Las azafatas obligadas a quedarse en ropa interior: “Me pidió abrir la boca y me miró los dientes por dentro como a un perro”
El pasado 5 de noviembre, Bianca, María y Mariana, junto a otras decenas de mujeres, acudieron al hotel Meliá Barajas de Madrid. Allí las había convocado la empresa de reclutamiento Meccti, que días antes había lanzado una convocatoria de selección de tripulantes de cabina para Kuwait Airways. Durante el proceso, que duró varias horas, el reclutador lanzó a las candidatas comentarios vejatorios delante del resto de mujeres.
Cuando ya había descartado a una parte de las aspirantes, el resto tuvo que entrar, de una en una, en una sala, donde tuvieron que quedarse en ropa interior y exponerse a que una reclutadora examinara sus cuerpos, como reveló este lunes elDiario.es. “Me pidió que abriera la boca y miró dentro como si fuera un perro, casi me mete el ojo en la boca para verme los dientes. Me dijo algo así como 'servirá'. Me sentí súper humillada”, recuerda Bianca, de 23 años, una de las candidatas con las que ha hablado elDiario.es. La Inspección de Trabajo ya investiga de oficio lo sucedido.
Bianca recuerda algunas de las frases que el reclutador lanzó a algunas chicas. “No nos gusta tu sonrisa”, le dijo a una de las candidatas. “Tienes demasiados granos”, espetó a otra. “A una chica que tenía un buen examen de inglés le dijo que pesaba demasiado, que había pasado la prueba, pero que si no perdía dos o tres kilos no podía trabajar. A otra le dijo que si perdía 6 kilos para enero estaba dentro”, relata.
Me quedé en sujetador. Ella decía que era para ver que no teníamos cicatrices, marcas de nacimiento, tatuajes... Iba dando la vuelta para mirar exageradamente mi cuerpo
Cuando fue su turno a solas en la sala, la reclutadora le pidió que se subiera el vestido que llevaba. “Me lo subí un poquito, me llegaba hasta justo por debajo de la rodilla y ella me lo subió hasta las bragas. El vestido tenía una cremallera por la espalda y me pidió que me lo bajara hasta la cintura. Me quedé en sujetador. Ella decía que era para ver que no teníamos cicatrices, marcas de nacimiento, tatuajes... Iba dando la vuelta para mirar exageradamente mi cuerpo”, cuenta Bianca, que describe la situación como humillante, “tan surrealista en ese momento que no lo estaba asimilando”.
Meccti es una empresa de Oriente Medio con varias sedes en Rumanía, Eslovenia, Túnez y Turquía, aunque no aclara cuál es su país de origen. En su perfil de Instagram pueden consultarse sus próximas convocatorias, como la de Yakarta (Indonesia) en enero, y también las pasadas, como la que sucedió en Madrid el 5 de noviembre. En su página web, Meccti se define como la empresa “líder en la prestación de servicios de contratación y formación a compañías aéreas internacionales”. “La compañía está especializada en trabajar con cada socio para desarrollar una estrategia personalizada y soluciones adaptadas a las necesidades específicas de la organización”, dicen.
Según su explicación, la empresa comenzó en 1997 bajo el nombre Middle East Cabin Crew Training International. En su página aparecen varias aerolíneas colaboradoras, como Kuwait Airways, Qatar Airways, Etihad, Saudi Arabian Airlines o Spice Jet.
elDiario.es ha intentado durante semanas ponerse en contacto sin éxito tanto con Meccti como con Kuwait Airways a través de llamadas telefónicas, correos electrónicos, redes sociales e incluso a través de la embajada de Kuwait en Madrid.
“Me dijo si podía adelgazar unos kilos”
Mariana, de 23 años, también recuerda algunas de las frases que el reclutador dijo a otras candidatas. “A una chica que hablaba siete idiomas la descalificó por tener una mini cicatriz en la ceja y le dijo que no le importaban sus siete idiomas, que no cogen a gente con cicatrices. A otras las eliminó por los lunares en la cara. A otra por tener gafas y brackets, a otra le dijo que era porque no le gustaba ni su piel ni su sonrisa”, cuenta. Los comentarios sobre el peso de las chicas, apunta, eran frecuentes.
La segunda fase, apunta, fue la más humillante. Fue entonces cuando tuvo que entrar a una sala y quitarse la ropa para que la reclutadora la viera. “Antes, me apoyó en la pared para medirme. Vi que había otra chica que estaba como la cara medio lavada, pero ya vestida. El reclutador entró entonces y me volvió a medir y a preguntar por mi estatura. Me dijo: tienes manchas en la cara, no me gusta. Me di en la cara para que viera que era maquillaje. Me pidió si podía sonreír y me miró dentro y fuera de la boca para ver mis dientes. También me preguntó si podía quitarme las gafas, que no solían contratar gente con gafas”, relata a elDiario.es.
Ya desnuda, solo delante de la reclutadora, la mujer le pidió que se desabrochara la parte de arriba de la camisa. “Me miró por delante y por detrás fijamente. Iba apuntando en un cuaderno mientras daba una vuelta entera a mi cuerpo y yo en sujetador con la falda y las medias. Te sientes un animal de zoo”, se queja.
Sacó una tabla, me volvió a medir y me dijo que mi peso máximo son 64 kilos y que si me importaba adelgazar unos kilitos antes de irme a Kuwait
De nuevo vestida y de vuelta en otra parte de la sala, Mariana presenció cómo el reclutador, esta vez el hombre, volvía a la carga: “Sacó una tabla, me volvió a medir y me dijo que mi peso máximo son 64 kilos y que si me importaba adelgazar unos kilitos antes de irme a Kuwait. Le miré sin saber qué decirle y me repitió la pregunta. Le respondí que vale, dudando”.
Mariana escuchó cómo el reclutador se dirigió a la chica con la que coincidió dentro de la sala: “Le dijo que no le gustaba ni con maquillaje ni sin él, que tenía mucho vello facial y que Kuwait no contrata gente con vello. También vi cómo medían a otra chica y a mí me volvieron a preguntar por mi peso”.
Aunque Mariana pasó a la última prueba, un test de inglés, finalmente el reclutador le anunció que no había superado el proceso, aunque no le explicó por qué. “Me dijo que le había decepcionado y que tengo un cuerpo de montaña rusa, con curvas, que no les gustaban las chicas así y que si seguía así jamás sería contratada en una aerolínea”. Mariana quedó eliminada de la selección. Recuerda que a otras chicas, que tampoco siguieron adelante en el proceso, les propusieron adelgazar seis kilos de aquí a enero, engordar un poco o quitarse tatuajes.
A María, de 19 años, la reclutadora también le pidió que se quitara blusa y pantalón para examinar su cuerpo. “Luego me llevó a una pared donde habían un metro para medirme, me preguntó el peso. Miran si estás en el peso que quieren para tu altura. También me hicieron abrir la boca para mirarme los dientes”.
Me pusieron debajo de una luz para verme bien y solo así la pudieron ver porque es una cicatriz pequeña. Me dijo que si quería entrar me la tenía que quitar con láser
Durante el examen, la seleccionadora vio una pequeña cicatriz en su frente: “Me pusieron debajo de una luz para verme bien y solo así la pudieron ver porque es una cicatriz pequeña. Me dijo que si quería entrar me la tenía que quitar con láser. Le dije que sí, pero no lo iba a hacer ni en broma”. En cualquier caso, María, como Bianca y Mariana, fue descartada del proceso.
La Inspección de Trabajo ya investiga tanto la oferta de empleo como lo ocurrido en el proceso de selección. La Inspección tuvo noticias de lo sucedido hace varias semanas y comenzó una actuación de oficio, puesto que, de momento, no consta denuncia de ninguna afectada. Estudia, además, si los hechos pueden ser constitutivos de delito para, si es así, remitirlos a la Fiscalía.
“Es una conducta intolerable que atenta contra la dignidad y los derechos fundamentales de esas mujeres. Incurre en una discriminación en el acceso al empleo, recaba datos absolutamente irrelevantes para el proceso de selección. Un proceso no puede discurrir sobre elementos discriminatorios ni sobre datos sensibles, personales. En este caso, además, dieron un paso más con un comportamiento vejatorio”, aseguraba a elDiario.es el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey.
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