Esos pequeños detalles que definirán la elección
El resultado del balotaje entre Sergio Massa y Javier Milei dependerá, como en esas finales en las que no se regala nada, de los detalles. Todo en potencia es determinante, en especial los errores.
El debate, la agenda de la última semana, la estabilidad del dólar, el juego de las terceras fuerzas, la fiscalización, la diferencia en Córdoba, el resultado de la provincia de Buenos Aires y los votos del norte son insumos de las conversaciones frenéticas que marcan la hoja de ruta de los candidatos hacia el 19N.
Pero, ¿y si no depende solo de los candidatos? La micromilitancia, visibilizada como nunca en esta campaña, puede convertirse en el último penal. El voto de un amigo o una tía vale doble. No se juega solo el futuro de Massa o de Milei.
El debate es visto como una oportunidad por el equipo de campaña de UP. Al margen de lo que suceda en esas dos horas de espadeo discursivo, Massa y su círculo de confianza entienden que es un acontecimiento que les permitirá plantear la disyuntiva electoral en los términos que pretenden: una disputa mano a mano, entre dos personas, Massa contra Milei, sin acompañantes ni adherentes.
Dos lecturas se desprenden de esa estrategia. La primera, menos novedosa: para seducir al votante indeciso Massa necesita escindirse del kirchnerismo y del gobierno que integra. La otra: en UP llegaron a la conclusión de que les conviene confrontar con Milei, en solitario, sacar ventaja de ese contraste. Para eso, necesitan correr de la escena a Mauricio Macri, Patricia Bullrich y el resto de los halcones de JxC. El pacto de Acassuso llenó al libertario de contradicciones pero también le aportó algo que necesitaba, músculo político y una buena dosis de gobernabilidad.
Milei no quiere que Massa lo interrumpa en el debate. Su objetivo de mínima será no perder la calma, superar el psicofísico.
Milei sabe que un tropiezo en el debate puede costarle la elección. A punto tal que cerró la agenda de las últimas 48 horas para prepararse y solicitó, vía sus apoderados, una aclaratoria de las reglas de la contienda. No quiere que Massa lo interrumpa. Su objetivo de mínima será no perder la calma, superar el psicofísico. Un dirigente cercano a Bullrich le hizo llegar una recomendación para hacer enojar a Massa: que le diga “ventajita” todas las veces que pueda.
El debate también es importante, coinciden en las dos veredas, porque instalará la agenda de la última semana. Massa hará todo lo posible para que se hable de Milei. El libertario procurará que el foco esté puesto en el ministro de Economía. Una corrida cambiaria, similar a la de los días previos al 22 de octubre, lo ayudaría en ese propósito. El diablo vive en los detalles.
Apoyos y compromisos
Los equipos de Milei y de Macri trabajan de manera coordinada desde la semana posterior a las generales. El foco está puesto en la fiscalización. Macri y Bullrich designaron como enlaces a Paula Bertol y Damián Arabia. También se involucró el exministro de Transporte Guillermo Dietrich, que en caso de cogobierno macrimileísta pujará por un cargo relevante. Mauricio Macri, cuentan en el Pro, pediría para su fuerza el nuevo Ministerio de Infraestructura. ¿Alcoyana-Alcoyana?
La colaboración de Pro no termina ahí. Los intendentes de la provincia de Buenos Aires optaron en público por la neutralidad, pero dieron vía libre a sus funcionarios y dirigentes de confianza. Buena parte de las segundas líneas de municipios grandes, como Tres de Febrero, Mar del Plata y Vicente López, jugarán por Milei.
La contracara de ese fenómeno es el respaldo a Massa de la línea de la UCR que responde a Gerardo Morales y Martín Lousteau. Entre los radicales de Evolución, la corriente interna que encabeza el senador por la Ciudad de Buenos Aires, listan unos 350 intendentes de todo el país que pondrán sus estructuras en favor del candidato de Unión por la Patria.
El tablero geográfico ofrece algunas otras claves. ¿Dónde se define la elección? Si la diferencia en Córdoba es de 70% a 30% a favor de Milei, como lo fue en 2015 a favor de Macri, Massa necesitará de una ventaja de 10 puntos en la provincia de Buenos Aires, 55% a 45%, para emparejar el partido, todo dentro de lo esperable. El oficialismo requeriría, en ese caso, de una diferencia muy grande en el NOA, para revertir las derrotas casi aseguradas en las zonas Centro, Cuyo y NEA. En un escenario de paridad extrema, hasta los 5 puntos de La Patagonia podrían tornarse decisivos.
“Tenemos que mejorar en el interior, en provincias como Salta y Misiones, pero la elección se define acá, en la provincia de Buenos Aires”, dice un dirigente que trabaja en el diseño y la ejecución de la campaña de Massa. Todo punto porcentual arriba de 55% en el distrito más grande del país acercará al ministro al objetivo. El equipo del gobernador Axel Kicillof tiene identificadas las mesas en las que hay más margen para crecer. Están en su mayoría en los municipios donde se registró mucho corte de boleta a favor del candidato a intendente de UP y en detrimento de Massa, como Pilar, San Fernando y Ezeiza. En el laboratorio electoral del oficialismo creen que ya no se puede crecer a partir de un aumento de la participación. A Massa no le queda otra que ir a buscar los votos de Bullrich y de Juan Schiaretti, un enemigo inesperado.
A Massa no le queda otra que ir a buscar los votos de Bullrich y de Juan Schiaretti, un enemigo inesperado.
Para que esos esfuerzos tengan sentido, UP procura acotar la paliza en Córdoba. Diego Bossio, uno de los armadores de la candidatura presidencial de Schiaretti, opera como nexo de Massa con el peronismo cordobés. Las esperanzas están puestas en que el gobernador electo, Martín Llaryora, habilite el juego de los intendentes del norte de la provincia en favor del peronismo. El radicalismo de Lousteau aportaría la colaboración del intendente de Río Tercero, Marcos Ferrer. El candidato de UP no la tiene fácil. Parte de un piso muy bajo, 13%. Encima Milei hará ahí su cierre de campaña.
Las encuestas no hacen más que reforzar la certidumbre de partido parejo. El agregador de sondeos de intención de voto que elabora el bioquímico Rodrigo Quiroga, uno de los que más se aproximó a los resultados de la primera vuelta, muestra que las curvas de Massa y Milei acaban de confluir en torno de los 50 puntos. Para el infarto.
GS/DTC
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