Clases presenciales
Entre la incertidumbre y la ilusión de regresar a la presencialidad: qué decirles a los chicos que volvieron a tener clases virtuales
Si bien muchos chicos volvieron a las clases presenciales en CABA, muchos otros que van a la escuela en Provincia de Buenos Aires volvieron a la virtualidad con la llegada de la segunda ola de contagios de coronavirus en la Argentina.
El 2020 fue un año de muchos aprendizajes para el sistema educativo, debieron acostumbrarse a la “nueva normalidad”, a aprender a través de una computadora o dispositivo, una forma distinta de educar y de relacionarse entre docentes y estudiantes. Ahora, tras la reciente suspensión de la presencialidad en el AMBA, los expertos recomiendan tratar ciertas cuestiones con los chicos, en medio de una incertidumbre constante.
El uso de barbijos, distancia social, lavado de manos, ventilación cruzada y desinfección de los espacios comunes fueron esenciales y se incorporaron a las rutinas de las escuelas para poder garantizar una presencialidad segura. Sin embargo, eso no fue suficiente y el aumento de casos positivos empujó al Gobierno a suspender las clases y seguir la educación vía virtual. Entonces apareció el miedo de no volver a ver a “las seños”, los amigos y a la escuela.
“Desde lo psico-socio-emocional me parece muy importante hacer todo lo posible para que no cierren las escuelas, como hicieron muchos países, o que cierren parcialmente según criterios de muchos contagios”, comenta en diálogo con elDiarioAR la psicóloga Maritchu Seitún (MN 50439 - MP Bs As 96074), experta en crianza, que integra y coordina los equipos de Psicología de Niñez y Adolescencia del Centro Médico Domingo Savio en San Isidro. “No es lo mismo un niño de 3 años, que uno de 7 o de 12”, asegura y recomienda ayudar a más chiquitos “a través del juego o de un cuento”. A partir de los 8 “podemos contarles la medida que tomó el presidente, dando nuestra opinión con tranquilidad, y explicándoles que hoy la tarea de todos es cuidarnos para que bajen los contagios”. Con los adolescentes “podemos hablar más francamente. En todos los casos es importante sostener el dolor, la frustración, el enojo de ellos y no cargarlos con los nuestros”, agrega Maritchu.
Los chicos tienen que saber que no corren riesgo y tampoco sus padres, que estamos cuidándonos. Sin alarmarlos de más, ni relajándolos de más
Cuánto los afecta y qué consecuencias pueden tener
“Va a depender de muchos factores: de cómo los acompañemos y manejemos el tema, de la duración de esa interrupción, de que tengan oportunidad de jugar para procesar, de moverse y hacer ejercicio, de hablar del tema, etc. Ahora temen que dure una eternidad como el año pasado, por eso la reacción es muy fuerte”, asegura la especialista en crianza y recomienda hablar de “por ahora”,“ lo están revisando”, “esperemos para saber”, porque “si nos desesperamos los dejamos a ellos sin sostén”.
En relación con las formas de transmitirles información clara acerca de la pandemia y de las medidas de prevención, Seitún dice que “ellos tienen que saber que no corren riesgo y tampoco sus padres, que estamos cuidándonos para que no haya tanta gente internada y para bajar la curva de contagios. Sin alarmarlos de más, ni relajándolos de más”.
Teletrabajo y clases virtuales
Muchos hogares se han convertido el año pasado en escuelas, madres en maestras y padres en profes de educación física. Este lunes, varias familias sintieron un “déjà vu”. “La vuelta al trabajo en casa nos trae a todos mucha incertidumbre, nos obliga a volver a organizarnos”, resume Melina Furman, bióloga y doctora en educación e investigadora del Conicet. Y recomienda que, en las casas, mientras se desarrollan las clases virtuales, “los chicos necesitan tener su espacio fijo para estudiar con tranquilidad, espacios con luz. Tratar de ayudarlos y organizar sus rutinas, que mantengan un horario para levantarse como cuando van al colegio, de cambiarse, estar cerca de ellos en caso de que los padres o uno de ellos trabajen en casa, que haya algún adulto cerca disponible para cuando tengan conexiones por si necesitan ayuda”. Asegura que hay que darles tranquilidad, “trasmitirles que esto es temporario y que van a volver a la presencialidad. Hay que tratar de mantener la rutina del aprendizaje”.
Zoom en Jardín de infantes
Para los chicos de jardín de infantes la experiencia de trabajar con sus compañeros y maestras a través de una pantalla, en muchos casos, “no funcionó el año pasado”, asegura Furman. “A pesar de la creatividad pedagógica que le pusieron las maestras donde hacían cosas muy creativas, muy lúdicas en muchos casos, pero aun así para muchos niños no terminaba de resultar y creo que hay que respetarlos y de a poco ayudarlos para que se conecten, acompañarlos y tener paciencia para que le encuentren la vuelta al trabajo a distancia”.
Después de dos meses de clases presenciales en algunos casos, no es fácil volver a foja cero. “Ya venían acostumbrándose a esta nueva rutina de poder vivir parte de los días en compañía de sus pares. Por supuesto que es difícil desarmar ese camino y va a tener consecuencias, pero me parece que lo mejor que podemos hacer como adultos es tratar de traer calma, de darles apoyo para que sepan que esto es temporario y que en el mientras tanto tenemos la necesidad de cuidarnos, lo que estamos haciendo vale la pena para disminuir la cantidad de casos y que en estos días en casa vamos a seguir aprendiendo”.
Docentes en la era virtual
Para los docentes “esto implica volver a repensar sus clases, por supuesto que esto ya venía pasando porque muchas burbujas se tenían que cerrar por unos días, entonces ya trabajaban bajo una modalidad mixta. En ese sentido es volver a lo del año pasado, ojalá sean sólo unas semanas de trabajar a distancia”, cierra Furman.
NB
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