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Diez años de los succionadores, el “fenómeno social” que ayudó a sacar al clítoris del armario

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Ana Requena Aguilar

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La primera vez que María (nombre ficticio) tuvo un orgasmo fue con 43 años. Y no fue con ninguna pareja, sino con un succionador de clítoris. Para entonces, ya llevaba años con su marido y tenía dos hijos: “Al principio pensaba que era normal no tener orgasmos, que a las mujeres nos costaba más, y llegué a pensar que el placer que sientes en algunos momentos era eso. Cuando me compré el succionador descubrí que no”.

Ese descubrimiento sucedió hace tres años y lo propició el boom de un tipo de juguete sexual muy concreto: los succionadores que, por primera vez, ofrecían placer a través de un objeto que ni tenía forma fálica ni estaba pensado para penetrar, sino para estimular el clítoris. Lo hacían a través de una nueva tecnología de ondas sónicas, que cumple ahora una década. Su popularidad ha convertido a estos juguetes en todo un fenómeno social que ha servido para romper el tabú de la masturbación femenina, acercar a las mujeres a su placer y sacar al clítoris del armario.

“Hace diez años no vendía ni uno”. Habla la dependienta (y sexóloga) de una tienda erótica de una gran ciudad española. En una década, cuenta, los succionadores de clítoris han pasado de ser un extraño en su repertorio de ventas a un “básico”. “Tardé como dos años en empezar a venderlo. La gente no lo veía claro, porque cuando lo pruebas en la mano casi no notas nada, y porque en el imaginario social un juguete sexual era algo que penetraba”, cuenta. Cuando los succionadores comenzaron a popularizarse en redes sociales y se extendió el boca a boca, empezó el boom.

"Tardé como dos años en empezar a venderlo. La gente no lo veía claro, porque cuando lo pruebas en la mano casi no notas nada, y porque en el imaginario social un juguete sexual era algo que penetraba", cuenta la dependienta de una tienda erótica. Cuando los succionadores comenzaron a popularizarse en redes sociales y se extendió el boca a boca, empezó el 'boom'

La primera marca en comercializar un succionador fue Womanizer. La empresa compró la patente registrada por Michael y Brigitte Lenke que, unos años antes, se habían propuesto crear una tecnología que garantizara el orgasmo a quien tuviera clítoris. Su Pleasure Air Technology consiste en generar ondas de aire que estimulan todas las terminaciones nerviosas del clítoris sin necesidad, incluso, de tocar su parte más externa, el capuchón. Después, otras marcas aplicaron tecnologías similares para crear sus succionadores. Fue el caso de Satisfyer, la marca que más popularidad ha alcanzado.

“Detectamos un importante vacío en el mercado de productos diseñados para aumentar el placer sexual de la mujer mediante la estimulación directa del clítoris. La tecnología de succión se originó en el deseo de crear una experiencia sin contacto que imitara el sexo oral, estimulando el clítoris mediante pulsaciones de aire en lugar de vibraciones directas.

Detectamos un importante vacío en el mercado de productos diseñados para aumentar el placer sexual de la mujer mediante la estimulación directa del clítoris. La tecnología de succión se originó en el deseo de crear una experiencia sin contacto que imitara el sexo oral, estimulando el clítoris mediante pulsaciones de aire en lugar de vibraciones directas

Elisabeth Neumann Jefa de producto de Womanizer

Este enfoque hizo que la estimulación fuera más precisa, suave y profundamente placentera para muchas mujeres“, asegura a elDiario.es la jefa de producto de Womanizer, Elisabeth Neumann. La marca lanzó su primer succionador en 2014 y, desde entonces, ha ido incrementando su oferta e incluyendo actualizaciones de la tecnología y nuevas prestaciones. Actualmente, señala, tienen nueve modelos en el mercado y los succionadores representan ”la mayor parte“ de sus ventas e ingresos.

Abrir la conversación

Yania Concepción Vicente, psicoterapeuta y educadora sexual, está convencida de que los succionadores han abierto una nueva conversación sobre el placer, y han ayudado a derribar la idea de que “el orgasmo está en la vagina”. “Al abrir esa conversación sobre que tenemos un órgano únicamente diseñado para nuestro placer y que también podemos disfrutar a solas, desde la sexología hemos podido acompañar a muchas mujeres a conocer más su sexualidad y a que vean esa parte íntima como algo poderoso, algo que les pertenece”. Si bien quedan tabúes y pudor “al explorarse”, Concepción constata que muchas mujeres hablan ahora con naturalidad de algo que antes era infrecuente. El clítoris es ahora el protagonista.

Yania Concepción Vicente, psicoterapeuta y educadora sexual, está convencida de que los succionadores han abierto una nueva conversación sobre el placer, y han ayudado a derribar la idea de que "el orgasmo está en la vagina"

En sus talleres, la sexóloga Pitu Aparicio ha visto esa evolución en la conversación sobre masturbación y clítoris: “Los succionadores han dado la visibilidad y el espacio para quitar la vergüenza que antes existía. Ahora hay mujeres que están tomándose birras o que están en comidas familiares y que hablan de masturbación, de lo que les gusta o de lo que no, o planeando regalar a una amiga juguetería erótica”. En esos talleres hay mujeres que comparten el asombro por sus primeros orgasmos a solas después de años en pareja y también aparecen los relatos de otras que hablan del escepticismo de sus novios o de quienes los introducen en sus relaciones como un elemento que añade excitación y placer.

Lelo es otra de las marcas que apostó por la juguetería erótica en 2004, cuando “la sexualidad y el placer femenino eran temas muy tabú en la sociedad”, recuerda Adriana di Ipolito, portavoz de la marca. Desde 2019, sin embargo, notaron “una evolución exponencial” ligada al boom de los succionadores. “A partir de ahí se han derribado muchas barreras normalizando conversaciones, aportando valor e información sobre educación sexual y autoconocimiento que prácticamente había sido nulos hasta la fecha, y abriendo nuevas puertas para que el bienestar sexual pueda ocupar un lugar relevante en la vida de las personas y en la opinión pública sin vergüenza ni tabúes”, dice Di Ipolito. En la última década, sus cuatro productos más vendidos han sido succionadores.

Dudas y certezas

¿Cómo funciona la tecnología detrás de los succionadores? Pitu Aparicio explica que el nombre del juguete puede llevar a confusión, porque no succionan sino que expulsan aire, “esas ondas tan frecuentes generan el efecto de que estás siendo succionada, como si tu capuchón fuera hacia atrás, pero en realidad es que el aire hace que tu clítoris se hinche más rápidamente”.

Las experiencias con los succionadores son variadas. Hay quien habla de ellos como un punto de inflexión en su vida sexual o en su autoconocimiento. “Me ha ayudado a explorar de forma más profunda el placer sexual a través del clítoris y a tener orgasmos más rápidos e intensos”, dice Ana. Claudia cuenta que los orgasmos en pareja le eran difíciles y que tampoco solía masturbarse: “Fue a raíz de usar uno que empecé a conocer más mi cuerpo en sentido sexual”. Tenía 34 años y fue la primera vez que tuvo un orgasmo. Pero también hay quienes, después de probarlos, prefieren otro tipo de juguetes. “No me ha convencido tanto”, asegura Loles. Para Carol, la estimulación del succionador es demasiado intensa, incluso molesta: “Me quedo con mi vibrador”.

La sexóloga Pitu Aparicio subraya que es clave entender que hay procesos de excitación distintos y que es irreal esperar conseguir los orgasmos de la misma manera y en el mismo tiempo con un succionador que con una pareja. Apuesta, eso sí, por no sentir culpa porque algo sirva para el placer y el disfrute

“A muchas mujeres que son especialmente sensibles en la estimulación del clítoris no les gusta o no pueden utilizar un succionador porque la potencia es muy fuerte o hay gente que prefiere la mano porque les da el ritmo que pueden sostener. Pero también hay a quien le encanta utilizarlo mientras le penetran la vagina o el ano, o hacer estimulación solo de clítoris directamente con diferentes potencias, o doble penetración más estimulación de clítoris... Hay de todo y todo es válido, lo bueno es que cada persona con clítoris se conozca”, explica la sexóloga Yania Concepción Vicente.

El uso de los succionadores ha supuesto, también, la llegada de algunas dudas y temores. ¿Hacen que el clítoris pierda sensibilidad?, ¿pueden generar cierta dependencia? y otras preguntas similares se han abierto paso entre grupos de amigas, sexólogas y cuentas de redes sociales. “Puede crear cierta dependencia por la potencia que tienen”, dice Yania Concepción, por eso ella invita a explorar diferentes estímulos –mano, boca, distintos juguetes– para no desensibilizar. A su consulta llegan mujeres preocupadas porque no alcanzan el orgasmo sin succionador o bien están condicionadas a que si no tienen juguetes no podrán llegar a uno. Variar estímulos y reconocer los diferentes tipos de placer es uno de los ejercicios que la experta les 'prescribe'.

Pitu Aparicio cree que todo depende de la cantidad de veces que se usen estos juguetes. “Si solo te masturbas de esa forma vas a notar que luego te puede costar orgasmar porque el estímulo de la lengua o mano de tu pareja o de la tuya no tiene esa intensidad”. La sexóloga subraya que es clave entender que hay procesos de excitación distintos y que es irreal esperar conseguir los orgasmos de la misma manera y en el mismo tiempo con un succionador que con una pareja:

“Estamos buscando el mismo sexo que tenemos cuando nos masturbamos, con ese mismo impulso y rapidez y eso no puede ser”. Aparicio apuesta, eso sí, por no sentir culpa porque algo sirva para el placer y el disfrute. “Tendría más en cuenta que, igual que durante la semana intentas medir no comer todo el rato lo mismo, pues hacer aquí lo mismo”, añade.

Como en otros asuntos –menopausia, endometriosis, vacunas y ciclo menstrual...–, faltan estudios sobre el cuerpo de las mujeres. La marca Lelo, que comenzó a comercializar succionadores a finales de 2017, ha sido la primera en encargar una investigación médica para analizar el impacto de estos juguetes, concretamente de uno de sus modelos.

“Se pidió a estas mujeres, que nunca habían usado un juguete, que durante tres meses hicieran un uso frecuente (2 o 3 veces a la semana) para poder estudiar si efectivamente había efectos y cuáles eran, si positivos o negativos. En resumen, y lo más importante, no se observaron cambios anatómicos en la fisionomía del clítoris, el deseo y la respuesta sexual en pareja aumentó y la intensidad del orgasmo también”, asegura Adriana di Ipolito. La muestra era de 101 mujeres. Di Ipolito destaca que, si bien cada persona puede tener una experiencia distinta, hay base para derribar “mitos y falsas creencias”.

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