Siete llamadas al 911, dos atropellados, denuncias borrosas y videos, las contradicciones del caso Píparo
Siete llamadas al 911 que alertan por un robo de motochorros, dos denuncias borrosas en comisarías, una persecución, dos jóvenes arrollados por un auto, funcionarios que intervienen, videos caseros que registraron las escenas, 400 horas de cámaras de seguridad y una larga lista de pericias. Con todas estas pruebas cuenta la fiscal que investiga lo que ocurrió la madrugada de Año Nuevo con la diputada bonaerense Carolina Píparo y su marido. De cómo las pongan en orden y las valore dependerá la gravedad de la calificación del posible delito y la onda expansiva política que pueda sufrir la también funcionaria de Juntos por el Cambio. Los abogados de los chicos lastimados creen que las próximas horas serán decisivas en el curso posterior de la causa y por eso pedirán nuevas medidas.
Las imprecisiones del relato en los documentos judiciales complican la elaboración de una línea de tiempo certera. Los horarios de las denuncias y los testimonios no concuerdan. Al ponerlos todos juntos se puede reconstruir al menos los hechos más importantes. La historia empezó a la 1.40 de la mañana en la puerta de la casa del suegro de Píparo. Allí es que, según la versión de la diputada, seis hombres en tres motos la abordaron con armas y le sacaron su celular y 20.000 pesos. Para la fiscal María Eugenia Di Lorenzo ese hecho está probado. Aunque aún no haya encontrado imágenes, los testimonios y los reclamos al 911 de los vecinos les parecen verosímiles. Lo que le resulta más complicado de entender es lo que sucedió después.
Las imprecisiones del relato en los documentos judiciales complican la elaboración de una línea de tiempo certera. Los horarios de las denuncias y los testimonios no concuerdan.
Luego de que un patrullero llegara al lugar del robo y les recomendara hacer la denuncia en la comisaría, Pìparo y su marido, Juan Ignacio Buzali, salieron a las 2.50, en su Fiat 500L negro, rumbo a la zona de la seccional 1ra. La diputada declaró que en el camino creyeron ver a quienes los habían asaltado. “Mi marido los empezó a seguir y yo llamé al 911. Les dije que tenía adelante a los que me robaron, que vengan. Los perdimos en un semáforo y luego al doblar una esquina, nos encontramos con cinco motos. Le dije a mi marido: ‘Nos roban, nos matan’. El trató de salir por un costado y chocamos. Ahí se nos vinieron encima”. Ese relato termina cuando llegan a un control policial en la Plaza Moreno, donde detuvieron el auto.
“Ni yo ni mis amigos somos ningunos chorros, somos todos trabajadores”, explicó Luis Lavalle, el atropellado, que tiene 23 años y atiende un lavadero y reparte pizzas de noche con su moto. Contó que venía junto a un grupo de amigos de una celebración con quema de muñecos. Que iba por la calle 21 y al doblar en la 39 escuchó el motor de un auto que aceleraba y sintió que lo chocaron, que voló por el aire y su cabeza pegó contra el suelo. Dijo que sus amigos le gritaban al auto negro y se le fueron encima porque él y el joven de 17 años que iba detrás suyo quedaron tirados mientras la moto era arrastrada por el Fiat. Cuando por fin se desenganchó, un grupo de sus amigos se quedó con ellos y otro siguió al auto hasta que se detuvo en el control policial.
Es ahí donde apareció una mujer que grabó a Píparo y a su marido sin reacción, acompañados por el el secretario de Seguridad de La Plata, Darío Ganduglia. Píparo dijo que Ganduglia llegó ahí porque estaba dando vueltas por la zona. “¿Qué moto? Lo habrá atendido del SAME. Bueno, ahora vemos”, le contestó Ganduglia a la mujer que lo seguía con su celular y los increpó después de haber atropellado a los chicos. En esa imagen ya se puede ver la trompa del auto de Píparo abollada.
A las 4 de la mañana los Píparo llegaron por fin a la comisaría. Les tomaron la denuncia con un horario inexacto (dice que el robo fue a las 2.30 y que esa declaración se las toman a las 3). Los policías que estaban allí declararon en la Fiscalía que la pareja pidió ir varias veces al baño y que allí vomitaron. Los que tuvieron que limpiar los vómitos dijeron que tenían un fuerte olor a alcohol. Esto complica al marido por ser el que conducía, pero también a Ganduglia y a los agentes de control de tránsito que habían estado en la plaza, por no hacerle a Buzali el test de alcoholemia. Para el estudio toxicológico recién le sacaron sangre 30 horas después.
Otro de los temas que salpican a Ganduglia es la entrega a los medios de imágenes editadas de las cámaras de seguridad de los momentos previos al choque. Luego de eso, se hicieron allanamientos en el Centro de Operaciones y Monitoreo de La Plata para hallar las cintas completas.
Al salir de la comisaría, cerca de las 7 de la mañana y en pleno día, Píparo y su marido se encontraron con la madre de uno de los chicos atropellados. “Carolina, cuando sucedió lo de tu hijo Isidro todos te acompañamos. Tus hijos valen lo mismo que los míos”, le dijo a la diputada en la puerta de la seccional. Se refería a la tragedia que sufrió Píparo en 2010, cuando tras una salidera bancaria fue baleada y una semana después perdió un embarazo.
Carolina, cuando sucedió lo de tu hijo Isidro todos te acompañamos. Tus hijos valen lo mismo que los míos”,
La primera versión que dio Píparo sostenía que los jóvenes atropellados tenían relación con el robo que sufrió. De hecho, públicamente, su abogado, Fernando Burlando, sostuvo los argumentos hasta que la propia Justicia desligó del asalto a los jóvenes. “Vamos a pedir que se investigue si tienen algún tipo de relación con los motochorros que los asaltaron”, declaró. También sostuvo en su recorrida por los canales TV que había sido un “accidente de tránsito” y remarcando que debería entenderse como “lesiones culposas (sin intención de realizarlas)” y dijo que lo que estaba sucediendo con sus clientes era “por cuestiones políticas”.
La jueza de Garantías que interviene en la causa, Marcela Garmendia, fue recusada de inmediato por los abogados de los jóvenes lastimados. Ella es la madre de Juan Manuel Martínez Garmendia, quien comparte el Gabinete municipal de Julio Garro, con Píparo y Ganduglia. En las últimas horas contestó que no se apartará del caso porque entiende que ninguno de los argumentos esgrimidos suponen que no pueda cumplir con su “imparcialidad e independencia”. Para los abogados fue un golpe duro porque esperaban otra respuesta.
“Ahora queremos saber todo lo que pasó esa noche. Vamos a pedir que nos den todas las llamadas de los teléfonos de Píparo, del marido, de Ganduglia, para ver si hubo intención de cubrir lo que ocurrió y por qué los funcionarios llegaron al lugar del hecho”, explicó a elDiarioAR, el abogado Rodolfo Baque, que defiende al menor atropellado.
“Vamos a pedir que se le hagan exámenes completos. No se le realizaron ni resonancias en las partes del cuerpo donde manifiesta que siente mucho dolor, ni tomografía computada de cabeza y columna. Luis manifiesta haber perdido movilidad en el cuello y sufrir síntomas compatibles con una lesión de impacto medular”, dijo a este diario el abogado de Lavalle, Martín de Vargas, luego de que su defendido fuera revisado por médicos. La gravedad de las lesiones está directamente vinculada con la calificación de un delito. En el caso de las lesiones leves no serían de penas de cumplimiento efectivo. Y los abogados, al entender que Buzali aceleró el auto con intención de lastimar a los motociclistas, pidieron que se cambie la carátula a “tentativa de homicidio”.
Píparo fue elegida diputada provincial en 2017, luego de encabezar la lista de Juntos por el Cambio. Es una de las referentes de su espacio en La Plata y también dirige la Secretaría de Asistencia a la Víctima y Políticas de Género del municipio. Luego de estos episodios en los que estuvo vinculada junto a su marido, desde distintos sectores políticos pidieron su renuncia. Le reclaman no haberse detenido precisamente a asistir a los chicos que habían quedado tirados en la calle luego de arrastrarlos con su auto. Sus familias dijeron anoche que todavía nadie del entorno de la diputada se les había acercado para saber sobre el estado de salud de las víctimas.
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