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En Fuerte Apache

Casa por casa: la estrategia artesanal del Frente de Todos para sumar nuevos votantes en Provincia

Fuerte Apache. El FDT recorre el conurbano en busca de votos.

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El hombre habla tras la reja blanca. Remera de Boca, anteojos con marco azul, brazos tatuados apoyados en los barrotes que separan su casa del mundo exterior. A su lado, un niño mira también para afuera. En la puerta, dos militantes de la organización peronista Somos Barrios de Pie le piden hacerle algunas preguntas. Las personales, primero: nombre y apellido, DNI, dirección, teléfono. Las políticas, después: ¿Votó? ¿Si no lo hizo, por qué motivo?

En ese breve diálogo, que queda plasmado en una planilla en hoja A4, el Frente de Todos se juega gran parte de su suerte electoral: un relevamiento “artesanal”, casa por casa, para buscar a las miles de personas que no votaron en las PASO e intentar convencerlas de que sí lo hagan el 14 de noviembre. La estimación varía entre 700 mil y un millón, pero la certeza es una: la gran mayoría son votantes kirchneristas, lo que serviría para achicar la diferencia con Juntos.

El operativo de Somos Barrios de Pie ocurre en el popularmente conocido Fuerte Apache, oficialmente Barrio Ejército de los Andes, partido de Tres de Febrero. Y es parte de una estrategia electoral que todo el oficialismo –organizaciones sociales, intendentes, dirigentes– está llevando adelante por estas horas en el conurbano bonaerense, el punto en el mapa que tienen la llave para revertir la dura derrota de las primarias. 

Los motivos de quienes no fueron a votar son varios, según la recorrida que hizo la cuadrilla de 14 militantes de la organización social, a la que acompañó elDiarioAR bajo una tenue llovizna el martes pasado. Según las respuestas de los vecinos, el ausentismo de cerca del 35 por ciento se podría traducir en un sentimiento de apatía, con múltiples causas: que creían que no era obligatorio, que no tenían ganas, que no tenían DNI, que estaban enojados con el Gobierno, que había mucha fila para votar, que ya no tenían la misma mesa de votación de siempre. 

“Un vecino me dijo que no fue a votar porque lo cambiaron de colegio”, cuenta una de las voluntarias, al hacer la puesta en común luego de la actividad en el Polo Productivo y de Formación “Enrique Belloni”, un galpón que Somos Barrios de Pie tiene sobre la calle Juan José Paso al 1500, justo enfrente de una de las entradas a Fuerte Apache. La escuchan referentes locales y también Daniel Menéndez, coordinador nacional de la organización y candidato a diputado dentro de la lista de Victoria Tolosa Paz. “Igual me aclaró –continúa el relato, antes de soltar una carcajada que contagia al resto–: quedate tranquila que esta vez sí voy a ir, no me vas a mandar a la Interpol”.

Vivir y votar en el Fuerte

Más que un barrio, Fuerte Apache es una ciudad. Según estimaciones extraoficiales, en sus 33 hectáreas de extensión habitan unas 60.000 personas distribuidas en viviendas, departamentos, monoblocks y construcciones precarias. La topografía urbana identifica los domicilios por “tiras”, si una casa queda en un complejo de viviendas enfrentadas entre sí y separadas por un espacio en común, o “nudos”, si está ubicada en algunas de las torres de departamentos conectadas por escaleras y pasarelas aéreas.

En el quinto piso del nudo 2, vive Cristina Soto. “La gente cree que no es importante el voto de las PASO. No fueron muy responsables, pero ahora sí lo toman en serio”, dice, parada debajo de la chapa derruida de una de las pasarelas, con varios huecos a la vista y con una columna construida por los propios vecinos para sostenerla. Mientras habla al lado de una escalera, decenas de vecinos caminan por allí: baja una mujer vestida con un guardapolvo de maestra jardinera, sube un señor con las bolsas de las compras. “En cualquier momento se nos viene encima”, advierte Cristina, y detalla que les pasaron un presupuesto para el arreglo de la pasarela por 100 mil pesos, una cifra que asegura se podría costear si los 144 departamentos del consorcio pagaran su cuota de casi 700 pesos. Hasta ahora, apenas recolectaron de 34 vecinos. 

“Acá el primer tema de la gente es la red de cloacas. Tienen 50 años, ya no dan más las cloacas”, apunta Ricardo “Ico” Amaya, quien tiene a su cargo una de las cooperativas de limpieza de calles. “Este es un es un barrio privado… privado de servicios públicos”, dice con ironía. “Entre los pibes de las cooperativas arreglaron las tiras y levantaron los pisos. Estaba todo lleno de caca”, completa Mónica Ibarra, vecina de “Ico” en la tira 36. 

Su casa es una ejemplo de la densidad poblacional del barrio –la comparten tres familias–, y de la solidaridad colectiva –también funciona como un comedor y merendero–. Es que así como una campaña electoral tiene sus desafíos para atraer votantes, la cotidianeidad vecinal también tiene sus dificultades, donde la política no está exenta. “La gente acá es re interesada, sobre todo por el abandono de tantos años. Yo los entiendo que estén enojados, pero hay vecinos que son muy cizañeros. ‘Yo te doy, pero dame algo que a mi me interesa’. Por eso la gente está con Valenzuela”, explica Mónica. “Pero ahora van a tener que hacer lo mismo y cambiar el voto, porque Valenzuela no hizo nada, solo cambió las luces”, agrega.

Los flamantes postes de luces que instaló la gestión del intendente Diego Valenzuela contrastan con el paisaje del espacio común de las tiras: pisos rotos con yuyos creciendo en las fracturas, escaleras con huecos en algunos escalones, olor a gas, humedades en las paredes bordó. Pero más allá de las críticas al jefe comunal macrista, su poderío se mantiene intacto, luego de desbancar en 2015 a Hugo Curto –tras seis mandatos consecutivos– y ser reelecto en 2019: la boleta a concejal de Juntos de Tres de Febrero logró el 44,17% de los votos, frente al 33,44% del FdT, encabezada por Juan Debandi, referente de La Cámpora. En el circuito electoral del Fuerte Apache, la diferencia fue más ajustada: el macrismo se impuso 40 a 38.

La maquinaria del voto

Quien sí puede dar testimonio de la presencia del Estado en los últimos días es Paula Ramírez, que el viernes pasado logró que le arreglaran un caño roto que llenaba de agua servida todo el frente de su casa, en la tira 49. Allí cocina tortas, pastafrolas y budines para su merendero que asiste a unas 30 familias, de 4 o 5 chicos cada una. “Desde el verano estábamos reclamando… Habrán venido ahora por las elecciones”, dice entre risas la mujer, que recuerda el hedor que invadía su casa y que habían puesto pallets de madera para que los chicos no pisaran el agua cuando buscaban las meriendas de los martes y jueves.

Los sábados, Paula participa en la campaña del Frente de Todos. “Tenemos una mesita de 10 a 12 en la plaza, donde hacemos volanteada y le contamos a la gente quién es Daniel Menéndez”, dice sobre el único candidato de la lista oficialista que proviene de las organizaciones sociales aliadas a la Casa Rosada. Ubicado 16to. en la boleta, si se repiten los resultados de las PASO Menéndez quedaría en la puerta del Congreso, ya que el peronismo lograría 15 escaños para la provincia.

Pero el coordinador nacional de Somos Barrios de Pie es optimista, confiado en el efecto que puede tener el operativo militante casa por casa para conocer quiénes no fueron a votar. “Con el solo hecho de relevarlos, la persona duda; y con la obligatoriedad del voto, hace que vaya. Eso nos va a favorecer 8 a 2 con respecto a Juntos, por lo menos en estos barrios”, analiza Menéndez. 

Su termómetro social también se refleja en las encuestas. “Hay una mayor intención de votos del Frente de Todos, lo que da cuenta del efecto de la campaña de cercanía”, señala a elDiarioAR Manuel Zunino, de Proyección Consultores, que esta semana pronosticó un “empate técnico” entre las dos principales fuerzas: 40,1% para Diego Santilli y 38.1% para Tolosa Paz, con un margen de error del 2,6%. Para el sociólogo y docente de la Universidad Nacional de La Matanza (Unlam), recorridas personalizadas como la de Fuerte Apache o políticas como el control de precios están haciendo crecer la imagen oficial: “El repunte se debe a que ​​los dirigentes están yendo casi casa por casa a invitar a la gente a votar, y a escuchar, sobre todo”, asegura. 

Según sus cálculos, en la provincia hay 700 mil personas que votaron en el 2019 y no fueron a votar en las últimas PASO, principalmente del segundo y tercer cordón del conurbano, de sectores de nivel socioeconómico medio y bajo. De ese universo, un 80% iría a votar la próxima semana. “El FdT tuvo baja participación, y si logra que crezca, puede llegar a darse la sorpresa el 14 de noviembre”, destaca Zunino.

Por eso el oficialismo activó su maquinaria para buscar votantes. En Tres de Febrero, donde el peronismo no maneja la intendencia, la organización que conduce Menéndez dispuso a unas mil personas. En municipios oficialistas, el operativo se articula con los intendentes y toma otra dimensión. En La Matanza, por ejemplo, hay unas 15 mil personas pateando las calles de los barrios más humildes. En todo el conurbano, unas 40.000. 

En Fuerte Apache, tras las recorridas de esta semana, se van a “peinar” los datos de las planillas y la semana próxima saldrán a repartir boletas en cada casa donde se relevó que alguien no fue a votar. El domingo de la elección, pondrán a disposición de los vecinos vehículos para llevarlos a las escuelas de votación que están fuera del barrio. Las urnas dirán si la estrategia fue acertada, o no.

SC/WC

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