Echaron a Marcelo Longobardi de Radio Rivadavia: “La Argentina está deslizándose en un formato muy autocrático”
El periodista Marcelo Longobardi fue echado este miércoles de Radio Rivadavia. Desde la empresa informaron, a través de un comunicado, que “se dio por finalizado el vínculo contractual” y justificaron: “Esta determinación se adopta en estricto apego a las condiciones previamente acordadas y, de manera destacada, ante el desempeño en términos de audiencia que no acompañó las expectativas trazadas por nuestra emisora”.
“Como medio con una sólida trayectoria y un inquebrantable compromiso con la excelencia periodística, Radio Rivadavia trabaja para liderar en audiencia, y el rating es un factor esencial para asegurar la competitividad y la consolidación de nuestros contenidos”, agregó. Asimismo le agradeció a Longobardi “la labor desempeñada durante el tiempo en que colaboró” con esa casa a la vez que le deseó “el mayor de los éxitos en sus futuros emprendimientos profesionales”.
Consultado por elDiarioAR, Longobardi desmintió que estas fueran las razones reales de su desvinculación y atribuyó lo sucedido a su enfrentamiento con el gobierno de Javier Milei que, entre otras cosas, lo trató de “periodista ensobrado”, “chanta”, “dinosaurio”, “idiota” e “hijo de puta”.
—¿La desvinculación de radio Rivadavia se dio en los términos que dice el comunicado?
—En la radio están usando dos argumentos que son completamente inverosímiles. El primero es el de rating. Tengo pilas de chats de la radio de hasta hace dos semanas festejando el rating. Esto es una mentira. De hecho, mi propio rating es más alto que el de la propia radio. ¿Entendés? Y segundo, el tema de la presencialidad que ellos exhiben como argumento. Es otra gansada que no tiene ningún sustento. Son excusas. ¿Qué van a decir los tipos, que me echaron porque lo pidió Karina Milei? No lo pueden hacer. Entonces, se agarran de lo que tienen. Yo tenía un acuerdo con ellos. Yo vivo en dos países, en Argentina y en Estados Unidos. De hecho, cuando ellos me contrataron para la radio, yo estaba en Estados Unidos trabajando para CNN, yo ya estaba acá de movida. No es nuevo el asunto de mi presencialidad relativa, que tampoco es total, es completamente parcial. A veces estoy en Estados Unidos y a veces en Buenos Aires. Pero hoy en día, tecnológicamente hablando, lo que yo hago es inobjetable, desde el punto de vista periodístico y desde el punto de vista tecnológico. Son argumentos que no tienen sentido. Acá hay una presión del gobierno brutal que venía hace tres meses y que se desencadenó el lunes con el reportaje a Hugo Alconada Mon (sobre los activos en el exterior por más de US$ 2 millones de Andrés Vázquez, titular de la DGI, que no declaró en la Argentina), que fue brutal.
En la radio están usando dos argumentos que son completamente inverosímiles. ¿Qué van a decir los tipos, que me echaron porque lo pidió Karina Milei? No lo pueden hacer
—¿Ese día tuviste algún signo de que esa entrevista a Alconada Mon no había caído bien?
—Ya venía todo muy complicado, muy empiojado desde hacía dos o tres meses. Ese día arreglé con la radio mis vacaciones, que empezaban la semana que viene. Por lo tanto, digamos, acá hubo un desencadenante porque los tipos podrían haber esperado hasta fin de año. O sea, me tenían que echar porque tenía que llevar mi cabeza a Rodrigo Lugones. Rápido. Entonces, desencadenaron los conflictos antes de tiempo porque podrían haber esperado. Lo hicieron de manera muy apresurada, pero bueno, ya lo sabíamos. Todo el mundo lo sabía. Nosotros estábamos tratando de aguantar porque no teníamos muy claro hasta qué punto era tan fuerte la presión del gobierno y hasta qué punto Fígoli podía aguantar. Evidentemente, algo pasó acá que los tipos no pudieron aguantar más y todos creemos que el desencadenante fue la entrevista a Hugo Alconada Mon.
—¿De dónde surge el encono personal de Javier Milei con vos?
—Él llegó a llamarnos a Carlos Pagni y a mí “hijos de puta”. Yo creo que hay una explicación política al asunto. Yo creo que a Milei no le afecta, al contrario, la crítica que proviene de sectores muy radicalizados del otro lado, como la de C5N, Radio 10 o Página 12. Eso es parte del sistema que él organizó, que es la hiperpolarización, la radicalización al extremo. Yo estoy en una posición rara, porque yo no soy kirchnerista, ¿entendés? ¿Dónde me pone a mí Milei? No me puede acusar de kirchnerista, entonces yo creo que el punto es que puse por debajo de cuestiones de carácter institucional los temas económicos. Yo no les festejo los temas económicos porque pongo por encima de eso su falta de respeto institucional. Y no es un problema de modales. Es decir, no es un tema de que a mí no me gustan sus formas, por supuesto que a mí me gustan las formas, pero no podemos confundir a un tipo que es, por ejemplo, un vulgar y un mal educado con un autócrata.
El tipo no tolera esta noción de que yo no lo respalde aún considerando que yo soy una persona que viene del liberalismo
—¿Para vos Javier Milei es un autócrata?
—Yo creo que este tipo es Bukele. Es un tipo que montado sobre un éxito, que es la baja de la inflación, es Bukele, que montado sobre un proceso de eventual resolución del problema de la violencia en El Salvador, el tipo va camino a ser Chávez. Yo creo eso de Milei, que es un tipo que va por todo, que es un autócrata inspirado por Trump, inspirado por Bukele, inspirado por Vox, por (Viktor) Orbán y por toda la gente que lo rodea. Es un tipo, evidentemente, muy influenciable, igual que Cristina Kirchner con Chávez, y que, mi punto de vista, independiente, inagarrable, inapretable le resulta odioso porque yo le hablo a sus electores. El tipo no tolera esta noción de que yo no lo respalde aún considerando que yo soy una persona que viene del liberalismo. Yo soy una persona del centro, digamos, no soy un extremista, todo lo contrario. Ahí viene el problema con Milei, la fobia que el tipo me tiene.
—¿Cómo te comunicó la radio que te desvinculaba?
—Me mandaron un mail este miércoles alrededor del mediodía diciendo que se rescindía el contrato.
—En todo este tiempo de enfrentamientos con el Gobierno, ¿pudiste o intentaste alguna vez hablar con Javier Milei?
—Nunca pude. Intenté cuando él me dijo “hijo de puta”. Yo le mandé un mensaje, un Whatsapp, un poco irónico. No tengo contacto con él. Lo entrevisté un par de veces durante la campaña y el día que ganó las elecciones. Le puse “estimado presidente. Soy Marcelo Longobardi, lamento no formar parte de su séquito de chupamedias, pero aún así usted no tiene ningún derecho a insultarme. Aquí estoy, en Escocia, la tierra de nuestro admirado Adam Smith, y tierra de gente educada”. Nunca me lo contestó, por supuesto, y no tengo con él ninguna clase de contacto ni nunca quise tenerlo, tampoco lo quise producir. Yo no hago esas cosas, yo tomo distancia.
—¿Qué es lo que más te preocupa de la actualidad política argentina?
—La Argentina está deslizándose en un formato muy autocrático, muy del estilo de lo que está ocurriendo en Estados Unidos, en parte de América Latina y, por supuesto, en parte de Europa. Milei está inspirado y, de hecho, muy influenciado por un grupo de tipos que son muy peligrosos: Viktor Orbán, Vox en España, Marine Le Pen, Trump y Bukele. O sea, todos somos comunistas.
MM
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