Bullrich tuvo trasnoche post-PASO y ya planea cómo entrar al balotaje con Milei
Patricia Bullrich recibió a Horacio Rodríguez Larreta detrás del escenario del búnker de Parque Norte con un saludo afectuoso. Tragando bronca, el jefe de Gobierno ya la había felicitado con una llamada telefónica en la previa, cuando cada uno recibió los resultados de sus mesas testigos en sus propios comandos: frente a la Plaza de Mayo, la exministra; en la calle Olazábal, el alcalde porteño. “Estoy a disposición, ¿qué querés que hagamos?”, le dijo Larreta, a regañadientes, cuando se encontraron cara a cara. Quienes lo vieron aseguran que el rostro del jefe de Gobierno tenía un claro gesto de incredulidad sobre el resultado final. Un colaborador con llegada a su mesa chica no ahorró metáfora: “Quedó hecho m…”.
El mismo malhumor destilaban sus máximos colaboradores que lo acompañaron, como su estratega de campaña, Federico Di Benedetto, y su armador federal, Eduardo Machiavelli, dos funcionarios de la Ciudad. Bullrich y Larreta acordaron entonces el orden en que aparecerían en público: ella liderando la escena, para luego invitarlo personalmente a subir. Después –para el final– sería el turno de Mauricio Macri, que emergió en la oposición como un ganador en las sombras. El alcalde no puso resistencia. “Me quiero ir rápido”, lo escucharon decir.
Todo lo contrario fue el festejo del triunfo del bullrichismo, que siguió luego en la casa particular de la candidata y después en La Biblioteca, un boliche de San Telmo –a metros de la sede del PRO– que habían alquilado de antemano, confiados en un resultado favorable en las urnas.
La algarabía se extendió hasta las 5 de la mañana de este lunes, lo que dio espacio para un descanso de apenas horas. A media mañana, la –ahora sí– candidata presidencial de Juntos por el Cambio se reunió con su mesa chica, que integran entre otros Juan Pablo Arenaza, Hernán Lombardi, Néstor Grindetti, Damián Arabia, Sebastián García de Luca y Cristian Ritondo. En las oficinas frente de la Plaza de Mayo ya empezaron a cranear la estrategia electoral hacia las generales de octubre con un único objetivo: sumar votos para entrar al balotaje contra Javier Milei, la única manera que ven para llegar a la Casa Rosada. Bullrich sabe que ganó la interna, pero no la elección.
El antecedente Macri y la carta Larreta
A menos de dos puntos de distancia del libertario –unos 418 mil votos–, en el esquema bullrichista hay quienes aseguran que los apoyos necesarios hacia octubre están entre los ausentes en el comicio. El domingo la abstención para una primaria presidencial fue récord: un 31%, que en sufragios se traduce en 10 millones. La ilusión en la oposición es que este año suceda lo que en 2019, cuando hubo un repunte en las generales: en agosto de aquel año votó el 76% y en octubre más del 80%. En ese interín Macri sumó 2,1 millones de votos subido a una campaña optimista con el latiguillo “Sí se puede”. Aunque al expresidente no le alcanzó para reelegir, la subida fue importante. Bullrich pretendenría imitarlo.
“Estamos en un escenario similar al 2019. No hay que preocuparse”, dijo a elDiariAR uno de los máximos colaboradores de la exministra ayer, con una voz notablemente cansada. El cálculo a su favor que hizo el operador es que Bullrich podría sumar nuevos apoyos no solo entre los ausentes, sino también en el voto en blanco –que fue de poco más de un millón– y algunos mileistas “asustados” por el impacto que generó su fenómeno en la economía del día después: devaluación oficial, salto del blue, remarcaciones de precio y caída de acciones y bonos. “Milei no va a crecer”, sentenció la fuente consultada.
“Patricia necesita un ‘Sí se puede’ versión dos. Tiene que lograr lo que logró Macri: que dos millones de personas que faltaron vayan a votarte. Toda una proeza”, agregó otra fuente que conoce las tripas de la oposición y que el domingo se paseó por el búnker de Parque Norte. La tesis del revival 2019 se sostiene –siempre y cuando– no haya fuga de los votos que recogió Larreta: 2,6 millones, sobre 4 millones que cosechó Bullrich. Milei sumó poco más de 7,1 millones. “¿Por qué se irían, si son todos votos de Juntos?”, cuestionó una diputada nacional del PRO que tiene trato directo con la exministra.
Tras una interna que fue descarnada, JxC buscó cerrar filas arriba desde arriba mismo del escenario en el búnker compartido, también como cortafuego a un resultado que no fue el esperado: el plan original era que la marca quedara arriba, no segunda, y encima tan cerca de Unión por la Patria. Por eso no solo estuvo el jefe de Gobierno con Bullrich, sino las principales figuras de su armado: desde el radical Gerardo Morales a Elisa Carrió, líder de la Coalición Cívica.
Ayer incluso se corrió la voz en el mundillo cambiemita de que para curar heridas pronto con Larreta se haga un pronunciamiento público a su favor. Puntualmente, que Bullrich dijera que lo va a sumar a un potencial gabinete suyo, quizás en un lugar de gestor que el alcalde ya conoce a la perfección: como jefe de Gabinete. En Uspallata aseguraron que fue una idea pergeñada por Macri. La exministra lo habría rechazado. También se esperaba una cumbre tripartita para las primeras horas post-PASO, que por lo menos ayer no sucedió. Cerca de Bullrich negaron la versión tajantemente.
Por lo pronto, Larreta y su círculo íntimo se sumieron a un silencio prudente. “Hubo un impacto muy fuerte. Y no por la interna, sino por la elección de JxC. Ahí está el quilombo”, comentó una fuente que tributa en el larretismo. “Esperábamos perder, pero no por cinco puntos”, admitió otra voz en Uspallata.
Peceras donde pescar
Superada la interna, la pesca de Bullrich en los ausentes se entiende además en que las otras peceras electorales que quedaron en juego son muy ideologizadas o magras como para hacer una diferencia ganadora. Un diputado bullrichista entendió que el casi tercio que juntó Unión por la Patria está muy vinculado al kirchnerismo y en una rara voltereta podría migrar a Bullrich. A lo sumo podrían irse al blanco o “volver” al Frente de Izquierda-Unidad, que sacó menos de dos puntos.
Se plantea una incógnita con Juan Schiaretti, que si bien fueron casi 4 puntos –cerca de 900 mil votos–, se leen como peronistas muy antikirchneristas, pero que difícilmente terminen en Bullrich. De hecho, la exministra ya parece haber encontrado un techo de ventaja con el coqueteo que tuvo el gobernador cordobés con Larreta: salvo Mendoza –cuna del radical Grupo Malbec que le aportó a Bullrich su vice, Luis Petri, y el mayor porcentaje de votos para ganar la interna: 78% sobre casi 22–, Córdoba fue el segundo distrito bullrichista en las PASO. Allí juntó cerca del 75 por ciento de los sufragios cambiemitas, unos 400 mil votos.
“Acá hubo un temblor y el escenario es totalmente nuevo. Por lo que hay que barajar y dar de nuevo”, dijo otra voz legislativa consultada, que se mostró optimista incluso con que Bullrich pueda robarle algunos votos a Milei, planteando una narrativa de “cambio más racional” del que propone el libertario.
Otro legislador –de la UCR– aventuró que podría estar en un 2 por ciento la tajada de mileistas “a convertir” al bullrichismo, justo la diferencia entre La Libertad Avanza y JxC. “Esos votos valen doble, porque nosotros sumamos y él resta”, se entusiasmó la fuente –que acompañó a la exministra en varios viajes por el país durante la campaña–. Adelantó que le propondrá a Bullrich como estrategia que busque abrir su agenda de temas de conversación pública, para evitar “pisar el palito” en economía, el monotema-fuerte de Milei y uno de los déficit de Bullrich. “Tiene que salir a decir que Milei no tiene la solución correcta. Esto no es magia”, le recomendó.
En el bullrichismo ya hay incluso quienes hacían cálculos sobre la imposibilidad que tendría el libertario para gobernar sin apoyo parlamentario, pese a que si se repiten los resultados del domingo se haría con una bancada parlamentaria de 40 diputados y 8 senadores. JxC quedaría con 107 en Diputados y 27 en el Senado. “Nosotros conseguimos el quórum en dos minutos. Así que él tendrá que venir eventualmente a buscarnos para acordar”, desafió la diputada amarilla, y amenazó: “Si no le va a ser imposible gobernar”.
MC/JJD
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