Libertarios, evangélicos, conservadores y manoduristas buscan la unidad de la derecha alternativa
Un adolescente de piel pálida, flequillo y postura encorvada se les arrima tímidamente. Se corre el barbijo y les pide: “¡Háganlos mierda!”. A Javier Milei le chispean los ojos y se ríe detrás del barbijo blanco. Sin tapabocas, José Luis Espert se lo promete: “Olvidate, flaco, los vamos a hacer mierda”. El dúo de liberales regala promesas estridentes al paso, tanto a pedido como por iniciativa propia. Marchan con paraguas bajo la llovizna. La campera de cuero negro de Milei cruje por el agua y por sus movimientos eléctricos. Los economistas caminan a la par hasta la puerta de la galería La Strada, en el centro de Villa Carlos Paz. Una nube de fans y curiosos los rodea. Los miran y los reconocen. Algunos se sonríen, como si estuvieran ante celebridades o una presencia excéntrica.
Este viernes y sábado les toca ir de recorrida por la ciudad cordobesa. La semana próxima tienen agendado el centro de Mendoza capital. Después, Santa Fe y Rosario. En enero habían estado en la Costa Atlántica. El formato de la campaña low cost se repite en cada lugar: caminata por zonas transitadas, saludos y selfies al por mayor, arenga a capella y con megáfono. El discurso de los precandidatos a diputados ya es conocido: liberalismo económico, más un desprecio más visceral que político hacia el gobierno, sus aliados y su base electoral. Pero su speech también apunta contra la oposición. Para Espert y Milei, no hay chances de ir a un acuerdo con Juntos por el Cambio. La de Mauricio Macri, para ellos, fue una experiencia perdida.
Algo de ese tono disolvente y rupturista se respiraba en la demanda del simpatizante cordobés. ¿A quién quería que hicieran mierda? “No es contra un sector en particular, es contra el sistema. Muchos identifican sólo dos sectores: el de los privilegiados y el de los parasitados. Hay gente indignada que ve en Espert y Milei una forma de expresar su enojo”, opina el excandidato a vicepresidente de Espert, Luis Rosales, quien también participa en los tours proselitistas.
Ese es el objetivo de la dupla libertaria: saltar el cerco de su base electoral ideológica. Exceder el núcleo de votantes que se asume de derecha, en una alianza interclase con los sectores rabiosos de la sociedad.
Así, los economistas quieren lograr lo que hasta ahora resultó imposible: instalar una tercera vía con potencialidad electoral. En las presidenciales de 2019, la polarización se llevó puesta esa alternativa: las candidaturas de Espert y del militar retirado Juan José Gómez Centurión sumaron poco más de tres puntos. Con una propuesta antigrieta, aunque desde una mirada neodesarrollista, Roberto Lavagna sacó apenas seis.
En las legislativas el voto se suele diversificar un poco más. El submundo de los aspirantes libertarios, evangélicos, manoduristas, influencers, conservadores y de la derecha más tradicional cuenta con eso para este año. Y a su vez apuesta por establecer una unidad amplia que potencie las chances de cada grupo. El mecanismo de las PASO zanjaría la competencia interna. Pero tampoco es fácil alcanzar un acuerdo. Ni siquiera para consensuar las condiciones de la pulseada interna. Los dirigentes se recelan y desconfían. El miércoles pasado realizaron un encuentro en el hotel Rochester, del centro porteño. Ahí jugó de local la exdiputada Cynthia Hotton, evangélica y militante fervorosa en contra del aborto. El esposo de Hotton, el empresario Julio Ducdoc, regentea esa cadena de hoteles.
Los protagonistas se comprometieron a no revelar detalles de las negociaciones en marcha. Si bien parece un detalle menor, la indiscreción y la batalla de egos representa un problema real para llegar a un acuerdo amplio entre los candidatos de la derecha.
¿Cuántos son los grupos en danza? Cuatro, al menos. El liderado por Espert y Milei es el más consolidado y con mayor presencia en medios y redes. Milei pretende encabezar la boleta para diputados por Capital. Espert, la de la provincia. Las segundas de ambas listas no están definidas. Dentro del espacio sugieren el nombre de una outsider para secundar a Milei: Viviana Canosa.
El otro team que ya tuvo fogueo electoral es el de Hotton: un armado con aires armamentistas, cristianos y pañuelo celeste. “Estamos trabajando por la unidad grande de la centroderecha. Para que no haya personalismos. Tendemos puentes, yo siento que esa es mi fortaleza como mujer. Mi sector es más de centro, por promover la doctrina social cristiana”, afirma Hotton, ya distanciada del excarapintada Gómez Centurión.
Por fuera de esos colectivos, orientados definitivamente a concretar un frente común, figura otro tuitstar: Carlos Maslatón. Ex concejal porteño de la UCeDe, experto en Bitcoins y finanzas, Maslatón pivotea desde dos sellos: el Partido Demócrata y el Partido Autonomista, ahora en manos de José Antonio Romero Feris, alias Pocho, exgobernador de Corrientes.
“Propuse una mega-fusión, pero no pasa nada y el año avanza. El PRO compra gente: les dice venite por acá, crean un Pan-PRO y los anulan. Es un sector que se autodestruye por excesos de divisiones internas”, se lamenta Maslatón ante elDiarioAR.
Un cuarto frente se autobautizó “Republicanos unidos”, conformado por los partidos Unidos por Argentina, Libertario, Mejorar y Recrear. En noviembre pasado sellaron el pacto con una foto colectiva frente al Congreso. Sus referentes son Ricardo López Murphy, Agustín Etchebarne y Yamil Santoro.
Desde los otros grupos sospechan que los Republicanos podrían terminar como suerte de colectora del PRO. Ellos lo niegan. “La actitud nuestra ha sido siempre muy abierta, basada en la idea de la competencia, y que los ciudadanos elijan sus candidatos en una PASO”, comenta el exministro aliancista López Murphy. Sin desechar la posibilidad de dialogar con JxC, el dirigente radical por ahora descarta ir a una primaria con la coalición de macristas, radicales y lilitos. “Se va a definir en mayo. Pero me parece que va a haber una expresión recia de centroderecha, que exprese estos valores por fuera de Juntos por el Cambio”, concluye López Murphy.
Con un perfil más inorgánico y gregario, los jóvenes influencers coquetean con el salto al tablero electoral. Serían el quinto team del rubro. El domingo pasado, cinco de ellos protagonizaron una reunión cumbre en el anfiteatro de Parque Chacabuco. Estuvo el periodista y youtuber Eduardo 'El Presto' Prestofelippo, conocido por su militancia libertaria, anticuarentena y antikirchnerista. Lo acompañaron otras cuatro figuras de las redes: Emmanuel Danann, Augusto Grinner, Pablo Martínez y Álvaro Zicarelli. Según los organizadores, juntaron más de mil personas; y otras 15 mil se sumaron por streaming. La logística estuvo a cargo de la agrupación Nueva Derecha.
El martes pasado, El Presto fue recibido por Patricia Bullrich en la base central del PRO, un edificio ubicado en la esquina de Balcarce y Belgrano. “Él llega a muchísimos jóvenes. Es importante que podamos hablar e intercambiar ideas con dirigentes así”, afirmó Bullrich en el canal IP.
Denunciado por amenazar a Cristina Kirchner, El Presto se resiste a ser candidato. “No voy a jugar en ningún partido. Me etiquetan como PRO o liberal, pero trato de ser neutral”, afirma ante elDiarioAR. Pero a la vez revela sus simpatías: “Apoyo las ideas de Javier Milei y quiero que ocupe una banca en el Congreso. Hago política, pero no estoy en política”. Su objetivo central excede la minucia de las candidaturas y los nombres propios: “Quiero que la oposición se deje de boludear”.
Cerca de Espert y Milei se quejan por la actitud de la exministra de Seguridad. “Patricia está tratando de caranchear todo lo que pueda”, aseguran. Los armadores de los economistas creen que Bullrich pretende cooptar su base de potenciales militantes y candidatos.
AF
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