotar todas las instancias para rechazar y denunciar el ardid oficialista. “Que el Ejecutivo pague el costo político por lo que está haciendo para que no investiguemos a Milei”, sostiene otro referente de la oposición.
Pero hay otro problema. En medio de la pelea a cielo abierto entre Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof, una ruptura del bloque, por más ficticia que sea, es coquetear con el desastre. Los coletazos de la interna bonaerense ya se perciben en el bloque peronista, en donde el ala de kicillofistas, comandadas por figuras como Victoria Tolosa Paz, viene amagando con diferenciarse hace tiempo. “Estas cosas arrancan en joda, pero terminan en serio”, advierte, preocupado, un diputado que hace equilibrio entre ambos bandos del kirchnerismo.
El futuro de la comisión investigadora
La oposición tenía, originalmente, un plan. Que puede reducirse en una premisa: convocar a todas las figuras vinculadas al escándalo $LIBRA y forzarlas a que den explicaciones sobre lo que pasó con la criptomoneda. El objetivo es convocar a todas los funcionarios que no pudieron ser interpelados en la última sesión, como Karina Milei y Manuel Adorni.

Pero no solo a los responsables del Ejecutivo. Sino también al fiscal Eduardo Taiano, quien está a cargo de la investigación judicial del caso $LIBRA. Y a todos los protagonistas del escándalo que integran el mundo cripto y fueron vistos entrando y saliendo de Casa Rosada, como Mauricio Novelli. Más de uno sueña, incluso, con citar al empresario norteamericano que creó $LIBRA, Hayden Davis. Virtualmente, eso sí.
Pero para poder avanzar con este itinerario de citaciones, la oposición deberá, primero, habilitar la conformación de la comisión. El viernes es la fecha límite para entregar los nombres que integrarán la comisión y el próximo miércoles se oficializará. El oficialismo ya jugó, ahora es turno de la oposición. Suenan los tambores de guerra.
MC/JJD
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