“Elección ganable, pero no ganada”: el grito territorial de la campaña de Massa
Sergio Massa pregunta, repasa los números de las encuestas y da precisiones de sus charlas reservadas. Acaba de terminar un acto en una pyme de Florencio Varela y se encierra, con un grupo reducido de dirigentes, para pedir miradas y datos sobre la campaña territorial. Tira, al pasar, una pregunta interrogante sobre qué opinar respecto a anunciar futuros integrantes de su gabinete. Escucha, en silencio, las opiniones. No son unívocas.
Es una carta que está en la baraja del candidato aunque, a su lado, dicen que no tiene pautado revelar ningún nombre, al menos en el debate del domingo 12. Días atrás, Massa anticipó que el ministro de Economía de su eventual gobierno no será de su “espacio político”. Detrás de ese movimiento, del anuncio o no de ese nombre, hay una clave: si Massa lo hace, podría leerse como que necesita hacer una jugada novedosa, de impacto, en la campaña.
“Es una opción si necesita pegar un volantazo”, dice un dirigente que charló con Massa la última semana. Asume que hacerlo o no debe entenderse como una señal de urgencia electoral, si el panorama no pinta bien. Un referente territorial dice que podría verse como un eventual gesto de debilidad, comparado con el que tomó Patricia Bullrich cuando nombró a Carlos Melconian. El que habla del volanzado, le aporta otro condimento: el referente teoriza que le podría servir anunciar el nombre de un ministro “que nunca nombraría Cristina”, algo así como un ejercicio en carne viva de deskirchnerización.
Otra fuente, que conoce a Massa hace años, considera que ese sería un movimiento arriesgado que podría poner en crisis al votante K más duro y espantar a los votos de la izquierda. Es de los que cree -las posiciones están divididas- que es mejor que Massa no incluya otros nombres, otras figuras, y que la campaña tenga la centralidad absoluta en su figura. Y en su figura como contracara de Javier Milei.
No hay, hasta acá, necesidad de un golpe de timón más fuerte que el que hizo en los últimos días, luego de que se topó con números que lo ubicaban abajo del libertario. Apuntó a Córdoba como destino para ir en busca de un piso de votos necesario para mantener la competitividad nacional. En las últimas horas, el clima que irradia del massismo es otro: hablan de que se reactivaron los territorios, la militancia mano a mano, la discusión volvió a centrarse en el “peligro Milei” y eso se ve en los números.
La música que suena ahora sugiere un cambio de tendencia, que se revirtió el crecimiento de Milei y que Massa mejoró. Todo dentro del margen de error. Un intendente del conurbano, que calcula cuántos puntos extra puede sacar en el balotaje luego de los más de 50% que consiguió el 22-O, sintetiza en una frase el nuevo estadío anímico o climático de la campaña territorial de Unión por la Patria (UxP): “La elección no está ganada, pero se puede ganar, es ganable”, apunta el alcalde y asegura que ese plus, en caso que no estalle ningún otro escándalo, dependerá de la intensidad de la campaña mano a mano.
Así como en la previa de las generalas, el leiv motiv fue #DarlaVuelta, ahora hablan de remontada y ponen el foco en que el peronismo puede imponerse en el balotaje del 19 de noviembre si logra, en la última semana, mantener encendida la maquinaria de la militancia territorial. La numerología que mostró a Massa varios puntos abajo de Milei, generaron pánico y algún tipo de reacción. Un funcionario de una provincia del Norte aseguró que eso tuvo un efecto “movilizador” en las “bases”.
En el búnker de UxP se detienen, además, en otro dato: advierten que Milei está nervioso, que reaccionó contra Massa, que está “ciclotímico”, y que apuró un cambio en su campaña que lo obligó a apuntar hacia el centro del país, con su cierre de campaña que sería en Córdoba, porque advertía que estaba perdiendo terreno frente al armado de Massa. En su gira de jueves por el AMBA, el candidato-ministro repasó el panorama territorial y se mostró conforme con el resultado de su doble estadía en Córdoba y su presencia en Santa Fe. Dice que falta intensidad en Salta y en Misiones, provincia que visitará este jueves. Entre los déficit, asume complicado el panorama en Mendoza.
El cambio de tendencia que invocan en el primer anillo del candidato debería consolidarse con el debate y reforzarse, además, con definiciones o toma de posiciones como al de Gerardo Morales, el gobernador de Jujuy, o peronista anti K como Graciela Camaño o Juan Manuel Urtubey. Hay conversaciones reservadas en todos los frentes: el fin de semana, Emilio Monzó y Florencio Randazzo coincidieron en un evento social en San Antonio de Areco. Monzó dijo, hace tiempo, que entre Massa y Milei, apoyaba a Massa. Randazzo es de los dirigentes que se mantienen en silencio. Un colaborador suyo dijo que “no se quiere cortar solo” o desmarcarse de la posición pública de Juan Schiaretti, el gobernador cordobés, que sin dar su apoyo al libertario, anudó una ristra de críticas a Massa.
En el mundo de la política, al menos de UxP, explican la intervención de Schiaretti -un dirigente que deja su cargo a fin de año, y cuya carrera política parece haber ingresado en un periodo otoñal- a partir de su relación histórica con Mauricio Macri. Un referente hace una diagonal histórica, plantea la dificultad objetiva que suponen los balotajes para el peronismo, y traza un panorama: “Tenemos claro que los candidatos presidenciales que salieron segundo, tercero y cuarto en la elección general, están trabajando juntos contra Sergio”, dice en referencia a Milei, Patricia Bullrich y Schiaretti.
Otros como un gesto para tratar de mantener la cohesión interna del peronismo cordobés que empezó, velozmente, a migrar hacia otras referencias y conducciones, entre ellas la de Martín Llaryora que como el grueso de los gobernadores que no son de la galaxia UxP, se mantuvieron al margen de la disputa Massa-Milei.
PI/MG
0