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EL AÑO ELECTORAL
La disputa bonaerense

“Hackear el relato opositor”: la quirúrgica campaña de Kicillof en distritos amarillos

Axel Kicillof, gobernador bonaerense y candidato a la reeleción
3 de agosto de 2023 11:10 h

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Es un archipiélago de once municipios gobernados por intendentes de Juntos por el Cambio (JxC), donde vive uno de cada 4 votantes bonaerenses. Algunos parecen manchones amarillos en un conurbano casi homogéneamente azul, otros se reparten en los distintos puntos de una provincia inmensa y cambiante. Forman, todos juntos, un bloque al que Axel Kicillof, lanzado a la aventura de la reelección, puso especialmente en su radar.

“Yo te quiero contar todo lo que hicimos y estamos haciendo en La Plata desde el gobierno provincial”, dice, mirando fijo a cámara, Kicillof. La ciudad varía en cada spot: puede decir Vicente López, Olavarría, Mar del Plata, 3 de Febrero o Tandil. Puede ser, y es, cada uno de los once municipios amarillos sobre los que de cara a las primarias del 13-A el comando bonaerense de Unión por la Patria (UP) armó una campaña quirúrgica destinada a visibilizar la “presencia” de la gestión provincial.

En el comando de UP hablan de “apropiación ilegítima” de gestión. Se refieren al hecho de que los gobiernos locales “venden” como propias las obras y los programas que se realizan y financian desde Nación o Provincia. “Es para hackear el relato opositor”, grafica un campañólogo y plantea que apuntan a clarificar el despliegue del gobierno provincial en los municipios y, de manera accesoria, demostrar que la decisión política de Kicillof fue, desde que asumió en diciembre de 2019, tratar de todos los distritos por igual, sin discriminar entre oficialistas y opositores.

El grupo de municipios lo integran La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca, Lanús, 3 de Febrero, San Isidro, Vicente López, San Nicolás, Olavarría, Pergamino y Tandil. La sumatoria de los padrones de los once distritos es de 3,1 millones de votantes, lo que representa casi el 25% del total de electores habilitados en la provincia de Buenos Aires, que asciende a algo más de 13 millones. Los más numerosos son La Plata, con más de 600 mil electores, y Mar del Plata con unos 580 mil. Luego figura Lanús con poco más de 400 mil votantes.

Kicillof, que tiene un eje de campaña propio, en el que juega con la dicotomía de “derechos vs. derecha”, ensaya una campaña segmentada en los distritos gobernadores por JxC, más reacios al peronismo, mediante el recurso de informar, en primera persona, lo hecho por la gestión provincial. “A veces, hay una visión remota y algo abstracta de lo que hace un gobierno provincial, por eso el mensaje de Axel es para reflejar la presencia de la gestión con la proximidad de obras y acciones”, explica uno de los estrategos del kicillofismo.

Empatía

La apuesta de Kicillof es lograr empatía desde la gestión y tratar de interpelar a votantes que podrían tener recelos con el peronismo pero que, dicen en la gobernación, pueden reconocer lo hecho por el gobierno provincial. En sus mensajes, Kicillof enumera obras, créditos otorgamos, patrulleros enviados por la provincia, cantidad de policías incorporados, obras en escuelas y calles, y, entre otras cosas, computadoras entregadas. Es un detalle sobre lo aportado, desde la provincia, para un municipio en particular. “Te quiero contar todo lo que hicimos y estamos haciendo...”, repite, Kicillof, once veces.

La elección de los distritos controlados por JxC de más peso electoral tiene, a su vez, una subdivisión entre los municipios del interior y los del conurbano. Salvo San Isidro y Vicente López, históricamente administrados por espacios ajenos o enfrentados al peronismo, Lanús y 3 de Febrero tienen perfiles similares a los de otros distritos del Gran Buenos Aires. En esos, Kicillof expone la presencia provincial para tratar de evitar que la gestión local se quede, incluso, con los “beneficios públicos” de lo hecho por la gestión provincial.

El objetivo de máxima de la campaña es generar un arrastre desde la gobernación para ayudar a los candidatos locales y traccionar, hacia arriba a la boleta presidencial que, como se contó en elDiarioAR hace semanas, luce menos taquillera que la lista de gobernador y que las de los intendentes. De mínima, sobre todo en una PASO que es clave desde lo climático y anímico, Kicillof cree que con su candidatura consolidada, puede ocurrir que hasta los intendentes de JXC faciliten su boleta. Citan, como especulación, lo que ocurre en La Plata donde Julio Garro, aunque está aliado a Horacio Rodríguez Larreta, hace una autónoma y hasta utiliza colores diferentes con sentidos distintos: el amarillo del PRO, el rojo de la UCR, el azul históricamente vinculado al PJ y hasta el violeta que es el color que eligió Javier Milei.

En el interior, hay un factor extra: Kicillof desplegó desde el inicio de su gestión un proceso de cercanía y visitas recurrentes. “Cualquier campaña local tiene a Axel como un activo electoral”, dicen en La Plata, con un exceso de optimismo a pesar de que hacen cálculos según los cuales UP puede, en la provincia de Buenos Aires, llegar a los 35 puntos, cifra suficiente pero muy ajustada, que depende de lo que obtenga Milei, para vencer a JxC.

PI/DTC

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