Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

el 2023 ya llegó
La interna oficial
Larroque, Wado y la intriga capital: ¿es irreversible la crisis en el FdT?

Alberto Fernández y Cristina Kirchner

Pablo Ibáñez

3 de mayo de 2022 17:47 h

0

Veinte horas después de un mano a mano entre Alberto Fernández y Eduardo “Wado” De Pedro, y seis horas antes de la presencia del dirigente cristinista de más rango detrás de Cristina Kirchner junto al presidente en La Pampa, el secretario general de La Cámpora y ministro de Axel Kicillof, Andrés “Cuervo” Larroque volvió a descargar lluvia ácida sobre el gobierno nacional.

Ya sin limitarse exclusivamente a Martín Guzmán, Larroque fijó nuevas coordenadas y apuntó al presidente. Es la cuarta vez, en siete días, que el camporista despliega una poesía fulminante sobre la Casa Rosada. Antes, como si habitara una atmósfera ajena a la interna en carne viva del Frente de Todos, “Wado” se reunió a solas con Fernández en Casa Rosada.

El relato oficial, y amable, es que el ministro del Interior le contó la gira por Israel. De Pedro volvió del viaje, donde convivió con media docena de gobernadores, con una certeza: las peleas en la cima del FdT, en la que Larroque trasmite el clima de una separación irreversible, es una disputa que en las provincias se mira de lejos. “Por Netflix”, bromeó un dirigente peronista. Así como desde el interior el gobierno se ve metropolitano, ambeño, los cruces públicos se perciben como una pelea de otros.

Nadie interpreta las declaraciones de Larroque como una reacción silvestre. El cristinismo y La Cámpora son organizaciones verticales. Es impensado creer que los dichos del ministro bonaerense sean reflexiones autónomas, que no estén validadas por Máximo Kirchner y, a través de él, por la vice.

Lo mismo vale para De Pedro, que además de haber hecho declaraciones moderadas sobre el acuerdo con el FMI, sobrevuela la interna frentodista. En la “burbuja Wado” el drama que describe Larroque parece dimensionarse de otro modo. Una explicación es que De Pedro tiene, como dicen en el mundo K, la tarea institucional de la convivencia diaria y por eso ejercita el silencio otros funcionarios K del staff nacional, Fernanda Raverta de ANSeS, Luana Volnovich de PAMI o, entre otros, Pablo González de YPF.

Si se los interpreta por lo que dicen Larroque y De Pedro, a quienes desde siempre se ubicó como antagonistas en la galaxia camporista, habitan los dos hemisferios de la cabeza de Cristina. Como razas distintas, el ministro de Interior se mueve mejor en lo macro, vínculos con el mundo empresario y el mainstream político, mientras Larroque es más del territorio. En el TEG de Cristina, cada uno tiene su rol, como si fuesen sus Jekill y Hyde.

Anticipo

Una hora y media después de las declaraciones de Larroque en Urbana Play, Interior difundió que De Pedro iría con Fernández a General Pico, La Pampa, en un acto, recorrida y reunión del gabinete federal. La presencia de De Pedro ahí responde a esa lógica. En verdad, lo llamativo hubiese sido su ausencia.

Con Máximo y Larroque en la trinchera, De Pedro se convierte en el único puente entre Alberto y Cristina y, además, parece quedar como el último moderado en el dispositivo cristinista, lo que puede leerse como táctica para darle volumen al ministro para una eventual candidatura presidencial en el 2023, en la que se interponen dos factores. Uno: ¿puede ser ministro del presidente al que desafía como candidato? Dos: se atribuye a Máximo bajar la indicación de que la candidata será, o debe ser, Cristina.

Hay ahí un hilo rojo entre los dichos de Larroque y la próxima aparición de la vice, pautada para el viernes próximo en el Chaco. A los fines que sea, el ministro de Kicillof oficia como un telonero del regreso de la vice a los escenarios, con un montaje que dice mucho en sí mismo: repite, casi calcado, el formato de la presentación de su libro Sinceramente, aquella campaña inorgánica del 2018 en la que Cristina se nacionalizó luego de la elección bonaerense del 2017, y puso en escena que sin ella, ningún proyecto panperonista podía ser exitoso.

Ni Cobos ni Chaco

Por su secretismo, nadie se atreve a anticipar el tono del discurso de la vice en el Chaco: lo que quiere decir, en definitiva, lo está diciendo a través de Larroque. Por un lado, da señales de seguir en la coalición de gobierno a través de De Pedro. Y por el otro dice lo que quiere decir vía el “Cuervo”.

A mediados de abril, un grupo de gobernadores se juntaron con Sergio Massa en Diputados. Al finalizar, Jorge Capitanich, se cruzó al Senado a ver a la vice. Al día siguiente, circuló la versión de que el gobernador del Chaco había salido impactado por el supuesto nivel de enojo de la vice. Un dirigente que consultó a “Coqui” se encontró con una opinión inversa: el chaqueño, que será anfitrión de Cristina pero no sabe si será invitado al escenario, contó que la encontró crítica pero cauta, con un planteo que otros le han escuchado respecto a que no será “ni Cobos ni Chaco Álvarez”.

Es interesante la inclusión de Chacho en el libreto institucionalista de Cristina. Inventor del Frepaso, vice de Fernando De la Rua, Álvarez -que tiene diálogo bastante fluido con el presidente- renunció once meses después de asumir, salida que agudizó la crisis política y despejó de aliancistas la línea de sucesión presidencial, hecho que se volvió particularmente relevante cuando De la Rua abandonó la Casa Rosada el 21 de diciembre del 2001.

La dimensión de la pelea

En una semana, se cumplirán dos meses del mensaje por Telegram del presidente a la vice y a su secretario. La incomunicación entre los Fernández derivó en otras coreografías. Hubo algunos días de barricada de Máximo, marchas y mensajes, una tregua breve y luego retomó, como portavoz, Larroque. Fernández evita la respuesta directa. Su postura, cuentan en Gobierno, consiste en gambetear la discusión interna y dejar al cristinismo en ese ring.

Sin el efecto deseado -la salida de Guzmán o el cambio de rumbo económico- los recursos se agotan. ¿El viernes, en Chaco, Cristina le pondrá su voz a los cuestionamientos que en estas semanas hicieron sus voceros? ¿Qué márgenes de acción le quedan a la vice sin llegar a ser, citando una figura que se le atribuye, un Chacho Álvarez? Cerca de Kicillof, donde las declaraciones de Larroque genera incomodidad, usan una frase atribuida a Carlos Menem: “El que se enoja pierde”. Es decir, se entienden las intervenciones del secretario general de La Cámpora más como reacciones que como táctica.

Logra un efecto: aunque con las horas, el impacto se modera, Larroque como portavoz de Cristina, instala la idea de que la crisis alcanzó un punto de no retorno y que la pelea parece irreversible. Bien mirado, nada lo es porque Cristina amnistió a Fernández, luego de casi una década de distancia, y a Sergio Massa, que -como recuerdan los dirigentes camporistas- les deseó la cárcel. El argumento de una Cristina dadora de perdones en pos de un bien mayor -ganarle a Mauricio Macri- es mencionado, con criterio objetivo, cerca de la vice. Pero todo perdón necesita de un perdonado.

“Alberto tiene el gobierno pero no tiene el poder. Y para gobernar, necsita el poder que es de Cristina”, apunta un dirigente que, sin ser el anillo más cercano, está vinculado con la vice y ve difícil que se pueda recomponer la relación entre los Fernández. Aparece, además, la necesidad mutua del sistema FdT y queda, por delante, una eternidad en términos políticos. Pero el tono de las críticas es inversamente proporcional al silencio presidencial. Hay un dato: entre muchos otros quiebres, hubo uno puntual luego de la votación K en contra al acuerdo con el FMI, cuando Alberto empezó a moverse como “un presidente sin vice”. Como Cristina luego del voto no positivo de Cobos.

PI

stats