La Corte Suprema la cesó en el cargo, pero el Senado aprobó su pliego: cómo sigue la situación de la jueza Figueroa
La situación de Ana María Figueroa generó un escenario inédito en la vida institucional argentina e insinúa un conflicto de poderes a tres bandas.
A la aprobación del pliego de Figueroa que en la víspera sancionó el Senado le falta todavía un paso formal: la firma del decreto de designación por parte del presidente, Alberto Fernández. Ello todavía no ocurrió; de hecho, no hay nada en ese sentido publicado en el Boletín Oficial de este viernes.
Cuando eso ocurra, Figueroa estará en condiciones de presentarse ante el presidente de la Cámara Federal de Casación Penal, Mariano Borinsky, a prestar nuevo juramento e intentar retomar su cargo.
Figueroa fue, hasta su cesantía por la Corte Suprema, la presidenta de la Casación.
En ese momento coexistirán, por un lado, una decisión de la Corte Suprema que la cesó en el cargo desde el día que cumplió 75 años de edad y, por el otro, una nueva designación con intervención del Senado y del Poder Ejecutivo.
Los tres poderes de la Constitución quedarán involucrados en un tironeo en el que, según el propio texto de la Carta Magna, ninguno tiene supremacía sobre el otro.
Sea cual fuere la decisión de Borinsky, por una u otra vía la situación terminará judicializada.
En ese sentido, el antecedente más parecido es el de los camaristas federales Pablo Bertuzzi y Leopoldo Bruglia, quienes –ante una decisión del Consejo de la Magistratura para que regresaran a los tribunales orales desde los que habían sido trasladados por decreto del expresidente Mauricio Macri- presentaron amparos en el fuero Contencioso Administrativo Federal.
Cuando obtuvieron fallos desfavorables para sus pretensiones de continuidad, la Corte aplicó el per saltum y dictó una resolución que coincidió en que no debían permanecer en esos cargos pero les avaló la continuidad hasta tanto se designaran a sus reemplazantes definitivos.
Bruglia y Bertuzzi continúan hoy en los mismos cargos de integrantes de la Cámara Federal porteña.
Durante el debate parlamentario de ayer, el senador oficialista José Mayans y su colega Juliana Di Tulio expusieron que la Corte, al jubilar a Figueroa, se tomó una atribución que no está prevista ni en la Constitución, ni en las leyes.
Ello presagia que objetarán una eventual nueva intervención del máximo tribunal, si se diera el caso de que tuvieran que intervenir para ratificar o rectificar su decisión respecto de Figueroa.
También, en el plano de las hipótesis, podría ocurrir que la Corte –ante el nuevo escenario derivado de lo ocurrido ayer en el Senado- volviera a pronunciarse aclarando el panorama sobre la situación de Figueroa.
Voceros judiciales señalaron que sólo hay un antecedente conocido a nivel internacional de una situación de esta naturaleza: es del año 1800 y ocurrió en Estados Unidos, en un caso conocido como “Marbury Vs. Madison”.
El Poder Judicial estadounidense demoró tres años en resolverlo y la conclusión final fue un límite al “control de constitucionalidad” de los jueces, una suerte de valladar frente a las decisiones políticas.
¿Quién es la jueza Figueroa?
La jueza Ana María Figueroa reemplazó a fines de 2022 como titular de la Cámara de Casación a Alejandro Slokar y había quedado así al frente de un tribunal clave en el que hay varias definiciones pendientes sobre causas sensibles para la expresidenta Cristina Kirchner.
En aquel momento primó una cuestión de género y de edad para que Figueroa sea presidenta, ya que en los últimos dos mandatos encabezó un hombre.
Figueroa, doctora en Derecho y en Ciencias Jurídicas y Sociales, y especialista en derechos humanos, solía acompañar posturas relacionadas con la política judicial del kirchnerismo.
Entre las causas importantes que el tribunal tiene para resolver están los expedientes del caso Hotesur y los Sauces; la firma del Memorándum con Irán, y la revisión de la absolución de los empresarios Cristóbal López y Fabián de Sousa en el caso de la retención de impuestos de Oil Combustibles.
Figueroa había jurado como jueza de Casación en 2011 y formaba parte de la Asociación de Magistrados, pero a diferencia de sus colegas de la Sala I, apoyaba a la lista Celeste, que históricamente tuvo posturas más cercanas al kirchnerismo en la interna de los jueces.
Antes de llegar a la Casación era profesora de Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Rosario y ejercía como abogada. Es autora del libro “El derecho de género: violencia contra las mujeres, trata de personas”, materia en la que se especializó.
Figueroa votó en disidencia en el caso de los cuadernos de las coimas, en el que Diego Barroetaveña y Daniel Petrone validaron las declaraciones de los arrepentidos.
Con información de NA.
IG
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